Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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El macho 327 lucha. Con su segmento para el diálogo sexual, emite toda clase de emociones que ni<br />
los asexuados conocen, recorriendo desde la incomprensión al pánico.<br />
Para no ensuciarse con esas ideas «abstractas», la coja, que sigue sobre su mesotomo, le raspa las<br />
antenas con las mandíbulas. Con ello le quita todas sus feromonas, en especial sus olores pasaportes.<br />
Pero, en todo caso, allí donde le llevan ya no le servirán de gran cosa.<br />
El siniestro trío avanza presuroso por los corredores menos frecuentados. La pequeña coja sigue<br />
metódicamente con su trabajo de limpieza. Se diría que no quiere que quede información alguna en esa<br />
cabeza. El macho ya no se resiste. Se prepara, resignado, a extinguirse haciendo que los latidos de su<br />
corazón sean más lentos.<br />
«¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué, hermanos?<br />
»Uno, sólo somos uno, todos unidos somos hijos de la Tierra y de Dios.<br />
«Abandonemos nuestras vanas disputas. El siglo XXII será espiritual o no será. Abandonemos<br />
nuestras viejas querellas basadas en el orgullo y la duplicidad.<br />
»El individualismo, ése es nuestro verdadero enemigo. Si ante un hermano necesitado le dejáis<br />
morir de hambre, ya no sois dignos de formar parte de la gran comunidad del mundo. Si un ser perdido<br />
os pide ayuda y socorro, y le cerráis la puerta, no sois de los nuestros.<br />
»¡Os conozco, a vosotros, con vuestra buena conciencia, envueltos en sedas! No pensáis más que en<br />
vuestra comodidad personal, no deseáis más que glorias individuales, la felicidad, sí, pero sólo la<br />
vuestra y la de vuestra familia más próxima.<br />
»Os conozco, digo. A ti, a ti, y a ti. Dejad de sonreír ante vuestras pantallas, os estoy hablando de<br />
cosas graves. Os hablo del futuro de la Humanidad. Esto no puede durar. Esta forma de vivir no tiene<br />
sentido. Lo gastamos todo, lo destruimos todo. Se talan los bosques para hacer pañuelos desechables.<br />
Todo se ha convertido en desechable: cubiertos, plumas, vestido, cámaras de fotografiar, automóviles,<br />
y sin daros cuenta también vosotros os convertís en desechables. Renunciad a esta forma superficial de<br />
vida. Tenéis que renunciar hoy, antes de que os veáis forzados a renunciar mañana.<br />
»Venid con nosotros, unos a nuestro ejército de fíeles. Todos nosotros somos soldados de Dios,<br />
hermanos míos»<br />
Imagen de una locutora. «Esta emisión evangélica se la ha brindado el padre Mac Donald de la<br />
nueva Iglesia adventista del cuadragésimo quinto día y la empresa de supercongelados «Sweetmilk.»<br />
Se ha difundido vía satélite en mundo-visión. Y ahora, antes de nuestra serie de ciencia ficción<br />
Extraterrestre y orgulloso de serlo, vean un espacio de publicidad.<br />
Lucie no conseguía, como Nicolás, dejar por completo de pensar viendo la televisión. Hacía ya ocho<br />
horas que Jonathan estaba allá abajo y seguía sin haber noticia alguna.<br />
Su mano se acercó al teléfono. Les había dicho que no hiciesen nada, pero ¿y si estaba muerto? ¿Y<br />
si había quedado atrapado entre los escombros?<br />
Aún no tenía valor para bajar. Su mano descolgó. Marcó el número de socorro de la Policía.<br />
–¿Policía...?<br />
–Te pedí que no telefoneases –dijo una voz débil y átona procedente de la cocina.<br />
–¡Papá! ¡Papá!<br />
Lucie colgó el aparato mientras en él seguía sonando una voz: «Diga, Diga. Hable. Dénos una<br />
dirección» Fuera.<br />
–Sí, sí, soy yo. No debíais de inquietaros. Ya os dije que me esperaseis tranquilos.<br />
¿Tranquilos? ¡Ésa sí que era buena!<br />
Jonathan tenía en brazos los restos de lo que había sido Ouarzazate y que ya no era más que un<br />
montón de carne sanguinolenta. Y el mismo hombre estaba transfigurado. No parecía aterrorizado ni<br />
abrumado; incluso parecía más bien sonriente. No, no era eso. ¿Cómo decirlo? Daba la sensación de<br />
que había envejecido o de que se había puesto enfermo. Su mirada era febril, el color lívido, temblaba<br />
y parecía agotado.<br />
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