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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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–El mismo.<br />

–Es increíble... Fue a visitarme; pretendía ser un amigo de Edmond. Y bajó.<br />

–¿Que bajó a la bodega?<br />

–No te preocupes, no fue muy lejos. No pudo pasar del muro de la pirámide. Y entonces volvió a<br />

subir.<br />

–También habló con Nicolás intentando echarle la mano encima a la Enciclopedia. Bien..., pues<br />

Marc Leduc había observado que Edmond trabajaba con pasión en los croquis de las máquinas, que<br />

eran los primeros bocetos de la Piedra de Rosetta. Consiguió abrir el armario de la oficina de Edmond<br />

y tropezó con una carpeta, la Enciclopedia del saber relativo y absoluto. Ahí encontró todos los planos<br />

de la primera máquina para comunicarse con las <strong>hormigas</strong>. Cuando comprendió cómo se utilizaba esta<br />

máquina (y había allí las suficientes anotaciones como para que lo comprendiese), habló de ello con su<br />

hermano. Éste, evidentemente, se mostró muy interesado, e inmediatamente le pidió que robase los<br />

documentos... Pero Edmond se había dado cuenta de que habían registrado su despacho, y para<br />

proteger sus cosas de un nuevo intento, dejó cuatro avispas de la clase de las icneumón en el cajón.<br />

Cuando Marc Leduc volvió a la carga, los insectos le picaron. Esos insectos tienen la mala costumbre<br />

de depositar sus feroces larvas en el cuerpo que han aguijoneado. Así, al día siguiente, Edmond vio las<br />

huellas de las picaduras y pensó en desenmascarar públicamente al culpable. Y ustedes ya conocen lo<br />

que sigue. Fue Edmond el despedido.<br />

–¿Y los hermanos Leduc?<br />

–Marc Leduc ya fue suficientemente castigado. <strong>Las</strong> larvas de icneumón le estaban devorando por<br />

dentro. Y eso se prolongó mucho tiempo, mucho al parecer. Y como las larvas no conseguían salir de<br />

ese inmenso cuerpo para mutar a avispas, lo perforaban en todos los sentidos buscando una salida.<br />

Finalmente, el dolor era tan insoportable que el hombre se arrojó a la vía del Metro. Eso pude leerlo<br />

por casualidad en los periódicos.<br />

–¿Y Laurent Leduc?<br />

–Lo ha intentado todo para hacerse con la máquina...<br />

–Decía usted que eso fue lo que le volvió a dar ganas a Edmond de volver a la tarea. ¿Qué relación<br />

hay entre esos antiguas cuestiones y sus investigaciones?<br />

–Después de eso, Laurent Leduc estableció contacto directo con Edmond. Le dijo que estaba<br />

enterado de lo que su máquina de «dialogar con las <strong>hormigas</strong>» Pretendía estar interesado y que quería<br />

trabajar con él, Edmond no estaba forzosamente en contra de esta idea, aunque dudaba, y se preguntaba<br />

si un poco de ayuda exterior no resultaría oportuna. «Llega en el momento en que no se puede<br />

continuar solo», dice la Biblia. Edmond estaba dispuesto a introducir a Leduc en su escondrijo, pero<br />

antes quería conocerle mejor. Hablaron una y otra vez de todo el asunto. Cuando Laurent empezó a<br />

alabar el orden y la disciplina de las <strong>hormigas</strong>, basándose en el hecho de que hablar con ellas<br />

seguramente haría posible que el hombre las imitase, Edmond lo vio todo rojo. Tuvieron una discusión<br />

y le dijo que nunca más volviese a poner los pies en su casa.<br />

–No me sorprende –suspira Daniel. Leduc forma parte de una corriente de etnólogos, lo peor que<br />

existe en la escuela alemana, que quiere transformar a la Humanidad copiando desde un cierto ángulo<br />

las costumbres de los animales. La territorialidad, la disciplina de los hormigueros... todas esas<br />

fantasías.<br />

–De repente, Edmond tenía un pretexto para volver a trabajar. Iba a dialogar con las <strong>hormigas</strong> desde<br />

una perspéctica... política. Él creía que vivían según un sistema anarquista y quería pedirles que se lo<br />

confirmasen.<br />

–¡Evidentemente! –murmuró Bilsheim.<br />

–Lo cual se convertía en un desafío humano. Mi tío estuvo pensándolo todavía mucho tiempo, y se<br />

dijo que lo mejor para comunicarse con ellas era construir una «hormiga robot»<br />

Jonathan agitó unas páginas llenas de dibujos.<br />

–Éstos son los planos. Edmond la bautizó «Doctor Livingstone» Es de plástico. No les diré el<br />

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