Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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absoluto sobre su «contacto»<br />
–Por eso Edmond insistía tanto en que Jonathan construyese todos esos trucos –interviene un<br />
bombero. Sobre todo, no quería que la gente se enterase de todo demasiado pronto. Imaginaba con<br />
horror la porquería que la televisión, la radio y los periódicos harían con semejante noticia. ¡<strong>Las</strong><br />
<strong>hormigas</strong> convertidas en una moda! Veía ya la publicidad, los llaveros, las camisetas, los espectáculos<br />
de las estrellas del rock..., todas las estupideces que se podían hacer en torno a este descubrimiento.<br />
–Por su parte, Belo-kiu-kiuni, la reina, pensaba que sus hijas querrían inmediatamente luchar contra<br />
esos peligrosos extranjeros –añade Lucie.<br />
–No, las dos civilizaciones no están aún preparadas para conocerse y, no soñemos, comprenderse...<br />
<strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong> no son ni fascistas, ni anarquistas, ni monárquicas... Son <strong>hormigas</strong>, y todo lo que<br />
concierne a su mundo es diferente de lo nuestro. Eso es lo que crea riqueza.<br />
El comisario Bilsheim es quien hace esta declaración apasionada; decididamente ha cambiado<br />
mucho desde que abandonó la superficie, y a su jefe, Solange Doumeng.<br />
–La escuela alemana y la italiana se equivocan –dice Jonathan. Porque tratan de englobarlas en un<br />
sistema de comprensión «humano» El análisis, así, resulta forzosamente burdo. Es como si ellas<br />
intentasen comprender nuestra vida comparándola con la suya. Una especie de mirmeomorfismo. Y el<br />
caso es que la menor de sus peculiaridades es fascinante. No comprendemos a los japoneses, a los<br />
tibetanos o a los hindúes, pero su cultura, su música, su filosofía son apasionantes, incluso deformadas<br />
por nuestro espíritu occidental. Y el futuro de nuestra Tierra es el mestizaje, no puede estar más claro.<br />
–Y ¡qué es lo que las <strong>hormigas</strong> pueden aportarnos culturalmente? –se sorprende Augusta.<br />
Jonathan, sin contestar, le hace una señal a Lucie. Ésta se eclipsa unos segundos y vuelve con la que<br />
parece un bote de confitura.<br />
–Miren; sólo esto ya es un tesoro. Melado de pulgón. Vamos, pruébenlo.<br />
Augusta se aventura con un índice prudente.<br />
–Hummmm..., muy azucarado... ¡Pero es muy bueno! Y no se parece en nada al paladar de la miel<br />
de abeja.<br />
–Ya lo ves. ¿No te has preguntado cómo nos las arreglábamos para sobrevivir diariamente en este<br />
doble callejón sin salida del subsuelo?<br />
–Ah, bueno, sí, precisamente...<br />
–Son las <strong>hormigas</strong> quienes nos alimentan con su melado y su harina. Almacenan reservas para<br />
nosotros ahí arriba. Pero eso no es todo; hemos copiado su técnica agrícola para cultivar setas agáricas.<br />
Levanta la tapa de una gran caja de madera. Y ahí aparecen unas setas blancas que se asientan en un<br />
lecho de hojas fermentadas.<br />
–Galin es nuestro gran especialista en hongos.<br />
Este último sonríe con modestia.<br />
–Aún tengo mucho que aprender.<br />
–Muy bien. Setas, miel... Sólo con eso deben de tener carencia de proteínas...<br />
–Quien se cuida de las proteínas es Max.<br />
Uno de los bomberos señala el suelo con el dedo.<br />
–Yo recojo todos los insectos que las <strong>hormigas</strong> meten en la cajita que hay a la derecha de la caja<br />
grande. Los hervimos para que las cutículas se desprendan. Son como gambas muy pequeñas, tanto<br />
por su gusto como por su apariencia.<br />
–Sepan ustedes que aquí, haciendo las cosas bien, existe toda la comodidad que se pueda desear –<br />
añade un policía. La electricidad la produce una minicentral atómica, cuya perspectiva de mantenerse<br />
en funcionamiento es de quinientos años. Fue Edmond quien la instaló los primeros días de su estancia<br />
aquí... El aire pasa por las chimeneas, el alimento procede de las <strong>hormigas</strong>, tenemos nuestra fuente de<br />
agua fresca y, además, tenemos una tarea apasionante. Tenemos la sensación de ser los pioneros de<br />
algo muy importante.<br />
–En realidad somos como cosmonautas que viviesen permanentemente en una base, dialogando a<br />
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