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cada caso concreto, asunto al que se dedicarán las oportunas consideraciones al estudiar el servícío que la tenencia de fortalezas presté a los intereses nobiliarios. Por el contrario, a partir de algunos ejemplos cuidadosamente seleccionados se tratará de explicar en qué medida influyó este fenómeno sobre la voluntad regia. La mayoría de los reyes castellanos de la Baja Edad Media dispusieron de uno o varIos privados a los que privilegiaron sobre los demás miembros de la nobleza. Esta realidad se convirtió en una constante fuente de enfrentamientos entre los distintos personajes que se disputaban el favor regio. No cabe duda de que DON ÁLVARO DE LUNA, condestable de Castilla y maestre de Santiago en tiempos de JUAN 11, constituye el prototipo de privado, siendo uno de los casos mejor conocidos a causa de su dramático final 4’. Durante la Baja Edad Media, junto a personajes de la alta nobleza, se asiste al ascenso de individuos de modesta extracción social, cuya habilidad política les permitió encumbrarse en posiciones ínuy elevadas. Su cercanía a la cabeza del reino proporcionó a unos y otros amplias ventajas. La alcaidía de castillos fue una de ellas, por lo que no será extraño encontrar a lo largo del período a estos favoritos ocupando la tenencia de las principales plazas fortificadas del reino junto a diversos cargos administrativos, políticos y militares. Así, durante el reinado de ALFONSO Xl destaca el caso de ALVAR NUÑEZ DE OsoRIo, que aprovechó la mayoría de edad del rey para labrarse una sólida carrera política. Comenzó entrando al servicio de la monarquía como consejero42. Posteriormente, obtuvo numerosos e Importantes cargos en la Casa Real: en 1326 las fuentes coetáneas va se refieren a él como pivado del rey, como titular de los oficios de camarero mayor del rey y Justicia mayor del reino y corno alcaide de las fortalezas que habían pertenecido a DON JUAN, hijo del infante DON JUAN’2. Pero cl cénit de su rápido ascenso se produjo en 1328, fecha en la que controlaba los destinos de la Hacienda regia y en la que el monarca le hizo merced del título de Conde de Trastámara, Lemos y Sarriá, del señorío de Cabrera y Ribera, y de los oficios de ínayordomo 4t>Véase al respecto cl reciente trabajo de Isabel PAs-rou BOnMER, Grandeza y Tragedia de un valido. La muerte de don Ah-aro de Dina Madrid. 1992. 2 vol;. Conviene recordar que sobre la figura de este interesante persoaafr existe una amplia y abundante bibliografía entre la descuellan títulos como J.M. CAIDEPÚN. ‘Las rentas de las posesiones toledanas de Alvaro dc Luna. condestable de Castilla y tnaestre dc Santiago’, 1 Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, VI. Ciudad Real. 1988, y’p. 187-199; Alfonso FRANCO SILVA, ‘El destino del patrimonio de don Álvaro de Luna. Problemas y conflictos en la Castilla del siglo XV’, AEM, 12, B,trccíona (1982>, Pp. 549-583, del mismo autor El señorío toledano de Montalbón. De Don Alvaro de Luna a los Pacheco. Cádiz, ¡992; etc. “Crónica dc Alfonso XI’\ Crónicas de los Reves de Castilla, 1, Madrid, BAE, 1953. Cap. XXXIX, PP. 198-199. taran c’rónic-a de Alfonso AY 1, o 1o; ci;;, nota 7. Cap. LXI), p. 395. 932
mayor, adelantado mayor de la frontera y pertiguero mayor en tierra de Santiago 43. Asimismo, ALVAR NÚÑEZ figuraba por voluntad regia como tenente de numerosos alcázares ubicados en ciudades castellanas de primer orden”. Tal acuínulación de poder en manos de un sólo individuo, al que se consideraba intruso e indigno de tales cargos, desató las iras de los grandes nobles del reino que se decidieron a terminar con él. Más discreta fue la privanza que vinculó a DON JUAN DE HENESTROSA con PEDRO]. La confianza que el soberano depositó sobre el tío de DOÑA MARÍA DE PADILLA, sirvió para que éste desempeñase el oficio de camarero mayor del rey y fuera nombrado alcaide de varios castillos principales del reino como los del obispado de SigUenzat arrebatados al obispo DON PEDRO GÓMEZ BARROSO, preso en el alcázar de Aguilar de Campoo desde 1355. A principios del siglo XX’ taínbién se esgrimieron estos mismos criterios para encomendar diversas tenencias a los favoritos. En 1429 JUAN II otorgó la merced de la alcaidía de Peflafiel a DON ÁLVARO DII LUNA46, y al año siguiente le encargó la secrestación de las fortalezas de Tiedra, Ureña, Montalbán y Alba de Liste, que la reina DOÑA LEONOR de Aragón entregó al rey de Castilla en garantía de su neutralidad en los conflictos que enfrentaban al monarca con sus primos los Infantes de Aragón47. Por otra parte, detrás del nombramiento de algunos alcaides se aprecia la influencia del condestable, que intervino directa o indirectamente sobre las decisiones regias: sirva como ejemplo de este fenómeno la elección en 1429 de ALVARADO. criado de DON ALVARO DE LUNA. como tenente de la fortaleza de Montánchez por el rey 48 4>’Crónicu dc Alfonso XI’, Crónicas de los Reyes de C~astilla. 1, o,n; cit; nota 39. Cap. LXI. PP. 210-21 1 - “Gran Crónica de Alfonso XI.., 1, op; cd; nota 7, Cap. XCII, y’. 449. 45Pedro LórE?. DII AYALA. “Crónica de Pedro 1”, Crónicas de los Reves de castilla, 1, op; cit; nota 8 Año 1355. Cap. IX, pp. 463-464. 46 Fernán Pñizí;z DE GUZMÁN, ‘Crónica del rey Juan II”. Crónicas de los Reves de Castilla, II, Madrid, BAE. 1953, Arto 1429, Cap. XXXI. p. 466. También pueden verse Pedro CARRILLO DE HUETE, Crónica del Halconero de Juan II, Juan de Mata Cdrriazo. Madrid, 1946, Cap. XXXIV, p. 56; Gonzalo CItACÓN, Crónica de don Alvaro dc’ Luna, condestahie de Castilla maestre de Santiago. cd. y est. Juan de Mata Cari-nao, Madrid, 1940, Cap. XXII, PP. 89-90 y Alvar GARCÍA 1)21 SANtAMARÍA, ‘Crónica dc don Juan II , op; uit; nota 17, Año 1429, Cap. XXXIII. y’. 118.
