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10.05.2013 Views

directo sobre el edilicio podía proporcionar a sus intereses particulares”‘. En 1315 se volvió a reiterar este precepto, aunque el argumento central señalaba a los nobles foráneos como causantes de malferrias y desórdenes y a los caballeros y hombres buenos de villas y ciudades como candidatos idóneos para el desempeño del oficio”‘. En 1313, durante el transcurso de las Corres de Pulencia, celebradas por iniciativa de DOÑA MARíA DE MOLINA y del infante DON PEDRO para el ámbito de su tutoría, se adoptaron dos medidas todavía mk interesantes encaminadas a preservar determinada bases del poder monárquico. Por un lado, los tutores se comprometieron a no solicitar ser acogidos en ningún castillo de realengo salvo si su vida peligraba, a pesar de lo cual prestarían juramento y pleito homenaje al alcaide de turno para respetar su autoridad sobre la fortaleza como representante directo de la autoridad real. Asimismo. las únicas ocasiones en que los tenentes de las fortificaciones estaban obligados a recibir a ambos tutlws SC redu.jcron a dos: cuando el edificio estuviese cercado por los musulmanes o cualquier otro enrmigo y. por unto, precisase socorro militar, o bien cuando fuese un foco de ahusos y males contra la tierra y los hombres2’1. En definitiva, según el contenido de esta norma, el oficio de alcaide gwaha de una dimensión más amplia coincidiendo con el momento de la minoría de ALFONSO XI: los titulares del mismo asumían al mismo tiempo responsabilidades militares, como guardianes dc las fortalezas, y atribuciones políticas, como delegados del rey. La segunda disposición guardaba estrecha relación con las casas y palacios que la monarquía poseía en el medio urbano. Estos edificios se hallaban frecuentemente en manos de nobles poderosos qut: los utilizahan como plataformas para conseguir el control efectivo sohre la villa o ciudad.

Semejante practica se encontraba ampliamente extendida y constituía una seria amenaza para la maltrecha autoridad regia, por lo que se imponía la necesidad de terminar con este uso ordenando la entrega de casas y palacios a hombres simples, vecinos de las localidades que albergaban estas construcciones’“. El significado de la expresión hombre sim& no queda demasiado claro en las fuentes, aunque prohablcmentc aludía a individuos con una posición social y economica aceptable que aún no habían alcanzado el estatuto nobiliario. Cuando ALFONSO XI alcanzo la mayoría de edad se inició la recuperación de las parcelas de poder que la nobleza bahía arrebatado a la monarquía en los reinados precedentes. Durante varios años el monarca mantuvo duros enfrentamientos con nobles de la talla de DON JUAN MANUEL o de DON JUAN NúNrx. A esta etapa de pacificación le siguió un período de expansicín militar culminado con las nuevas conquistas que se emprendieron en Andalucía y, concretamente, con la toma de Algeciras. La extracción social de los alcaides durante esta epoca puede averiguarse a través de las fuentes narrativas que proporcionan el mayor caudal informativo. El rey pareció decantarse en la zona de estudio de este trahajo por individuos pertenecientes a los escalones intermedios e inferiores de la nobleza, eliminando de este modo el peligro que representaba la presencia de los grandes señores en determinados enclaves. Esta hipotesis resulta difícil de demostrar por la falta de noticias documentales que avalen los datos encontrados mayoritariamente en las Crónicas. Muchos de los testimonios localizados solamente hacen referencia al nombramiento de un akaide, cuyo nombre se obvia”‘, aunque en ocasiones consta su caracterización social: por ejemplo, el monasterio de Fitero y el castillo de Tudogén. fortalezas arrebatadas al Reino de Navarra en 1335, fueron encomendadas a caballeros castCIIanos~~‘~’ , mientras que el castillo de Ansa quedo en poder de un escudero guipuzcoano Ilamad~~ LOPE GARCÍA DE LEZCANO, que lo tomi, a los navarr&“. Asimismo, en 1337 los castillos de la frontera castellano-lusa tamhien fueron confiados a alcaides castellanos castellanos cuya identidad se 987

directo sobre el edilicio podía proporcionar a sus intereses particu<strong>la</strong>res”‘. En 1315 se volvió a<br />

reiterar este precepto, aunque el argumento central seña<strong>la</strong>ba a los nobles foráneos como causantes <strong>de</strong><br />

malferrias y <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes y a los caballeros y hombres buenos <strong>de</strong> vil<strong>la</strong>s y ciuda<strong>de</strong>s como candidatos<br />

idóneos para el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>l oficio”‘.<br />

En 1313, durante el transcurso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Corres <strong>de</strong> Pulencia, celebradas por iniciativa <strong>de</strong> DOÑA<br />

MARíA DE MOLINA y <strong>de</strong>l infante DON PEDRO para el ámbito <strong>de</strong> su tutoría, se adoptaron dos medidas<br />

todavía mk interesantes encaminadas a preservar <strong>de</strong>terminada bases <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r monárquico. Por un<br />

<strong>la</strong>do, los tutores se comprometieron a no solicitar ser acogidos en ningún castillo <strong>de</strong> realengo salvo<br />

si su vida peligraba, a pesar <strong>de</strong> lo cual prestarían juramento y pleito homenaje al alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> turno para<br />

respetar su autoridad sobre <strong>la</strong> fortaleza como representante directo <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoridad real. Asimismo.<br />

<strong>la</strong>s únicas ocasiones en que los tenentes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fortificaciones estaban obligados a recibir a ambos<br />

tutlws SC redu.jcron a dos: cuando el edificio estuviese cercado por los musulmanes o cualquier otro<br />

enrmigo y. por unto, precisase socorro militar, o bien cuando fuese un foco <strong>de</strong> ahusos y males contra<br />

<strong>la</strong> tierra y los hombres2’1. En <strong>de</strong>finitiva, según el contenido <strong>de</strong> esta norma, el oficio <strong>de</strong> alcai<strong>de</strong><br />

gwaha <strong>de</strong> una dimensión más amplia coincidiendo con el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> minoría <strong>de</strong> ALFONSO XI: los<br />

titu<strong>la</strong>res <strong>de</strong>l mismo asumían al mismo tiempo responsabilida<strong>de</strong>s militares, como guardianes dc <strong>la</strong>s<br />

fortalezas, y atribuciones políticas, como <strong>de</strong>legados <strong>de</strong>l rey.<br />

La segunda disposición guardaba estrecha re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong>s casas y pa<strong>la</strong>cios que <strong>la</strong> monarquía<br />

poseía en el medio urbano. Estos edificios se hal<strong>la</strong>ban frecuentemente en manos <strong>de</strong> nobles po<strong>de</strong>rosos<br />

qut: los utilizahan como p<strong>la</strong>taformas para conseguir el control efectivo sohre <strong>la</strong> vil<strong>la</strong> o ciudad.

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