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1. CONSIDERACIONES TERMINOLÓGICAS. Según el Diccionario de la Real Academia Española el término alcaide, de origen árabe, designaba a “la persona que tenía a su cargo la guarda y defensa de algún castillo o fortaleza, bajo juramento o pleito homenaje’. Esta definición resume con absoluta fidelidad el significado del vocablo. Sin embargo, es preciso referirse a otras acepciones mucho más próximas históricamente e igualmente válidas. Salazar de Mendoza afirmaba que la palabra alcaide descendía del árabe y que se descomponía en el artículo al y la forma caydum, procedente del verbo cade, que quería decir capitanear o mandar; asimismo, este autor indicaba que se utilizaba para referirse al defensor un castillo al que se le suponían ciertas virtudes en consonancia con su elevado rango socialt. La atenía lectura de las ftwntes jurídicas, narrativas y documentales de la Edad Media viene a confirmar estas consideraciones. En todos los textos escritos de la época aparece profusamente el término alcaide caracterizado por una serie de atribuciones militares y adornado con diversas cualidades inherentes a la persona que debía desempeñar este importante oficio. A pesar de la claridad con que las fuentes se expresan surgen dos interrogantes difíciles de responder: ¿desde cuando se constata la presencia del vocablo en la terminología medieval castellana’?, ¿existieron otros sinónimos que condensasen el ínismo significado?. Estas cuestiones llevan a plantearse los orígenes mismos de la alcaidía o tenencia de fortalezas como institución, asunto que ya ha sido ampliamente tratado en los Capítulos 1 y 3; por este motivo, en este epígrafe solamente se va a prestar atención a los aspectos semánticos que permitirán sentar las bases necesarias para abordar en profundidad el estudio del oficio en toda su amplitud. No cabe duda de que el vocablo alcaide fue el más frecuentemente utilizado para referirse a la persona encargada de defender un castillo en nombre de un señor más poderoso, propietario del edificio. La adopción de este término en Castilla se remonta probablemente a los comienzos de la Reconquista y. por extensión a los orígenes de la tenencia de fortalezas. Los musulmanes ejercieron su influencia sobre el ámbito cristiano en muchos campos y uno de ellos fue el de la administración y gobierno de los castillos. Es muy probable que, después de la conquista de una plaza fortifIcada y tras la reducción de los enemigos, los vencedores organizasen su defensa siguiendo un modelo “Alcavde, dicción Aróbiga, se compone del articulo al y Caydum, derivado del serbo nade, que dice capitanear. Es lo 8v en otras del Rúvno que en España el Castellano que guarda el castillo ó fortaleza. en las leves de la partida segunda, tít,tlo 1 se ponen ,nuchas cualidades que han de tener los Atca’tdes .. De parte del oficio no seró menester decir mas de lo que divo el Obispo de Pa,nplona Don Fray Prudencio de Sandoval en Ja Crónica del Rey Don Alfonso, que por haber sido de tanja importancia le diéron sientpre los Reyes ó las personas mas señaladas en arutas y en sangre que babia en sus Revnos”. Pedro SALáZAR DII MENDOZA. Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, Toledo, 1618, fols. 75-77. 922

parecido al preexistente. Esta forma de proceder podría explicar a priori algunas de las coincidencias existentes entre el sistema musulmán y el cristiano y, desde luego, la utilización de la palabra alcaide para referirse al jefe del contingente humano destinado a la custodia de la fortaleza. Por otro lado, el sistema de tenencias ensayado en la mayor parte de los reinos cristianos peninsulares para llevar a cabo la organización y dominación política del territorio tampoco puede perderse de vista. De entrada, las fortificaciones estuvieron presentes en la mayor parte de estas demarcaciones, constituyendo en muchos casos el origen y centro neurálgico de las mismas. Al principio, el gobierno de cada circunscripción se encomendaba a un personaje de alto rango social denominado tenente, próximo a la corte regia y con suficiente capacidad para hacerse cargo de las necesidades gubernativas, administrativas y defensivas del distrito que gobernaba; sin embargo, estos personajes contaban con oficiales auxiliares que les ayudaban en el desempeño de sus competencias: alcaides, merinos o mayordomos jugaban un importante papel en el seno de las tenencias, según demuestran las fuentes documentales y jurídicas de los siglos XI-XU. Respecto de los primeros, conviene señalar que su presencia al frente de los distintos castillos que se hallaban diseminados por cada demarcación se constata desde fecha muy temprana. La utilización del término alcaide para referirse a los tenentes de los castillos fue adoptada seguramente por influjo musulmán y tal vez con el deseo de diferenciar a este oficial, dotado exclusivamente de competencias militares y defensivas, del tenente principal, encargado de coordinar el gobierno general de cada distrito. Esta diferenciación quizás guardaba estrecha relación con el hecho de que cuando el tenente titular se ausentaba de su puesto dejaba en su lugar un lugarteniente, puesto que, frecuentemente, se confiaba al alcaide de la principal fortaleza del distrito. Esta hipótesis puede ayudar a explicar por qué durante la Baja Edad Media ambos vocablos llegaron a ser prácticamente intercambiables. No obstante, entre éstos parece existir una diferencia muy sutil y a menudo difícil de precisar. Llegados a este punto conviene subrayar que, obviamente, la palabra alcaide designaba al oficial encargado de custodiar y defender una fortaleza en nombre de un señor más poderoso: el rey, un noble o un concejo; mientras que tenente indicaba el carácter intrínseco de delegación que poseía el oficio en sí mismo, es decir, aludía a una característica inherente al cargo 2. Como puede verse se trata de una diferencia de matiz, prácticamente inapreciable, tal y como se encargan de demostrar las fluentes bajomedievales continuamente. De hecho la confusión existente entre ambos términos es constante, porque en esencia poseían un trasfondo conceptual De tenente deriva tenencia o retenencia, términos que se refieren a la compensación económica que el individuo recibía para hacer Jrcntc al sos:cniiniento material de la guarnición y que con cl tiempo llegó a ser una verdadera remuneración económica que disfrutaban los alcaides. 923

