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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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los cuadros de Georges de La Tour.<br />

Con los esfuerzos conjugados de las dos <strong>hormigas</strong>, los huevos empiezan a brotar del enorme saco<br />

procreador. Es un auténtico grifo de vida. La reina parece aliviada; ha dejado de gritar.<br />

Pregunta en lenguaje olfativo universal quién le ha salvado. Queda muy sorprendida al identificar<br />

los olores de las <strong>hormigas</strong>. ¿Son <strong>hormigas</strong> enmascaradas?<br />

<strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong> enmascaradas son una especie muy dotada para la química orgánica. Son insectos<br />

negros y de gran talla, que viven en el nordeste. Pueden reproducir artificialmente cualquier feromona:<br />

pasaporte, pista, comunicación, sólo mezclando adecuadamente savias, polen y saliva.<br />

Una vez destilado su camuflaje, llegan a introducirse por ejemplo en las ciudades termitas sin que<br />

las descubran. Entonces saquean y matan, sin que ninguna de sus víctimas haya podido identificarlas.<br />

No, no somos <strong>hormigas</strong> enmascaradas.<br />

La reina termita les pregunta si han quedado supervivientes en la ciudad, y las <strong>hormigas</strong> le contestan<br />

que no. Ella, entonces, emite su deseo de que la maten, que le ahorren sufrimientos. Pero antes quiere<br />

revelarles algo. Sí, bien sabe por qué ha sido destruida su ciudad. <strong>Las</strong> termitas han descubierto hace<br />

poco el confín del mundo. El final del planeta. Es un país negro, liso, en el que todo está destruido.<br />

Allí viven extraños animales, muy rápidos y muy feroces. Ellos son los guardianes del fin del<br />

mundo. Están armados con placas negras que pueden aplastar cualquier cosa. Y ahora utilizan<br />

también gas venenoso.<br />

..... Eso es algo que recuerda la vieja ambición de la reina Bistin-ga. Llegar hasta uno de los<br />

confines del mundo. ¿Sería posible? <strong>Las</strong> dos <strong>hormigas</strong> se quedan estupefactas.<br />

Hasta entonces habían creído que la Tierra es tan vasta que es imposible llegar a su final. Y sin<br />

embargo esta reina termita da a entender que el fin del mundo está cerca. Y que sus guardianes son<br />

monstruos. ¿Será realizable el sueño de la reina Bistin-ga?<br />

Y todo ello les parece algo tan enorme que no saben por qué pregunta empezar.<br />

Pero, ¿por qué esos «guardianes del fin del mundo» han llegado hasta aquí? ¿Quieren invadir las<br />

ciudades del Oeste?<br />

La reina no sabe nada más. Ahora lo que quiere es morir. Insiste en ello. No ha aprendido a detener<br />

su corazón. Hay que matarla.<br />

<strong>Las</strong> <strong>hormigas</strong> decapitan, pues, a la reina termita una vez esta les ha indicado cuál es el camino de<br />

salida. Luego, se comen unos cuantos huevecillos y abandonan la imponente ciudad que ya no es más<br />

que una ciudad fantasma. Depositan «a la entrada una feromona con la narración del drama de ese<br />

lugar. Ya que, como exploradoras de la Federación, no deben descuidar ninguna de sus obligaciones.<br />

La luciérnaga se despide. Seguro que también ella entró en la termitera para guarecerse de la lluvia.<br />

Y ahora que vuelve a hacer buen tiempo, volverá a su rutina habitual, comer, emitir luz para atraer a<br />

las hembras, reproducirse, comer, emitir luz para atraer a las hembras, reproducirse... En fin, una vida<br />

de luciérnaga.<br />

<strong>Las</strong> dos <strong>hormigas</strong> vuelven la mirada y las antenas hacia el Este. Desde donde están no ven gran<br />

cosa. Bueno, pero ellas lo saben: el fin del mundo no está lejos. Está por allí.<br />

CHOQUE DE CIVILIZACIONES. El contacto entre dos civilizaciones es siempre un momento<br />

delicado. Entre los grandes compromisos que han conocido los seres humanos se puede citar el<br />

caso de los negros africanos hechos esclavos en el siglo XVIii.<br />

La mayoría de las poblaciones que servían para la esclavitud vivían en tierras con llanuras y<br />

bosques. Nunca habían visto el mar. Y de repente un rey vecino llegaba para hacerles la guerra<br />

sin motivo aparente, y luego, en lugar de matarlos a todos, se los llevaban cautivos, les<br />

encadenaban y les hacían caminar hacia la costa.<br />

Al final del periplo, descubrían dos cosas incomprensibles: 1) el mar inmenso, 2) los europeos<br />

de piel blanca. En cuanto al mar, aunque no lo habían visto directamente, les resultaba conocido<br />

por mediación de los cuentos como el país de los muertos. Y en cuanto a los blancos, para ellos<br />

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