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del poder nobiliario: si el alcaide permitía la entrada del rey cumplía con su deber al reconocerle como señor natural, pero al mismo tiempo faltaba al compromiso suscrito con el propietario del castillo que se lo había encomendado. A pesar de que las escrituras de pleito homenaje recogen la cláusula antes aludida, este punto fue casi siempre una mera declaración de principios con carácter formal al que la nobleza, dueña de numerosas fortalezas, siempre procuró sustraerse Un ejemplo puede ilustrar esta última idea con gran claridad. En 1354 PEDRO 1 ordenó al alcaide de Segura, el comendador y caballero DON LOPE SÁNCHEZ DE BENDAÑA, que le acogiese y le entregase el edificio situado bajo lajurisdicción de DON FADRIQUE, maestre de Santiago y hermanastro del rey. El tenente no sólo se negó, sino que esgrimiendo el homenaje que había prestado a su señor y mostrando una cadena que éste le había colocado al cuello en señal de sumísion y confianza, expuso sus razones para no ceder al mandato regio. La imagen de Ja cadena al cuello resulta suficientemente expresiva del carácter vinculante del pleito homenaje y de la gravedad que representaba su ruptura, pcro más significativa fue la actitud del soberano, quien a pesar de su exasperación respetó momentáneamente la vida del comendador y se limitó a combatir la fortaleza hasta conquistarla, objetivo que no consiguió’ TM. Durante el siglo XV tuvieron lugar hechos similares que se inscriben en el marco conceptual que se acaba de analizar y cuya solución dependía de Ja actitud de los alcaides de las fortalezas y de la propia voluntad regia. Así, en 1442 el tenente de Talavera PEDRO SUÁREZ, hijo de GARCI ÁLVAREZ DE TOLEDO, señor de Oropesa, se negó a acoger al rey, a pesar del mandato expreso que su padre le había ftwmulado pal-a que recibiese a JUAN 11 y le entregase la villa con sus fuerzas. Esta postura obligo al monarca a apresar al padre del alcaide y a combatir el lugar hasta conquistarlo. Sin embargo. la rendición sin condiciones de PEDRO SUÁREZ le valió el perdón por el agravio cometido y pudo relirarse libremente a sus tierras; a su vez, el monarca entró en Talavera con la gente que le acompañaba y tomó posesión de la localidadt$S. IM.EI Reí- Don Pedro desque llegára ó Segura, dó estaba el Maestre Don Fadrique su hermnano, envió decir al Alcavde que íe- ac-ogie¿e en el Castilla- ¿ el Alta 1-de del dicha Castillo ¿ ¡¿lía era eí Gomendador de Se-gura, un Caballero qtte decian Don Lope Sanchez de Bendaña, natural de Galicia, que fué despues Comnendador mayor de Castilla, É quando el Rey llegó á Segura demandé é ¡)~>, Lope Samichez de Ilendaña comendador que y estaba en el castillo, que le diese aquel castillo de Segura, é le acogiese en él, segund el omenage que le tenia fecho por el dicho castillo. É el dicho Do,, Lope Sanchez. Cometidador le mostró como leída ulla cadena ¿lía garganta, la qual le ficiera poner el Maestre Don Fadrique su Maestre ¿ su Señor flandase
Menos violento fue el desenlace del episodio protagonizado en 1445 a las puertas del castillo de Burgos por JUAN 11 y el alcaide PEDRO DE BARAIIONA. El rey deseaba residir algún tiempo en esta ciudad por su proximidad a lafrontera castellano-navarra, límite que habían traspasado algunos nobles de la talla del almirante, del conde de Benavente, de DiEGo MANRIQUE, adelantado de León, de JUAN DE TOVAR. o de PEDRO DE QUIÑONES. Asimismo, el alcázar burgalés estaba en manos del conde de Plasencia. quien ctntrolaba a placer la ciudad y, además, mostraba abierta inclinación hacia el partido de JUAN II de Navarra. Estos factores animaron al soberano a trasladarse a Burgos con el firme deseo de aposentarse en la fortaleza y dominar la situación. Sin embargo, al llegar a las puertas del edificio y requerir la presencia del alcaide sobre el adarve se encontró con respuestas evasivas y poco creíbles. De entrada. BARAHONA se negó a abrir las puertas y a permitir el paso al rey arguyendo que su aposento no estaba convenientemente habilitado; después añadió la necesidad de comunicar al conde, su señor, la llegada del monarca. Pese a todo, JUAN II esgrimió una vez más el pleito homenaje y el delito de traición coíno argumento de peso para que el alcaide no obstruyese su acceso, razonamiento que éste comprendió a la perfección dejando paso libre al rey y comunicando al titular de la tenencia lo ocurrido’1 Detrás de la ambigUa actitud de PEDRO DE BARAJIONA se encontraba sin ninguna duda la mano del conde de Plasencia, residente en aquel momento en Curiel y verdadero instigador de la conducta de su lugarteniente. El noble recibió con enorme desagrado la noticia de la llegada del rey de Castilla a la fortaleza burgalesa, pero no le quedó más remedio que disimular su enfado y ponerse a disposición de la real autoridad en un alarde de hipocresía t57. . - - Y estando el Reí 6 dos legua.s de Burgos. fuéle dicho que creyese que no lo acogetiafl en la fortaleza, ¿ por e.S
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<strong>de</strong> Segura, el comendador y caballero DON LOPE SÁNCHEZ DE BENDAÑA, que le acogiese y le<br />
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<strong>de</strong>l rey. El tenente no sólo se negó, sino que esgrimiendo el homenaje que había prestado a su señor<br />
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obligo al monarca a apresar al padre <strong>de</strong>l alcai<strong>de</strong> y a combatir el lugar hasta conquistarlo. Sin embargo.<br />
<strong>la</strong> rendición sin condiciones <strong>de</strong> PEDRO SUÁREZ le valió el perdón por el agravio cometido y pudo<br />
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que íe- ac-ogie¿e en el Castil<strong>la</strong>- ¿ el Alta<br />
1-<strong>de</strong> <strong>de</strong>l dicha Castillo ¿ ¡¿lía era eí Gomendador <strong>de</strong> Se-gura, un Caballero qtte <strong>de</strong>cian<br />
Don Lope Sanchez <strong>de</strong> Bendaña, natural <strong>de</strong> Galicia, que fué <strong>de</strong>spues Comnendador mayor <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong>, É quando el Rey llegó<br />
á Segura <strong>de</strong>mandé é ¡)~>, Lope Samichez <strong>de</strong> Ilendaña comendador que y estaba en el castillo, que le diese aquel castillo <strong>de</strong><br />
Segura, é le acogiese en él, segund el omenage que le tenia fecho por el dicho castillo. É el dicho Do,, Lope Sanchez.<br />
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