Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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Se distancia un momento y corta con precaución el tallo de la flor. Luego, apretando contra sí su<br />
descubrimiento, corre para alcanzar a sus compañeras.<br />
Sólo que ya no tiene compañeras. La expedición número uno del nuevo año está ciertamente ante él,<br />
pero en qué estado.... Desánimo. Trauma emotivo. <strong>Las</strong> patas de 327 empiezan a temblar. Todas sus<br />
compañeras yacen muertas.<br />
¿Qué ha podido ocurrir? El ataque ha debido de ser fulminante. Ni siquiera les ha dado tiempo de<br />
adoptar la posición de combate, todas están aún en la formación de «serpiente de gran cabeza»<br />
Inspecciona los cuerpos. No se ha lanzado ni una gota de ácido. <strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong> rojas no han tenido<br />
tiempo siquiera de liberar sus feromonas de alerta.<br />
El macho 327 sigue investigando.<br />
Observa las antenas del cadáver de una hermana. Contacto olfativo. No ha quedado registrada<br />
ninguna imagen química. Iban caminando y, de repente, ya no.<br />
Hay que entenderlo, hay que entenderlo. Forzosamente existe una explicación. En primer lugar,<br />
limpiar el utensilio sensorial. Sirviéndose de las garras curvas de la pata delantera, raspa sus vástagos<br />
frontales, retirando la espuma ácida que ha producido su estrés. Los repliega hacia la boca y los lame.<br />
Los seca en la pequeña espuela cepillo sutilmente colocada por la Naturaleza en la parte de arriba de<br />
su tercer codo.<br />
Luego baja sus antenas limpias a la altura de los ojos y las activa suavemente a 300 vibraciones por<br />
segundo. Nada. Incremente la vibración: 500, 1.000, 2.000, 5.000, 8.000 vibraciones por segundo. Está<br />
a dos tercios de su capacidad receptora.<br />
Recoge instantáneamente los más ligeros efluvios que flotan en los alrededores: vapores de rocío,<br />
polen, esporas, y un ligero olor que ya ha olido pero que le cuesta identificar.<br />
Acelera las vibraciones una vez más. Máxima potencia: 12.000 vibraciones por segundo. Al girar,<br />
sus antenas crean pequeñas corrientes de aire aspirantes que atraen hacia él todo el polvo.<br />
Ya está; ha identificado ese ligero perfume. Es el olor de las culpables. Si, sólo pueden ser ellas, las<br />
implacables vecinas del norte que causaron ya tantos problemas el año pasado.<br />
<strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong> enanas de Shi-gae-pu.<br />
También ellas han despertado ya. Han debido tender una emboscada, utilizando una nueva arma<br />
fulminante.<br />
No tiene un segundo que perder, hay que avisar a toda la Federación.<br />
–Un rayo láser de gran amplitud es lo que les ha matado a todos, jefe.<br />
–¿Un rayo láser?<br />
–Sí, una nueva arma capaz de fundir a distancia nuestra nave más grande. Jefe...<br />
–Piensa usted que son los...<br />
–Sí, jefe, sólo los venusinos han podido hacerlo. Esto lleva su firma.<br />
–En ese caso las represalias serán terribles. ¿Cuántos cohetes de combate nos quedan estacionados<br />
en la órbita de Orion?<br />
–Cuatro, jefe.<br />
–Nunca serán suficientes. Habría que pedir ayuda a las tropas de...<br />
–¿Quieres un poco más de sopa?<br />
–No, gracias –repuso Nicolás, completamente hipnotizado por las imágenes.<br />
–Vamos, mira un poco lo que comes o si no apagaremos la televisión.<br />
–Mamá, por favor...<br />
–¿Aún no estás cansado de esas historias de hombrecillos verdes y de planetas con nombres de<br />
marcas de detergente? –preguntó Jonathan.<br />
–Es que me interesa. Estoy seguro de que algún día encontraremos extraterrestres.<br />
–Sí, ya. Hace mucho tiempo que se habla de eso.<br />
–Han enviado una sonda hacia la estrella más cercana. Marco Polo es el nombre de la sonda. Pronto<br />
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