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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA página

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juego es artístico, da forma al espacio y al tiempo y<br />

los da forma a la vez y concretamente por el<br />

itinerario de su práctica: como dos polos íntimamente<br />

relacionados en una dialéctica y dinámica de<br />

movimiento circular en que el uno siempre se apoya<br />

en el otro pero en la cual el espacio en sí es el<br />

apoyo fundamental. Estos dos polos espacio y<br />

tiempo, que en la circularidad esencial del juego se<br />

concretizan a un lado como ‘mundo’ (círculo o<br />

campo de juego) y a otro como ‘ciclo’ (circulación o<br />

proceso de juego), hacen juego como dos anillos<br />

unidos profundamente en una liga, el primero sobre<br />

todo de cualidad arquitectónica-esférica, el segundo<br />

sobre todo de cualidad procesal-circulatoria, que,<br />

cada cual desde su propia dimensión, encajan<br />

perfecta e íntimamente el uno en el otro para formar<br />

una unión dual, una situación en esencia intermedia<br />

y paradójica de mutua osmosis, dialéctica y<br />

reflexión, facilitando el mundo que circule el ciclo del<br />

tiempo en armonía por su espacio, es decir, que<br />

progrese a cada momento al principio, el principio de<br />

su nacimiento para nacer de nuevo, actualizando así<br />

sin parar su creación. Por eso el juego no es<br />

antihistórico sino que está encima de la historia: a la<br />

vez más antiguo y joven que ella, a la vez arquetípico<br />

y futurista, eternamente actual y actualizable,<br />

puede ser retomado y renovado en cada momento y<br />

siempre de nuevo independiente de la historia, o<br />

sea, lo que es esencial para el juego no es pasar<br />

sino durar, el juego es, en palabras de Barral, ‘el<br />

círculo que dura.’<br />

Ahora bien, para ver cómo juega Ramón en concreto<br />

su juego que he retratado en líneas generales en los<br />

párrafos anteriores, caracterizándolo como varios<br />

juegos en uno y llamándolo ‘el juego de la creación<br />

siempre doblándose sobre sí misma por la creación’,<br />

hay que mirar de qué forma expresa y estiliza el mito<br />

que lleva en su corazón, mito íntimamente vinculado<br />

con el acto cosmogónico que el actor principal de<br />

este juego -el doble único del seno– escenifica y que<br />

Boletín<strong>RAMÓN</strong> nº16, primavera (de Madrid) 2008, <strong>página</strong> 42<br />

funciona como su poética constructiva, su motor<br />

literario, retomando el juego en la práctica de su<br />

lectura. O sea, voy a entrar en el juego por varias<br />

entradas para mirar desde diversas posiciones su<br />

composición mítica-poética, su orden lúdicoreflexivo:<br />

cada una representa un nivel del mundo de<br />

Senos, un punto (de vista) en un círculo que, trazándose<br />

como una espiral, como una escalera de<br />

caracol, un zigurat imaginario con sus siete pisos,<br />

nunca se cierra pero en un movimiento envolvente<br />

helicoidal de subida refleja en su circunferencia<br />

esférica cada vez más, como en una perspectiva<br />

panorámica esencial, íntima e indirecta, la luz que el<br />

eje del juego –el sol naciente, el sol oriental del<br />

seno– emite para proyectarla de nuevo sobre su<br />

propio mundo. Este sol japonés, ideograma rojo de<br />

un imperio de signos formándose en infinito proceso<br />

de lectura cuya leyenda circular ha sido inscrita<br />

gozosamente por Roland Barthes, sale metaforizado<br />

en seno en Senos así: ‘[…] el Japón, para vivir en<br />

una mayor dicha de alborada, no sólo es el País del<br />

Sol Naciente, sino de los senos nacientes.’<br />

II.1. EL SENO <strong>DE</strong>L MUNDO<br />

La creación del mundo propio de Senos está<br />

vinculada íntimamente con un acto básico o<br />

preliminar, un acto de fundación que, aunque toma<br />

forma dentro de una operación estrictamente literaria<br />

y moderna que al final lo transforma y revoluciona<br />

radicalmente por su juego, parte de un patrón<br />

semejante a los patrones de prácticas fundacionales-míticas<br />

antiguas, sobre todo las de la<br />

creación de ciudades. O sea, hay en Senos una<br />

cosmogonía poética implícita que refleja su propia<br />

génesis y realización y se basa en un procedimiento<br />

mítico, un simbolismo geomántico y centrípeto<br />

practicado en ritos humanos milenarios y universales:<br />

la localización de un punto neurálgico vital, un<br />

centro sagrado que ya desde sí mismo se destaca

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