Schele, Selva de Reyes (Palenque) - Histomesoamericana

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us hijos de la Primera Madre:
familiay dinastía en Palenque
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cluido el ritual, los hermanos aceptaron la mano de Xoc, quien los ayudó a
subir a la plataforma.
Chan-Bahlum miró una vez más e! sarcófago con su tapa pintada de rojo,
examinando cada detalle de las preparaciones. La luz parpadeante de las antorchas
jugaba a través de las imágenes en relieve de Pacal moldeadas en las
paredes de emplasto de la cámara. Frente a él, en el extremo norte de la tapa,
estaba la imagen labrada de su padre. Era como si el difunto rey estuviera
presente, sentado con las pie.rnas cruzadas sobre la plataforma de piedra que
había sostenido la tapa antes de ser ensamblada sobre el sarcófago. Chan­
Bahlum permaneció inmóvil, perdido en el recuerdo de su padre y en la
anticipación de su propia transformación en el alto rey. Él era un señor de
tres katunes en su cuadragésimo octavo año de vida. Para la gente de su
mundo ya era un hombre viejo, y se preguntaba si los dioses le darían tiempo
para dejar una marca tan grande en el flujo de la historia como lo había
hecho su padre.
A sus pies, un mampostero construía el tubo espiritual desde la muesca en
el extremo sur de la tapa, a través de la plataforma, que subía los cinco escalones
para unirse con el tubo hueco que corría por las escaleras abovedadas
hacia el piso dllba:lto del templo: Los reyes de ·Palenqueerart tanto hombres
prácticos como gente de fe. Para facilitar a sus antepasados el ascenso al
mundo de la humanidad, crearon un camino físico que pudiera seguir la
Serpiente de Visión cuando e! difunto rey deseara hablar con sus descendientes.
Una vez terminado e! tubo espiritual, sólo restaba un ritual. Chan-Bahlum
se volteó hacia su hermano, quien le entregó e! gran cinturón de jade que su
padre había portado para marcar su estado como ahau divino. Los pendientes
de pedernal que colgaban debajo de las cabezas de ahau de jade resonaron
cuando Chan-Bahlum tomó las ataduras de cuero y estiró el pesado
cinturón entre sus manos extendidas. Con reverencia, descendió sobre la
superficie roja de la tapa del sarcófago y se arrodilló sobre la imagen de su
padre. Inclinándose hacia adelante, colocó el cinturón sobre la tapa, extendiéndolo
a través de la imagen de deidad que marcaba al Árbol del Mundo
como objeto sagrado. El cinturón de! rey se encontraba sobre el punto central
de su cuerpo humano, ahora oculto debajo de la pesada tapa. Por fin su
alma podía empezar su viaje, liberada de la cubierta de la piel mundana,
preparada para la caída hacia el otro mundo con comida, imágenes de su
forma humana yel cinturón que indicaría su divinidad y rango cuando él se
encontrara con los Señores de la Muerte.
El canto de los chamanes cambió mientras Chan-Bahlum y su hermano
pronunciaban su despedida, pidiendo a su padre que les ayudara cuando
emergiera de Xibalbá. Apesadumbrados, subieron los cinco escalones
cortos que conducían hacia e! exterior de la cámara y se prepararon para la
siguiente etapa del ritual. Mientras descendían por el corredor exterior, observaron
a los chamanes cuando cerraban la inmensa puerta triangular.
Los albañiles acometieron desde los pasajes de ventilación con canastas de
emplasto húmedo, e! cual arrojaron sobre los bordes de la puerta con sono-