Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas
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con ciento ochenta policías. Y tiene un salario que es cuatro veces el mío. Enrolaos en la Policía, te<br />
dicen. Y ella, que la nombró su predecesor, sólo por pura cuestión de cama. Y además, no deja en paz<br />
a nadie, es un verdadero tábano. Azuza a la gente los unos contra los otros, sabotea su propio servicio<br />
haciéndose la indispensable en todas partes.. »<br />
Al hilo de su reflexión, Bilsheim recordó un documental sobre los sapos. Éstos, cuando están en<br />
período de celo, se sienten tan excitados que saltan sobre todo lo que se mueve: hembras, y también<br />
machos, e incluso piedras. Presionan el vientre de su pareja para hacer salir de él los huevos que<br />
fertilizarán. Los que aprietan a las hembras ven sus esfuerzos recompensados. Los que aprietan los<br />
vientres de los machos no consiguen nada y cambian de pareja. Los Que aprietan las piedras se hacen<br />
daño en los brazos y abandonan.<br />
Pero existe un caso aparte: el de las pellas de tierra. La pella de tierra es tan blanda como un vientre<br />
de hembra sapo. Y entonces, los machos no dejan de apretar. Pueden pasar días y más días repitiendo<br />
este estéril comportamiento. Creen que están haciendo lo mejor que pueden hacer...<br />
El comisario sonrió. Quizá sería suficiente explicarle a la tal Solange que eran posibles otros<br />
comportamientos, bastante más eficaces que el consistente en bloquearlo todo y jorobar a los<br />
subalternos. Aunque él mismo no creía mucho en ello. Se dijo que después de todo, era él más bien<br />
quien no estaba donde le correspondía en el maldito servicio.<br />
Los demás, tras él, también iban sumidos en negros pensamientos. Ese descenso silencioso les tenía<br />
a todos nerviosos. Hacia ya cinco horas que andaban sin parar. La mayoría de ellos pensaban en la<br />
prima que iban a exigir después de la aventura; otros pensaban en sus mujeres, en sus hijos, en su<br />
coche o en una jarra de cerveza...<br />
NADA: ¿Qué hay más agradable que dejar de pensar? Abandonar por fin esa oleada<br />
desbordante de ideas más o menos útiles o más o menos importantes. ¡Dejar de pensar! Como si<br />
uno estuviese muerto y pudiese volver a estar vivo. Ser la nada. Volver al supremo origen. No ser<br />
ya ni siquiera alguien que no piensa en nada. Ser nada–Una noble ambición.<br />
106<br />
EDMOND WELLS<br />
Enciclopedia del saber relativo y absoluto.<br />
Los cuerpos de las dos soldados, que han permanecido toda la noche inertes en la orilla fangosa, se<br />
reaniman con los primeros rayos del sol.<br />
Una por una, las facetas de los ojos de la 103.683 se reactivan, iluminando su cerebro con el nuevo<br />
decorado que tiene delante. Es un decorado compuesto en su totalidad por un enorme ojo suspendido<br />
por encima de ella, fijo y atento.<br />
La joven asexuada exhala una feromona de terror que hace arder sus antenas. Al ojo también le da<br />
miedo y se retira precipitadamente, y con él se echa atrás el largo cuerno que lo sostiene. Ambos se<br />
ocultan bajo una especie de piedra redonda. ¡Un caracol!<br />
Hay otros a su alrededor. Cinco en total, ocultos en sus conchas. <strong>Las</strong> dos <strong>hormigas</strong> se acercan a uno<br />
de ellos y lo rodean. Tratan de morderlo, pero no pueden. Ese nido ambulante es una fortaleza<br />
inexpugnable.<br />
Una frase de la Madre le viene a la memoria: La seguridad es mi peor enemigo, ya que adormece<br />
mis reflejos y mis iniciativas.<br />
La 103.683 se dice que esos animales ocultos en sus conchas han vivido siempre con facilidad,<br />
ramoneando hierbas inmóviles. Nunca han tenido que pelear, ni cazar, ni huir. Nunca han tenido que<br />
enfrentarse con la vida. Y, así, nunca han evolucionado.<br />
Siente el capricho de forzarles a salir de sus conchas, para demostrarles que no son invulnerables.<br />
Precisamente, dos de los cinco caracoles consideran que el peligro ha pasado. Hacen entonces que los<br />
cuerpos abandonen su resguardo para desahogar la tensión nerviosa.