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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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Hormiga: No entiendo nada. ¡Socorro!<br />

Humano: Hablemos más despacio.<br />

Hormiga: ¡Emites demasiado fuerte. Mis antenas están saturadas. ¡Socorro! Estoy<br />

encerrada.<br />

Humano: ¿Está bien así?<br />

Hormiga: No, ¿es que no sabes dialogar?<br />

Humano: Bueno...<br />

Hormiga: ¿Quién eres?<br />

Humano: Soy un gran animal. Me llamo Edmond. Soy un ser humano.<br />

Hormiga. ¿Qué dices? No entiendo nada. ¡Socorro! ¡Ayudadme! ¡Estoy encerrada!<br />

(Nota: como consecuencia de este diálogo el sujeto murió al cabo de los cinco segundos<br />

siguientes. ¿Serán todavía las emisiones demasiado tóxicas. ¿Ha sentido miedo?)<br />

Jonathan interrumpió la lectura.<br />

–Como ven, no es sencillo. Acumular vocabulario no basta para hablar con ellas. Por otra parte, el<br />

lenguaje hormiga no funciona como el nuestro. No existen sólo las emisiones de diálogo propiamente<br />

dichas y que se perciben, también hay emisiones enviadas por los otros once segmentos antenares.<br />

Éstos dan la identificación del individuo, sus preocupaciones, su psiquismo... Una especie de estado de<br />

ánimo global que es necesario conocer para la buena comprensión interindividual. Por esto tuvo<br />

Edmond que abandonar. Les leeré sus notas.<br />

QUÉ ESTÚPIDO SOY: ¡Qué estúpido soy! Aunque los extraterrestres existiesen no podríamos<br />

entenderles. Estoy seguro de que nuestras referencias no pueden ser las mismas. Llegaríamos<br />

con la mano tendida, y eso quizá significaría para ellos un gesto de amenaza.<br />

No conseguimos siquiera comprender a los japoneses con su suicidio ritual, o a los indios con<br />

sus castas. Ni siquiera llegamos a comprendernos entre seres humanos... ¡Cómo he podido tener<br />

la vanidad de comprender a las <strong>hormigas</strong>!<br />

La 801 ya no tiene más que un muñón de abdomen. Aunque ha podido matar a la lomechuse, esa<br />

lucha contra las guerreras con olor de roca en los criaderos de setas la ha dejado muy mermada. Lo<br />

mismo da, o incluso tanto mejor: sin abdomen es más ligera.<br />

Toma por el largo pasadizo excavado en el granito. ¿Cómo unas mandíbulas de hormiga han podido<br />

hacer ese túnel?<br />

Yendo hacía abajo descubre lo que Chli-pu-ni le había dicho: una sala llena de grandes cantidades<br />

de alimentos. Apenas ha dado unos pasos en esta sala cuando encuentra otra puerta, pasa por ella y se<br />

encuentra en seguida en otra ciudad, ¡una ciudad completa con olor de roca! Una ciudad debajo de la<br />

Ciudad.<br />

–Entonces, ¿fracasó?<br />

–Estuvo mucho tiempo dándole vueltas a este fracaso. Creía que no había solución, que su<br />

etnocentrismo le había cegado. Y luego fueron las molestias lo que le despertó. Su vieja misantropía<br />

fue el factor desencadenante.<br />

–¿Qué ocurrió?<br />

–Como recuerda, profesor, me dijo usted que trabajaba en una empresa, la «Sweet Milk<br />

Corporation», y que tenía dificultades de relación con sus colegas.<br />

–Así es.<br />

–Uno de sus superiores había estado registrando su mesa de trabajo. Pues ese superior no era otro<br />

que el señor Leduc, el hermano del profesor Leduc.<br />

–¿El entomólogo?<br />

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