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10.05.2013 Views

suplementarias que fueron desempeñando los alcaides de las fortalezas reales conforme se precisaba su participación en la sociedad. c) Excesos y abusos de poder por parte de los alcaides: hajo este título se engloba el estudio de las anomalías que también caracterizaron al oficio durante la Baja Edad Media. 4.1. Responsabilidades inherentes al oficio. 4.1.1. La rc~idcncia. Alcaides y lu~arfenientes: Una de las principales obligaciones de los tenentes reales consistía en permanecer siempre en el inwior de la ti>rtaleza atendiendo a las necesidades que planteaba su defensa. Sin embargo, la presencia permanente de los alcaides no siempre era viable, sobre todo si desempeñaban simultáneamente otras alcaidías, si alternaban este oficio con el ejercicio de otros cargos públicos o si la Corona reclamaba sus servicios en otros ámhitos. A veces, los titulares de las tenencias no se atenían a estos presupuestos, ausentándose del castillo por razones diversas y dejándolo a su suerte. Las consecuencias que se derivaban de esre comportamiento podían llegar a ser muy graves, sobre todo en períodos de confrontación bélica, durante los cuales los enemigos aprovechaban la coyuntura favorable para apoderarse del edificio. Así sucedió en 1429 en el contexto de los enfrentamientos fronterizos castellam-aragoneses. El rey de Aragón se valió de la ausencia del alcaide de Deza y de su guarnicicin para conquistar la villa y su castillo4

cuales se encargan de poner de relieve la gravedad del asutm?. Asimismo, se alzaron múltiples voces reclamando a la monarquía mayor atención hacia este problema, así como soluciones eficaces, ya que la continuada ausencia de un tenente podía acarrear el deterioro del edificio, el despoblamiento y ahandono de la comarca circundante y, obviamente, su pérdida. Las Actas de Corres denunciaron con un matiz muy crítico este fen»meno incidiendo en la necesidad de soluciones prácticas. Así, en las Corres de ToLedo de 1436 los procuradores recordaron al rey cómo numerosos castillos fronterizos se hallaban drrrihados y sin alcaide. a pesar de lo cual todavía se seguían librando las correspondientes tenencias con el consiguiente perjuicio para la Hacienda; por ello, solicitaron mayor rigor en este asunto’“‘. Por otro lado, los reyes castellanos contaban con un cuerpo de veedores, que recibían una remunerackk en concepto de yuiratión y cuyas principales competencias consistían en elaborar infol-mes sobre el estado de conservación y las necesidades constructivas de las fortalezas dependientes de la Corona, así como en comprobar que los akaides y las guarniciones se encontrasen en sus puestos reglamentarios, labores que se debían intensificar primordialmente en los sectores fronterizos del reino. No obstante, no siempre desarrollaban sus funciones con la misma regularidad, de donde podían derivarse graves efec&

suplementarias que fueron <strong>de</strong>sempeñando los alcai<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fortalezas reales conforme se precisaba<br />

su participación en <strong>la</strong> sociedad.<br />

c) Excesos y abusos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r por <strong>parte</strong> <strong>de</strong> los alcai<strong>de</strong>s: hajo este título se engloba el estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

anomalías que también caracterizaron al oficio durante <strong>la</strong> Baja Edad Media.<br />

4.1. Responsabilida<strong>de</strong>s inherentes al oficio.<br />

4.1.1. La rc~idcncia. Alcai<strong>de</strong>s y lu~arfenientes:<br />

Una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s principales obligaciones <strong>de</strong> los tenentes reales consistía en permanecer siempre en el<br />

inwior <strong>de</strong> <strong>la</strong> ti>rtaleza atendiendo a <strong>la</strong>s necesida<strong>de</strong>s que p<strong>la</strong>nteaba su <strong>de</strong>fensa. Sin embargo, <strong>la</strong><br />

presencia permanente <strong>de</strong> los alcai<strong>de</strong>s no siempre era viable, sobre todo si <strong>de</strong>sempeñaban<br />

simultáneamente otras alcaidías, si alternaban este oficio con el ejercicio <strong>de</strong> otros cargos públicos o<br />

si <strong>la</strong> Corona rec<strong>la</strong>maba sus servicios en otros ámhitos. A veces, los titu<strong>la</strong>res <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tenencias no se<br />

atenían a estos presupuestos, ausentándose <strong>de</strong>l castillo por razones diversas y <strong>de</strong>jándolo a su suerte.<br />

Las consecuencias que se <strong>de</strong>rivaban <strong>de</strong> esre comportamiento podían llegar a ser muy graves, sobre<br />

todo en períodos <strong>de</strong> confrontación bélica, durante los cuales los enemigos aprovechaban <strong>la</strong> coyuntura<br />

favorable para apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>l edificio. Así sucedió en 1429 en el contexto <strong>de</strong> los enfrentamientos<br />

fronterizos castel<strong>la</strong>m-aragoneses. El rey <strong>de</strong> Aragón se valió <strong>de</strong> <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong>l alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> Deza y <strong>de</strong><br />

su guarnicicin para conquistar <strong>la</strong> vil<strong>la</strong> y su castillo4

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