MIURAS Parte 11 - Fiestabrava
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MIURA - 2002<br />
Mendivil, Frascuelo, Cúchares de Córdoba,<br />
Gonzalo Mora, Peroy, Valdemoro y varios<br />
más, se decidió a tomar la alternativa en<br />
Madrid, el 13 de junio de manos de Cúchares,<br />
que le cedió el primer toro, llamado Corneto,<br />
de la ganadería de Miura. Igualmente se lidió<br />
esa tarde Tortolillo, fue el primer toro, de don<br />
Juan Miura que mató Rafael Molina (Lagartijo),<br />
siendo aquello un gran suceso.<br />
Curiosamente, después de ser matador,<br />
volvió a torear en novilladas y hubo de<br />
volver a consagrarse como matador por<br />
segunda vez el (28-06-1868), el diestro<br />
Vicente García, de manos de Julián Casas<br />
(El Salamanquino), que le cedió el toro Lechuguino,<br />
del ganado de Justo Hernández.<br />
Este toro le dio un puntazo profundo en el<br />
muslo derecho al entrar a matar.<br />
El (<strong>11</strong>-09), el toro de nombre Patibuloso,<br />
negro zaíno, de don Antonio I Miura, lidiado<br />
en esa fecha en Madrid, se acercó 18<br />
veces a los picadores y lo mató el diestro José<br />
Ponce.<br />
1866: El 31 de junio, el toro de don Antonio I<br />
Miura, de nombre Jaqueta I, fue corrido en<br />
Córdoba en esa fecha, aguantando 36 varas,<br />
dejando en el redondel ocho caballos, a más<br />
de dos que murieron en los corrales a consecuencia<br />
de las caricias que les propinó el<br />
miureño antes citado.<br />
1867: El 6 de octubre, Tornero, de don Antonio<br />
I Miura, corrido en Madrid, ocasionó a<br />
Cayetano Sanz una herida en la nalga derecha<br />
que, afortunadamente no tuvo consecuencias.<br />
1868: El 14 de abril se lidiaron seis grandes<br />
toros de don Antonio I Miura, que dieron lugar<br />
a una corrida rica de emociones. El primer<br />
toro, llamado Pardito, cogió al famoso<br />
banderillero Matías Muñiz y le desnudó casi<br />
por completo al tirarle una cornada tipo tijera<br />
de sastre, sin consecuencias. Este dato ya<br />
quedó señalado en el año 1863. Este toro fue<br />
herrado cinco años antes, es decir, en 1863,<br />
por el entonces joven ganadero don Antonio II<br />
342<br />
Miura Hontoria, en brazos de don Antonio I<br />
Miura Fernández, que era su tío carnal, el año<br />
1863; con el segundo toro, de nombre<br />
Chicorro, se vio en grave apuro el picador<br />
Juan Trigo, que tuvo que tirarle la montera para<br />
no ser cogido; y el tercero, de nombre<br />
Calzadito.<br />
El más grande de los seis toros señalados<br />
fue Calzadito, astado largo y ligero,<br />
proporcionó varias emociones. El buen Trigo<br />
-relató Aurelio Ramírez Bernal-, en una caída,<br />
quedó al descubierto, y su padre José, a<br />
la sazón con cincuenta años cumplidos, que<br />
presenciaba el espectáculo desde la barrera,<br />
vio el inminente peligro, su sangre le prestó<br />
alas para volar en socorro de su hijo, y, más<br />
pronto que se dice, saltó a la arena, acudió al<br />
lugar donde iba a consumarse una tragedia,<br />
y asiendo a Juan lo retiró en sus brazos, reconociendo<br />
entonces que la cornada sólo<br />
había roto los antes del vestido.<br />
A la vista de aquel acto tan<br />
conmovedor, ensordecedores y prolongados<br />
aplau-sos y no pocas lágrimas premiaron la<br />
conducta paterna del viejo picador que, agradecido,<br />
descubrió la cabeza exhibiendo las<br />
venerables canas de la vejez. Tras esta escena<br />
patética, el toro se fue tras el banderillero<br />
Cirineo, y por evitar la cogida acudió<br />
Frascuelo al quite y tuvo que tirarse de cabeza<br />
al callejón de barrera.<br />
Y, por último, la nota final para<br />
conmover al público: el diestro sevillano<br />
Antonio Carmona (Gordito), con toda su ligereza<br />
y vista reconocidas, fue peligrosamente<br />
arrollado en el acto de estoquear por dos veces,<br />
teniendo que tirarse en las dos ocasiones<br />
al suelo para no ser cogido y pasó a la enfermería<br />
para que le reconocieran una lesión<br />
como consecuencia de un varetazo que le<br />
impidió seguir toreando.<br />
La cuadrilla toda, ante la intención<br />
aviesa y mayor velocidad que demostraba el<br />
ya célebre Calzadito, tuvo momentos de<br />
verdadero estupor, y gracias a que el Tato<br />
alcanzó la suerte de agarrarrle una estocada<br />
baja a volapié, no se contaron más percances.