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mayor, a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntado mayor <strong>de</strong> <strong>la</strong> frontera y pertiguero mayor en tierra <strong>de</strong> Santiago<br />
43. Asimismo,<br />
ALVAR NÚÑEZ figuraba por voluntad regia como tenente <strong>de</strong> numerosos alcázares ubicados en ciuda<strong>de</strong>s<br />
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<strong>de</strong>cidieron a terminar con él.<br />
Más discreta fue <strong>la</strong> privanza que vinculó a DON JUAN DE HENESTROSA con PEDRO]. La confianza<br />
que el soberano <strong>de</strong>positó sobre el tío <strong>de</strong> DOÑA MARÍA DE PADILLA, sirvió para que éste <strong>de</strong>sempeñase<br />
el oficio <strong>de</strong> camarero mayor <strong>de</strong>l rey y fuera nombrado alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> varios castillos principales <strong>de</strong>l reino<br />
como los <strong>de</strong>l obispado <strong>de</strong> SigUenzat arrebatados al obispo DON PEDRO GÓMEZ BARROSO, preso en<br />
el alcázar <strong>de</strong> Agui<strong>la</strong>r <strong>de</strong> Campoo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1355.<br />
A principios <strong>de</strong>l siglo XX’ taínbién se esgrimieron estos mismos criterios para encomendar diversas<br />
tenencias a los favoritos. En 1429 JUAN II otorgó <strong>la</strong> merced <strong>de</strong> <strong>la</strong> alcaidía <strong>de</strong> Pef<strong>la</strong>fiel a DON ÁLVARO<br />
DII LUNA46, y al año siguiente le encargó <strong>la</strong> secrestación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fortalezas <strong>de</strong> Tiedra, Ureña,<br />
Montalbán y Alba <strong>de</strong> Liste, que <strong>la</strong> reina DOÑA LEONOR <strong>de</strong> Aragón entregó al rey <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong> en<br />
garantía <strong>de</strong> su neutralidad en los conflictos que enfrentaban al monarca con sus primos los Infantes<br />
<strong>de</strong> Aragón47. Por otra <strong>parte</strong>, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l nombramiento <strong>de</strong> algunos alcai<strong>de</strong>s se aprecia <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l<br />
con<strong>de</strong>stable, que intervino directa o indirectamente sobre <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cisiones regias: sirva como ejemplo<br />
<strong>de</strong> este fenómeno <strong>la</strong> elección en 1429 <strong>de</strong> ALVARADO. criado <strong>de</strong> DON ALVARO DE LUNA. como tenente<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> fortaleza <strong>de</strong> Montánchez por el rey<br />
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4>’Crónicu dc Alfonso XI’, Crónicas <strong>de</strong> los Reyes <strong>de</strong> C~astil<strong>la</strong>. 1, o,n; cit; nota 39. Cap. LXI. PP. 210-21 1 -<br />
“Gran Crónica <strong>de</strong> Alfonso XI.., 1, op; cd; nota 7, Cap. XCII, y’. 449.<br />
45Pedro LórE?. DII AYALA. “Crónica <strong>de</strong> Pedro 1”, Crónicas <strong>de</strong> los Reves <strong>de</strong> castil<strong>la</strong>, 1, op; cit; nota 8 Año 1355. Cap.<br />
IX, pp. 463-464.<br />
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Fernán Pñizí;z DE GUZMÁN, ‘Crónica <strong>de</strong>l rey Juan II”. Crónicas <strong>de</strong> los Reves <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong>, II, Madrid, BAE. 1953, Arto<br />
1429, Cap. XXXI. p. 466. También pue<strong>de</strong>n verse Pedro CARRILLO DE HUETE, Crónica <strong>de</strong>l Halconero <strong>de</strong> Juan II, Juan <strong>de</strong> Mata<br />
Cdrriazo. Madrid, 1946, Cap. XXXIV, p. 56; Gonzalo CItACÓN, Crónica <strong>de</strong> don Alvaro dc’ Luna, con<strong>de</strong>stahie <strong>de</strong> Castil<strong>la</strong><br />
maestre <strong>de</strong> Santiago. cd. y est. Juan <strong>de</strong> Mata Cari-nao, Madrid, 1940, Cap. XXII, PP. 89-90 y Alvar GARCÍA 1)21 SANtAMARÍA,<br />
‘Crónica dc don Juan II , op; uit; nota 17, Año 1429, Cap. XXXIII. y’. 118.<br />