parecido al preexistente. Esta forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r podría explicar a priori algunas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s coinci<strong>de</strong>ncias<br />

existentes entre el sistema musulmán y el cristiano y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, <strong>la</strong> utilización <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra alcai<strong>de</strong><br />

para referirse al jefe <strong>de</strong>l contingente humano <strong>de</strong>stinado a <strong>la</strong> custodia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fortaleza.<br />

Por otro <strong>la</strong>do, el sistema <strong>de</strong> tenencias ensayado en <strong>la</strong> mayor <strong>parte</strong> <strong>de</strong> los reinos cristianos<br />

peninsu<strong>la</strong>res para llevar a cabo <strong>la</strong> organización y dominación política <strong>de</strong>l territorio tampoco pue<strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> vista. De entrada, <strong>la</strong>s fortificaciones estuvieron presentes en <strong>la</strong> mayor <strong>parte</strong> <strong>de</strong> estas<br />

<strong>de</strong>marcaciones, constituyendo en muchos casos el origen y centro neurálgico <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mismas. Al<br />

principio, el gobierno <strong>de</strong> cada circunscripción se encomendaba a un personaje <strong>de</strong> alto rango social<br />

<strong>de</strong>nominado tenente, próximo a <strong>la</strong> corte regia y con suficiente capacidad para hacerse cargo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

necesida<strong>de</strong>s gubernativas, administrativas y <strong>de</strong>fensivas <strong>de</strong>l distrito que gobernaba; sin embargo, estos<br />

personajes contaban con oficiales auxiliares que les ayudaban en el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> sus competencias:<br />

alcai<strong>de</strong>s, merinos o mayordomos jugaban un importante papel en el seno <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tenencias, según<br />

<strong>de</strong>muestran <strong>la</strong>s fuentes documentales y jurídicas <strong>de</strong> los siglos XI-XU. Respecto <strong>de</strong> los primeros,<br />

conviene seña<strong>la</strong>r que su presencia al frente <strong>de</strong> los distintos castillos que se hal<strong>la</strong>ban diseminados por<br />

cada <strong>de</strong>marcación se constata <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fecha muy temprana. La utilización <strong>de</strong>l término alcai<strong>de</strong> para<br />

referirse a los tenentes <strong>de</strong> los castillos fue adoptada seguramente por influjo musulmán y tal vez con<br />

el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> diferenciar a este oficial, dotado exclusivamente <strong>de</strong> competencias militares y <strong>de</strong>fensivas,<br />

<strong>de</strong>l tenente principal, encargado <strong>de</strong> coordinar el gobierno general <strong>de</strong> cada distrito. Esta diferenciación<br />

quizás guardaba estrecha re<strong>la</strong>ción con el hecho <strong>de</strong> que cuando el tenente titu<strong>la</strong>r se ausentaba <strong>de</strong> su<br />

puesto <strong>de</strong>jaba en su lugar un lugarteniente, puesto que, frecuentemente, se confiaba al alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

principal fortaleza <strong>de</strong>l distrito.<br />

Esta hipótesis pue<strong>de</strong> ayudar a explicar por qué durante <strong>la</strong> Baja Edad Media ambos vocablos<br />

llegaron a ser prácticamente intercambiables. No obstante, entre éstos parece existir una diferencia<br />

muy sutil y a menudo difícil <strong>de</strong> precisar. Llegados a este punto conviene subrayar que, obviamente,<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong>signaba al oficial encargado <strong>de</strong> custodiar y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r una fortaleza en nombre <strong>de</strong><br />

un señor más po<strong>de</strong>roso: el rey, un noble o un concejo; mientras que tenente indicaba el carácter<br />

intrínseco <strong>de</strong> <strong>de</strong>legación que poseía el oficio en sí mismo, es <strong>de</strong>cir, aludía a una característica<br />

inherente al cargo<br />

2. Como pue<strong>de</strong> verse se trata <strong>de</strong> una diferencia <strong>de</strong> matiz, prácticamente inapreciable,<br />

tal y como se encargan <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar <strong>la</strong>s fluentes bajomedievales continuamente. De hecho <strong>la</strong> confusión<br />

existente entre ambos términos es constante, porque en esencia poseían un trasfondo conceptual<br />

De tenente <strong>de</strong>riva tenencia o retenencia, términos que se refieren a <strong>la</strong> compensación económica que el individuo recibía<br />

para hacer Jrcntc al sos:cniiniento material <strong>de</strong> <strong>la</strong> guarnición y que con cl tiempo llegó a ser una verda<strong>de</strong>ra remuneración<br />

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