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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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trabajo de relojero que ha sido necesario para construir esta obra maestra. No sólo se han reconstruido<br />

todas las articulaciones y se las ha animado con minúsculos motores eléctricos alimentados por una<br />

pila instalada en el abdomen, sino que la antena lleva realmente once segmentos que pueden emitir<br />

simultáneamente once feromonas diferentes... La única diferencia entre el doctor Livingstone y una<br />

auténtica hormiga es que está conectado a once tubos, cada uno de ellos del grosor de un cabello, y<br />

éstos están unidos en una especie de cordón umbilical del tamaño de un hilo de bramante.<br />

–¡Prodigioso! ¡Sencillamente prodigioso! –exclama Jason, entusiasmado.<br />

–Y ¿dónde está el Profesor Livingstone?<br />

<strong>Las</strong> guerreras con olor a roca la persiguen. La 801, que está a punto de marcharse, descubre de<br />

repente una galería muy amplia y se precipita en su interior. Llega así hasta una sala enorme, en cuyo<br />

centro hay una extraña hormiga, de un tamaño claramente superior a la media.<br />

La 801 se acerca a ella con prudencia. Los olores de la extraña hormiga solitaria sólo son en parte<br />

auténticos. Sus ojos no brillan, su piel parece revestida por una pintura de color negro... La joven<br />

chlipukaniana quisiera comprender qué es. ¿Cómo es posible ser tan poco hormiga?<br />

Pero las soldados ya la han descubierto. La coja se adelanta, sola, para entablar un duelo. La 801<br />

salta sobre sus antenas y empieza a morderlas. Ruedan las dos por el suelo.<br />

La 801 recuerda los consejos de su Madre: «Mira dónde golpea el adversario con predilección, a<br />

menudo ése es su propio punto débil.. » Y, de hecho, desde que ha hecho presa en las antenas de la<br />

coja, ésta se debate furiosamente. Debe de tener las antenas hipersensibles, la desgraciada. La 801 se<br />

las rompe y consigue escapar. Pero ahora es una jauría de más de cincuenta asesinas lo que se lanza<br />

tras ella.<br />

–¿Quieren ustedes saber dónde está el doctor Livingstone? Sigan los hilos que salen del<br />

espectrómetro de masas.<br />

Observan, en efecto, que un tubo transparente, rodeando una plaza, llega hasta la pared, sube hasta<br />

el techo y finalmente se hunde en una especie de caja de madera de gran tamaño que está colgada en el<br />

centro del templo, encima del órgano. Esa caja está aparentemente llena de tierra. Los recién llegados<br />

violentan la posición del cuello para poder examinarla mejor.<br />

–Pero habías dicho que había una roca indestructible por encima de nuestras cabezas –observa<br />

Augusta.<br />

–Sí, pero también he dicho que hay una chimenea de ventilación que no se utiliza.<br />

–Y si no se utiliza –sigue el inspector Galin, es porque la hemos bloqueado.<br />

–Entonces, si no han sido ustedes...<br />

...son ellas.<br />

–¿<strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong>?<br />

–Exactamente. Una gigantesca ciudad de <strong>hormigas</strong> rojas se encuentra instalada encima de esta losa.<br />

Ya saben, las rojas, esos insectos que levantan grandes cúpulas con ramitas en los bosques...<br />

–Según las estimaciones de Edmond, hay más de diez millones.<br />

–¿Diez millones? ¡Podrían matarnos a todos nosotros!<br />

–No. No tengan miedo. No hay nada que temer. En primer lugar, porque hablan con nosotros y nos<br />

conocen. Y también porque no todas las <strong>hormigas</strong> de la ciudad conocen nuestra existencia.<br />

Mientras Jonathan pronuncia estas palabras, una hormiga cae de la caja del techo y aterriza en la<br />

frente de Lucie. Ésta intenta recogerla, pero la 801 enloquece y se pierde entre sus cabellos rojos, se<br />

desliza por el lóbulo de su oreja, baja a continuación por su nuca, se introduce por debajo de la ropa,<br />

contornea los senos y el ombligo, galopa por la fina piel de los muslos, llega hasta el tobillo y, desde<br />

ahí, salta al suelo. Trata un momento de orientarse... y corre hacia una de las bocas laterales de<br />

ventilación.<br />

–¿Qué le pasa?<br />

–Vaya usted a saber. En cualquier caso, la corriente de aire de la chimenea la ha atraído y no tendrá<br />

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