Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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ANCIANO: En África se llora más la muerte de un anciano que la da un recién nacido. El<br />
anciano suponía un gran cúmulo de experiencia que podía aprovechar al resto de la tribu,<br />
mientras que el recién nacido, al no haber vivido, ni siquiera puede tener conciencia de su propia<br />
muerte.<br />
En Europa se llora al recién nacido ya que se dice que seguramente hubiese podido hacer<br />
cosas fabulosas si hubiese vivido. Por el contrario, se presta poca atención a la muerte del<br />
anciano. Este, en todo caso, ya ha disfrutado de la vida.<br />
136<br />
EDMOND WELLS<br />
Enciclopedia del saber relativo y absoluto.<br />
Una luminosidad azul baña el lugar.<br />
Es un templo sin imagen, sin estatuas.<br />
Augusta vuelve a pensar en las palabras del profesor Leduc. Es seguro que los protestantes debieron<br />
de refugiarse aquí, cuando las persecuciones eran demasiado encarnizadas.<br />
Bajo las amplias bóvedas de piedra tallada la sala aparece amplia, rotunda y muy hermosa. El único<br />
elemento decorativo es un pequeño órgano de la época, situado en medio. Ante el órgano hay un atril<br />
sobre el que se encuentra una gruesa carpeta.<br />
<strong>Las</strong> paredes están cubiertas de inscripciones; muchas de ellas, incluso para ojos de profano, parecen<br />
más próximas a la magia negra que a la magia blanca. Leduc estaba en lo cierto, las sectas debieron<br />
sucederse en este refugio subterráneo. Y antaño no debieron existir ni la pared pivotante, ni la nasa ni<br />
la trampa...<br />
Se oye entonces un susurro, como el del fluir del agua. No ven de inmediato de dónde procede. La<br />
luz azulada llega desde la derecha. Hay ahí una especie de laboratorio, lleno de ordenadores y<br />
probetas. Todas las máquinas están en funcionamiento; son las pantallas de los ordenadores lo que<br />
produce el halo que ilumina el templo.<br />
–Os intriga todo esto, ¿verdad?<br />
Se miran entre sí. Pero ninguno de ellos ha hablado. Una lámpara se enciende en el techo.<br />
Se vuelven. Jonathan Wells, con una bata blanca, se dirige hacia ellos. Ha entrado por una puerta<br />
situada en el templo, en el lado contrario del laboratorio.<br />
–Hola, abuela Augusta. Hola, Jason Bragel. Hola, Daniel Rosenfeld.<br />
Los tres interpelados están atónitos y no se sienten capaces de contestar. ¡Así que no había muerto!<br />
¡Y estaba viviendo ahí!<br />
¿Cómo se puede vivir aquí? No saben por dónde empezar a preguntar.<br />
–Bien venidos a nuestra pequeña comunidad.<br />
–¿Dónde estamos?<br />
–Esto es un templo protestante que construyó Jean Androuet Du Cerceau a principios del siglo<br />
XVII. Androuet se hizo famoso con la construcción de Sully, en la calle Saint Antoine de París, pero a<br />
mí me parece que este templo es su obra maestra. Hay kilómetros de túnel excavado en la roca. Ya han<br />
podido darse cuenta de que hay aire a lo largo de todo el camino. Debió construir chimeneas, o supo<br />
cómo utilizar las bolsas de aire de las galerías naturales. No nos es posible comprender cómo pudo<br />
hacerlo. Y no es eso todo; no sólo hay aire, sino también agua. Sin duda han visto los arroyos que<br />
cruzan ciertas secciones del túnel. Miren, uno de ellos desemboca aquí.<br />
Y muestra el origen del permanente susurro, una fuente esculpida situada detrás del órgano.<br />
–A lo largo del tiempo mucha gente se retiró aquí en busca de la paz y de la serenidad necesarias<br />
para realizar cosas que exigían, digamos... mucha atención. Mi tío Edmond había descubierto en un<br />
antiguo logogrifo la existencia de esta madriguera, y aquí es donde trabajaba.<br />
Jonathan se acerca un poco más. Una dulzura y un aire distendido poco comunes emanan de su