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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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CUANDO EL HOMBRE. Cuando el hombre tiene miedo, se siente feliz o furioso, sus<br />

glándulas endocrinas producen hormonas que sólo influyen en su propio cuerpo. Funcionan en<br />

circuito cerrado. Su corazón se acelerará, sudará, hará muecas o gritará, o llorará. Eso es cosa<br />

suya. Los demás le mirarán sin compadecerse, o compadeciéndose porque su intelecto así lo<br />

habrá decidido.<br />

Cuando la hormiga tiene miedo, se siente feliz o furiosa, sus hormonas circulan por su cuerpo,<br />

salen de su cuerpo y entran en los cuerpos de otras. Debido a las ferohormonas, o feromonas,<br />

millones de individuos gritarán o llorarán a la vez. Debe de ser una sensación increíble<br />

experimentar las cosas vividas por los demás, y hacer que sientan lo que uno mismo siente...<br />

73<br />

EDMOND WELLS<br />

Enciclopedia del saber relativo y absoluto.<br />

Hay gran alegría en todas las ciudades de la Federación. Se ofrecen en abundancia trofolaxias<br />

azucaradas a los agotados combatientes. Sin embargo, aquí no hay héroes. Cada cual ha cumplido con<br />

su deber; bien o mal, poco importa, todo vuelve a partir de cero al finalizar las misiones.<br />

Se curan las heridas con grandes lengüetazos. Algunas jóvenes ingenuas sostienen en sus<br />

mandíbulas una, dos o tres de las patas que se les arrancaron en la refriega y que han conseguido<br />

recuperar por puro milagro. Les explican que no se las pueden volver a pegar.<br />

En la gran sala de lucha del nivel -45, unas soldados reconstruyen para quienes no estaban para<br />

verlos los episodios sucesivos de la batalla de las Amapolas. La mitad de ellas hacen de enanas, la otra<br />

mitad de rojas.<br />

Simulan el ataque a la ciudad prohibida de La-chola-kan, la carga de las rojas, la lucha contra las<br />

cabezas enterradas, la falsa huida, la llegada de los tanques, su derrota ante los cuadros de las enanas,<br />

las líneas de artilleras, el gran encuentro final...<br />

<strong>Las</strong> obreras han acudido en gran número. Comentan cada escena de la reconstrucción. Un punto<br />

retiene de forma particular su atención: la técnica de los tanques. Es cierto que su casta ha tenido que<br />

ver con ello, y según su opinión no se trata de renunciar ahora. Hay que aprender a utilizar esa técnica<br />

de forma más inteligente, no sólo practicando cargas frontales.<br />

Entre los que han sobrevivido a la batalla, la 103.683 ha salido bien librada. Sólo ha perdido una<br />

pata. Una futesa, teniendo seis a su disposición. Es algo que apenas vale la pena mencionar. La hembra<br />

56 y el macho 327, que como sexuados no han podido participar en la batalla, la llevan a un rincón.<br />

Contacto antenar.<br />

¿No ha habido problemas por aquí?<br />

No. <strong>Las</strong> guerreras con olor a rocas estaban todas ellas en el combate. Nos quedamos encerrados en<br />

la Ciudad prohibida, por si las enanas llegaban hasta aquí. ¿Y allí? ¿Has visto el arma secreta?<br />

No.<br />

¿Cómo que no? Se había hablado de una rama de acacia móvil...<br />

La 103.683 explica que la única arma a la que se han enfrentado ha sido la terrible alternaría,<br />

aunque consiguieron atajarla.<br />

No pudo ser eso lo que acabó con la primera expedición, dice el macho. La alternaría tarda mucho<br />

tiempo en matar. Además, está seguro de algo: ninguno de los cadáveres que él examinó mostraba la<br />

menor huella de esas esporas mortales. Pues entonces, ¿qué?<br />

Desconcertados, deciden prolongar la CA. Verdaderamente les gustaría ver las cosas más claras. Y<br />

hay un nuevo intercambio de ideas y opiniones.<br />

¿Por qué las enanas no han recurrido al arma que había destruido de forma tan radical a las<br />

veintiocho exploradoras? Y, sin embargo, lo intentaron todo para lograr la victoria. Si un arma<br />

semejante estaba entre sus patas, ¡bien se hubiesen servido de ella! ¿Y si no la tenían? Si aparecen

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