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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA página

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formación, de su hacer agonístico, lúdico, autónomo,<br />

dinámico, químico, estilístico y creativo de<br />

descomposición-composición. Por este hacer<br />

Ramón comunica con, se nutre de cualquier materia<br />

prima que encuentra a manos: crea, transforma,<br />

construye y proyecta totalmente desde y por la<br />

literatura sin la pretensión de representar y fijar<br />

nada, sólo de expresar y de dar forma, de figurar -<br />

desde el fragmento infinitesimal- literaria y<br />

libremente una figura artística y mosaica en las<br />

letras, una figura con sus propias, múltiples y hasta<br />

contradictorias perspectivas. En breve, por su dinamismo<br />

esencial, Ramón se escapa de nuevo a toda<br />

clasificación, deja ver que estética y poeticalmente<br />

es un monstruo, -tan flexible como el seno-,<br />

profundamente libre, un monstruo artístico que pone<br />

el infinito proceso literario y espiritual de creación<br />

sobre todo. Su actitud radicalmente diferente de<br />

cualquier realismo queda bien caracterizada en el<br />

siguiente fragmento de Picasso: ‘Pintores hay que<br />

trasforman el sol en una mancha amarilla, pero hay<br />

otros que con la ayuda de su arte y de su<br />

inteligencia transforman una mancha amarilla en un<br />

sol.’ Ramón es como este pintor cuya obra es<br />

radiante porque desde sí misma, por su química<br />

interna –igual que ciertas plantas, insectos y<br />

animales-, luce, es como un sol artístico, un sol en<br />

miniatura –como el seno en estado naciente de las<br />

japonesas- cuya radiación calienta e ilumina pero es<br />

inaprensible.<br />

El seno en el teatro básico que forma Senos también<br />

se activa y proyecta en artes que no son literarios,<br />

como la pintura, la escultura, la danza, la música, el<br />

deporte y el pensar, y que también a su manera<br />

tienen algo teatral, un aspecto esencial y básico de<br />

escenificación, como el seno mismo, no tanto porque<br />

todos se exponen de manera explícita y formal en<br />

sus respectivos ‘teatros’ delante de un público, sino<br />

más bien porque en su origen, en lo informal de (los<br />

medios y prácticas de) su creación, se presenta ya<br />

Boletín<strong>RAMÓN</strong> nº16, primavera (de Madrid) 2008, <strong>página</strong> 54<br />

inevitablemente en alguna forma esencial y potencial<br />

la escena – sea esta escena liza material o mental -<br />

donde la actuación del arte concerniente se revela,<br />

se expone y se desarrolla ante el ojo/oído de un<br />

público implícito, dentro de una esfera de lectura y<br />

reflexión. Al final quizás sea justo en estos artes no<br />

literarios que el seno se presenta más abiertamente<br />

como cosa sublimada y artística, como algo creado,<br />

como algo en creación.<br />

Los senos de la pintura, que encontramos en el texto<br />

‘Los senos del arte’, aunque necesariamente quitan<br />

el volumen al seno, pueden revelar al final un seno<br />

de forma perfecta, cónica y brillante, en que se<br />

puede encontrar ‘la voluptuosidad superintelectual<br />

de la geometría del espacio’. Esta artisticidad del<br />

seno, su ser unidad pictórica que Ramón proyecta<br />

en Senos, se podría comparar con el papel vital que<br />

juega el seno en la obra de determinados pintores<br />

modernos como Delvaux, Magritte y Chagall. Sobre<br />

todo en la obra de este último el seno aparece igual<br />

de lúdico-poético-festivo, como centro encantador y<br />

magnético de culto, como en Senos.<br />

Los senos de la escultura encontramos en ‘El seno<br />

catredalicio’, ‘Los senos de verdadero Sevres’, ‘Los<br />

senos de las estatuas’ y ‘La asesinada por el<br />

escultor’. Como la piedra es dura, estática e<br />

inflexible, la escultura en primera instancia no parece<br />

muy apta para expresar la elasticidad y vitalidad<br />

esenciales del seno de manera sublimada en su<br />

arte. Sin embargo, en el último texto – que hace<br />

referencia a una novela gótica de Wilde, El retrato de<br />

Dorian Gray – queda muy claro que los senos por un<br />

hacer creativo especial, que se desarrolla en las<br />

tablas del taller (una suerte de proceso o trasvase<br />

teatral-alquimista), y por su sacrificio pueden llegar<br />

desde la naturaleza a la segunda naturaleza del arte,<br />

a la verdadera vitalidad de la forma artística, a su<br />

volumen resplandeciente en forma de unidad<br />

escultórica, en forma de imagen concreta.

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