DELEGACIÓN JUNÍN - CPBA

to en comercialización y marketing como herramientas de crecimiento.
Pero muchas veces la competencia viene de parte del propio Estado, que a través
de subsidios por desempleo generan en el beneficiario una lucha interna entre
realizar una actividad productiva en base al esfuerzo con una rentabilidad mínima,
o aceptar un subsidio a su condición.
“Hay otra manera de ver las cosas”, opina Ricardo Biondi, “no todos los pobres
están capacitados para llevar un negocio, para esos otros que no están capacitados tiene
que haber un subsidio sin contraprestación. No todos pueden desarrollar un emprendimiento”,
concluye.
Pero también se da el caso contrario. En sus años de experiencia, el Dr. Biondi
ha visto prosperar originales proyectos nacidos de la crisis. “Un caso que me impactó
fue una persona que se puso a hacer zapatillas. El hombre trabajaba en una zapatería,
era un muy buen operario. Cuando la fábrica cerró se puso a fabricar él mismo zapatillas
deportivas y le fue muy bien. Ahora ya está en la etapa en que necesita maquinaria para
poder cortar el cuero y facilitar el trabajo. Este es un caso concreto en el cual debe acceder
a una inversión mucho mayor de capital para poder acceder a otro estadio de valor agregado”,
recuerda vividamente.
La Organización Manos Unidas trabaja desde 2001 entregando microcréditos
exclusivamente a mujeres, tal como en el modelo original de Yunus. En 2006 se han
entregado 55.400 pesos para el desarrollo de 160 microemprendimientos, y en el
primer semestre de este año se comenzaron 67 proyectos que suman 24.795 pesos
entregados. Estos datos explican que el monto entregado desde su nacimiento
ascienda a los 330.000 pesos.
El caso de la Red de Microemprendimientos, podemos sumar el dinero entregado
en sus siete programas desde sus comienzos y alcanzar la sorprendente cifra
de 5 millones de pesos.
En ambos casos las principales beneficiarias son las mujeres en un porcentaje
superior al 90%. La metodología grupal colabora a mantener el porcentaje de
devolución de los préstamos en un número superior al 80% de los casos. El compromiso
no implica compromisos escritas ni órganos de control, sino la garantía
solidaria de las personas que conforman cada grupo, donde si uno no puede pagar
su cuota semanal, el resto cubre los gastos.
El profesional social
El trabajo social acerca las realidades a lo tangible. Cada beneficiario encierra
una historia particular y una esperanza de progreso. Los profesionales también adquieren
una visión particular de la realidad que los rodea.
Daniel Ruiz: - Creo que a todos nos sirve para ver otra realidad social. Indudablemente
uno puede conocer a priori que existe, pero vemos con mayor precisión la ayuda
que realmente necesita mucha gente con los microemprendimientos. Sería importante
que se incorporen más, faltan muchísimos brazos. Es una forma que en lo personal satisface,
porque estamos haciendo una actividad para un tercero.
En algún caso la satisfacción de poder colaborar solidariamente reporta un
sentimiento distinto. “En una está el reconocimiento profesional por la tarea
bien hecha, y otra el reconocimiento no buscado, pero personal, de hacer algo
útil para terceros. Pero uno no se divorcia de las dos cosas. Trata de juntar la
profesión y la actividad solidaria”, resume en Dr. Ruiz.
En el caso del Dr. Biondi, sus años de experiencia en esta tarea lo llevaron a
alejarse un poco de la actividad barrial y bregar por la legislación de esta iniciativa
solidaria.
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Los bonsái
El Banco Graemeen es la institución
más estudiada del mundo.
Todas las disciplinas lo abordan
de distinta manera. Las familias
avanzan de forma lenta pero
sostenida, en el mejoramiento
de su salud, vivienda, pero sobre
todas las cosas, ganan una
dignidad que las pobreza les
había arrancado.
La base de este sistema es la
misma que en el dinero: la confianza.
Permitir que cada persona explote su potencial es la clave.
La mejor imagen que utiliza Yunus para mostrar este crecimiento son los
árboles bonsái. “Es una árbol grande, que al ponerlo en una maceta, solo se
convierte en un pequeño árbol. No crecen más porque no tienen el apoyo para
crecer, aunque sus semillas sean iguales. Los pobres son iguales que cualquier
otro ser humano, pero no tienen el apoyo de la sociedad, por lo tanto son pequeños”.
Del mito a la realidad
Los inicios del sistema de microcréditos se narran como un mito. Se dice
que Yunus conoció a una mujer que para obtener la materia prima para sus
artesanías en bambú, debía endeudarse con prestamistas locales que cobraban
altos intereses. La gestión de Yunus con bancos comerciales para obtener préstamos
más baratos fracasó, y decidió hacer un préstamo personal para esa mujer
y otras cuarenta y dos que querían iniciar actividades comerciales y artesanales.
El préstamo total era de 27 dólares, que fueron devueltos a su vencimiento.
La forma de entregar los microcréditos estaba planteada solo se necesitaba
una solución institucional para que el proyecto continuara y se desarrollara
más allá de su mentor.
El banco del campus universitario donde Yunus dictaba clases fue la primera
opción y el primer obstáculo. Prestar dinero a los pobres no resultaba seguro,
eran personas insolventes aún para poder otorgarles pequeños microcréditos.
Finalmente en 1976, Yunus se ofreció como aval para la entrega de préstamos a
gente pobre a través de este banco y el resultado fue excelente: se devolvió cada
centavo. Fueron los primeros pasos del Banco de los Pobres.
Así esta experiencia se fue extendiendo cada vez más pueblos con la intención
de convencer de su viabilidad al Director del Banco, hasta que Yunus
solicitó autorización al ministerio de Hacienda nacional para crear su propio
banco, uno que prestara dinero a los pobres y especialmente a las mujeres. Y así
nació oficialmente en Banco Graemmen en 1983.
El nuevo “Banco de los Pobres” eligió sin ingenuidad a las mujeres como
destinatarios predilectos de sus créditos. El dinero que llegaba a las familias a
través de las mujeres se traducía inmediatamente en beneficios, que si se hubieran
otorgado a sus maridos.
Hoy casi el 100% de los destinatarios de microcréditos son mujeres.
Actualmente el Banco de los Pobres tiene más de mil sucursales por todo
el mundo y está siendo imitado por más de 7.000 organizaciones. Los esfuerzos
de su mentor por crear el desarrollo económico y social desde los lugares más
pobres de la sociedad, le valieron ser reconocido con el Premio Nobel de la Paz
en 2006.
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