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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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frente al peligro. ¿Que la oscuridad quería engullirle? Pues tanto mejor. Estaba dispuesto a ir hasta el<br />

fondo del asunto. De todos modos, no tenia nada que perder.<br />

–¡Allá voy!<br />

Fue a buscar sus herramientas e hizo saltar la cerradura.<br />

–Pase lo que pase, no os mováis de aquí. Sobre todo no intentéis llegar hasta mí ni llaméis a la<br />

Policía. ¡Esperadme!<br />

–Hablas de una forma rara. Después de todo no es más que una bodega, una bodega como tantas<br />

otras.<br />

–Yo no estoy tan seguro de eso.<br />

Iluminado por el óvalo naranja de un sol declinante, el macho 327, último superviviente de la<br />

primera expedición de caza de la primavera, corre solo. Insoportablemente solo.<br />

Hace tiempo ya que sus patas chapotean en charcas, en el barro y en las hojas húmedas. El viento ha<br />

secado todos sus labios. El polvo ha cubierto su cuerpo con un manto ámbar. Ya no siente sus<br />

músculos. Muchas de sus garras están rotas. Pero al final del carril olfativo sobre el que se ha lanzado<br />

distingue pronto su objetivo. Entre los montículos que son las ciudades belokanianas, una forma va<br />

creciendo con cada una de sus pisadas, la enorme pirámide de Bel-o-kan, la ciudad madre, que le atrae<br />

como un imán y le aspira.<br />

327 llega por fin al pie del imponente hormiguero. Levanta la cabeza. Su ciudad ha crecido aún<br />

más. Se ha iniciado la construcción de la nueva capa protectora de la cúpula. La cima de la montaña de<br />

ramitas desafía a la luna. El joven macho busca un momento, encuentra a ras del suelo una entrada<br />

todavía abierta y se introduce por ella. A tiempo. Todas las obreras y los soldados que trabajan en el<br />

exterior han regresado ya. Los guardias se disponen a cubrir las salidas para que el calor del interior se<br />

mantenga. Apenas ha franqueado el umbral cuando los albañiles entran en actividad y el agujero se<br />

cierra tras él, casi de golpe.<br />

Y ya está, ya no se ve nada del mundo exterior frío y bárbaro. El macho 327 ha entrado otra vez en<br />

la civilización. Ya puede fundirse con el Nido tranquilizador. Ya no está solo, es múltiple.<br />

Unos centinelas se acercan. No le han reconocido bajo la capa de polvo. Emite inmediatamente sus<br />

aromas de identificación y los otros se tranquilizan.<br />

Una obrera cae en la cuenta de sus olores de cansancio y le propone una trofalaxia, el ritual del don<br />

de su cuerpo. Todas las <strong>hormigas</strong> tienen en el abdomen una especie de bolsillo, que de hecho es un<br />

estómago secundario que no digiere los alimentos. Es el buche social. Puede almacenar comida, que<br />

permanece en él indefinidamente fresca e intacta. Puede luego regurgitarla y enviarla al estómago<br />

«normal digeridor.» O bien la escupe para dársela a un congénere.<br />

Los gestos son siempre los mismos. La hormiga oferente se acerca al objeto de su deseo de<br />

trogalaxia dándole unos golpecitos en la cabeza. Si la hormiga que es así avisada acepta, baja las<br />

antenas. Si las levanta, es signo de rechazo, no tiene hambre.<br />

El macho 327 no lo duda ni un momento. Sus reservas energéticas están tan bajas que está al borde<br />

de caer en la catalepsia. <strong>Las</strong> dos <strong>hormigas</strong> se acoplan boca contra boca. El alimento llega. La oferente<br />

regurgita primero saliva, luego jarabe y cereales. Está bueno y es un gran reconstituyente.<br />

La donación acaba y el macho se separa inmediatamente. Lo recuerda todo. Los muertos. La<br />

emboscada. No tiene un momento que perder. Levanta las antenas y espolvorea la información en<br />

finas gotitas a su alrededor.<br />

Alerta. Es la guerra. <strong>Las</strong> enanas han destruido nuestra primera expedición. Tienen una arma nueva<br />

de efectos destructores. Zafarrancho de combate. Se ha declarado la guerra..<br />

La centinela se aparta. Esos olores de alerta le producen molestias en el cerebro. Se forma un corro<br />

en torno al macho 327.<br />

¿Qué le ocurre?<br />

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