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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA página

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Lo que Ramón hace por su arte -y Picasso y<br />

Stravinski por los suyos- es lo que Rimbaud proponía<br />

en sus llamadas ‘Cartas del vidente’: cambiarse<br />

en monstruo. Cambiarse en monstruo artístico,<br />

cambiarse en monstruo artístico absoluto. Y este tipo<br />

de monstruo es por completo inclasificable, es, en<br />

todos los sentidos, esfíngico. (La Esfinge forma el<br />

mítico monstruo artístico por excelencia.) Tan<br />

monstruoso como los senos de Senos, este<br />

monstruo escapa a toda colección. Por eso que<br />

Ramón no se puede llamar coleccionista, no tiene ‘la<br />

obstinación del coleccionista-propietario’, como dice<br />

Mainer: sus senos, por ser monstruos absolutos,<br />

simplemente no se dejan coleccionar y todo en<br />

Senos va en contra de la idea – entre otros por<br />

parodia - de que los senos puedan ser propiedad de<br />

alguien, sea mujer o hombre. Sólo se juega con<br />

ellos, como los niños, como deja muy claro el texto<br />

‘Diálogos’. Lo crucial que hace Ramón en su libro,<br />

aunque hay referencias a coleccionistas y colecciones,<br />

no es formar una colección (de senos). Al<br />

contrario, rompe los senos, hace explotar la<br />

colección, monta una fiesta: el carnaval vivo de un<br />

teatro de variedades en cuyo desfile los senos, con<br />

su carne disfrazada y adornada actúan como reinas;<br />

deja libre a los senos en su propia monstruosidad,<br />

no hay en Senos ni ‘la obstinación del coleccionistapropietario’,<br />

ni tampoco ‘la aspiración a la totalidad<br />

del coleccionismo’, sino sólo la infinita generosidad<br />

del explosionista-regalador que en su gran fiesta<br />

literaria, en su potlach poético, invita a todo el<br />

mundo al dulce don, al despilfarro de sus trozos<br />

compuestos, a sus pedazos de senos en infinita<br />

formación, para consumirlos enteros: ‘El Carnaval se<br />

ha soltado el corsé.’ como dice una greguería.<br />

Ramón no guarda nada: Senos es una caja de<br />

Pandora, pero una caja de Pandora al revés, una<br />

caja de caudales sin fondo desde donde sale sin fin<br />

el oro de las maravillas, las sorpresas y los enigmas<br />

de los senos. Sí, en una variación lúdica, dejáramos<br />

Boletín<strong>RAMÓN</strong> nº16, primavera (de Madrid) 2008, <strong>página</strong> 36<br />

3<br />

hablar a Ramón por boca de Umbral diría, cambiando<br />

‘metáforas’ por ‘senos’, esto: ‘No colecciono<br />

senos. […] Hay que dejar los senos en libertad para<br />

que sigan reproduciéndose. ’<br />

Y es que, como ha dicho Umbral de verdad –en Un<br />

ser de lejanías-, la esencia de lo barroco es<br />

dinámica. Lo barroco es vital: ‘es sencillamente la<br />

vida’. Encerrarse dentro de una colección no es su<br />

carácter, lo barroco es lo que sale desde el principio<br />

de toda colección, está de manera radical fuera o<br />

encima de la colección y sólo juega con ella. Igual<br />

Ramón. No colecciona, no es senófilo, sino está<br />

fuera o encima de los senos y su posible colección<br />

jugando siempre con ellos (en libertad, a distancia<br />

esencial). Y los senos mismos forman la forma y el<br />

fondo por antonomasia de lo barroco, su salida<br />

principal, inagotable fuente plástica de la ‘monstruosidad<br />

ideal’, como dice Ramón en otro lugar,<br />

transformables y multiplicables en símbolo o signo<br />

de la gran y vital energía artística y literaria que<br />

explota forma y fondo en su exceso.<br />

Con esto se expresa exactamente una diferencia<br />

crucial con la colección que forma el método<br />

ontológico del ‘discurso sobre el sexo’: su colección<br />

aspira a una totalidad total infinitamente expansible<br />

expandiendo siempre por dentro (del límite conservador<br />

de la sexualidad tomada y fijada como verdad<br />

absoluta escondida y anclada supuestamente de<br />

manera fáctica debajo del discurso donde su secreto<br />

obtiene una transparencia total) y por eso su pretendido<br />

estado ilimitado es en esencia de carácter<br />

(en)cerrado o ‘totalitario’. La colección que explota<br />

Ramón jugando con ella implica en todos los<br />

sentidos un movimiento en sentido contrario: su<br />

3 Como Benet, otro monstruo absoluto de la literatura<br />

española moderna, que además, como es sabido, ha escrito un<br />

ensayo importante sobre la obra de Ramón: Ramón y las<br />

vanguardias.

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