Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
profundos con la esperanza de salvar a su preciosa progenie.<br />
Como todo vuelve a resultar coherente, las esclavistas olvidan toda prudencia y corren lanzando su<br />
conocida feromona grito de guerra por las galerías. <strong>Las</strong> obreras chlipukanianas no consiguen<br />
deshacerse de ellas, y ya van por el nivel -13.<br />
De pronto, las portadoras de huevos desaparecen inexplicablemente. El corredor por el que iban<br />
desemboca en una inmensa sala cuyo suelo está abundantemente cubierto por charcos de melado. <strong>Las</strong><br />
esclavistas se precipitan instintivamente a lamer el precioso fluido, que si no podría ser absorbido por<br />
la tierra.<br />
Otras guerreras se apretujan tras ellas, pero la sala es verdaderamente gigantesca, y hay lugar y<br />
melado para todo el mundo. ¡Qué dulce es, qué azucarado está! Ésta debe de ser una de sus salas para<br />
<strong>hormigas</strong> cisterna, una esclavista ha oído hablar de ello: es una técnica al parecer moderna que<br />
consiste en obligar a una pobre obrera a pasarse toda la vida cabeza abajo y con el abdomen<br />
extremadamente tenso.<br />
<strong>Las</strong> esclavistas se burlan una vez más de las ciudadanas mientras se atracan de melado. Pero un<br />
detalle atrae de repente la atención de una de ellas. Es sorprendente que una sala tan importante no<br />
tenga más que una entrada...<br />
A las esclavistas no les da tiempo para seguir pensando. <strong>Las</strong> rojas han terminado de cavar. Un<br />
torrente de agua brota del techo. <strong>Las</strong> esclavistas tratan de huir por el corredor, pero éste aparece ahora<br />
obstruido por una gran piedra, Y el nivel del agua sube. <strong>Las</strong> que no han muerto debido al choque de la<br />
tromba de agua se debaten con todas sus fuerzas.<br />
La idea se le había ocurrido a la guerrera roja que había observado que no había que copiar a los<br />
mayores. A continuación había formulado la siguiente pregunta: ¿Qué es lo específico de nuestra<br />
ciudad? La respuesta fue una sola feromona: ¡El río subterráneo del nivel -12!<br />
Entonces habían derivado un ramal a partir del arroyo y habían canalizado esa corriente<br />
impermeabilizando el suelo con dos hojas grasas. El resto estaba relacionado más bien con la técnica<br />
de las cisternas. Habían construido un gran depósito de agua en la estancia, y luego lo habían agujereado<br />
en el centro con una rama. Evidentemente, lo más complicado era mantener la rama<br />
perforadora por encima del agua, Fueron unas <strong>hormigas</strong> colgadas del techo de la estancia las que<br />
realizaron esta proeza.<br />
Abajo, las esclavistas gesticulan y gimen. La mayoría están ya ahogadas, pero cuando toda el agua<br />
ya se ha trasvasado a la sala inferior el nivel de flotación es bastante alto para que algunas guerreras<br />
lleguen a salir por el agujero del techo. <strong>Las</strong> rojas acaban con ellas sin problemas con disparos de ácido.<br />
Una hora después, la sopa de esclavistas ya no se mueve. La reina Chli-pu-ni ha vencido. Entonces<br />
emite su primera sentencia histórica: Cuanto más alto es el obstáculo, más nos obliga a superarnos.<br />
Un golpeteo sordo y regular atrajo a Augusta a la cocina justo cuando el profesor Leduc pasaba<br />
retorciéndose por el agujero de la pared. Y eso después de veinticuatro horas. Por una vez que se<br />
trataba de alguien antipático cuya desaparición le daba lo mismo, ¡tenia que volver!<br />
Su traje de espeleólogo estaba desgarrado, pero el hombre aparecía indemne. Parecía decepcionado,<br />
eso estaba tan claro como su nariz en medio de la cara.<br />
–¿Qué tal?<br />
–¿Cómo, qué tal?<br />
–¿Les ha encontrado?<br />
–No...<br />
Augusta estaba muy afectada. Era la primera vez que alguien volvía a subir vivo y sin haberse<br />
vuelto loco de aquel agujero. Así que era posible sobrevivir a la aventura...<br />
–Bueno, pues ¿qué hay ahí abajo? ¿Llega hasta el bosque de Fontainebleau, como usted decía?<br />
El hombre se quitó el casco.<br />
–Antes déme algo de beber, por favor. He agotado todas mis reservas de alimentos y no he bebido<br />
125