Marx y la muerte # Entrevistas con Fabio ... - Revista EL BUHO
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silencio de sus amigos durmientes: ¡Ho<strong>la</strong>!, ¿Cómo<br />
están sus Mercedes?<br />
¡Qué enormidad me pareció el D.F.! Estaba<br />
advertida, pero no calculé bien lo que los mapas<br />
mostraban. No sabía que ya circu<strong>la</strong>ban incluso<br />
en el tercer piso, esto es, por el cielo. Su ritmo<br />
acelerado de ciudad monstruosa nos tragó ense-<br />
guida, pero <strong>la</strong> tenue luz del apartamento prestado<br />
nos devolvió a un tiempo pasado; también pre-<br />
sente, una sa<strong>la</strong> silenciosa; una cocina <strong>con</strong> fruta,<br />
un café intenso, un caldo preparado por MªLuisa,<br />
fotos, mucho Bracho, ¡un elefante¡ ¡Una chica<br />
que no deja de mirarme!; y en el baño, huy, allí<br />
me quedo inmóvil, pensando... Hasta ¡La Victoria<br />
siempre! ¡Comandante! Me sube el ánimo esta<br />
casa, creo que me permite ya salir allí fuera y<br />
<strong>con</strong>ocerte, México.<br />
A <strong>la</strong> mañana siguiente nuestro anfitrión y el<br />
amigo Alberto vinieron a buscarnos para comen-<br />
zar <strong>la</strong> visita. Antes, una char<strong>la</strong> en <strong>la</strong> salita, recor-<br />
dando toda una vida, los esfuerzos, los éxitos,<br />
los sinsabores.<br />
Don Bracho Vil<strong>la</strong>, luchador social incansa-<br />
ble, Partido Socialista, Partido Revolucionario<br />
Mexicano, pensador de <strong>la</strong> solidaridad y <strong>la</strong> igualdad<br />
años y años; actor de <strong>la</strong>rga trayectoria, Quijote de<br />
<strong>la</strong> dec<strong>la</strong>mación popu<strong>la</strong>r, atravesando montañas,<br />
<strong>con</strong>temp<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> prosa de <strong>la</strong>s quimeras. Intolerante<br />
<strong>con</strong> el factor humano corrupto, entrañable y cálido<br />
<strong>con</strong> el amigo próximo. Voz respetable y respetada<br />
por su ejemplo, por su tesón en <strong>la</strong> lucha.<br />
¿Y esa foto del elefante de <strong>la</strong>rga trompa?<br />
¿No sabes lo que me pasó una vez aquí en<br />
DF?, me <strong>con</strong>testó. Se escaparon dos elefantes<br />
del Zoológico y llegaron al centro de <strong>la</strong> ciudad.<br />
La gente corría de<strong>la</strong>nte de los animales asustados<br />
y el cuidador que les siguió corriendo, apurado,<br />
me pidió ayuda al verme pasar: ¡Sr Bracho! coja<br />
por favor a <strong>la</strong> elefanta que yo me ocupo del macho.<br />
¿Quien yo? Sí, yo. Así que tuve que hab<strong>la</strong>rle <strong>con</strong><br />
voz fuerte y <strong>con</strong>vincente: ¡Venga elefantita! ¡ven<br />
por aquí!, al tiempo que le tocaba suavemente<br />
para llevar<strong>la</strong> <strong>con</strong>migo. ¿Te imaginas qué pudo<br />
haber pasado <strong>con</strong> mi persona de haber movido<br />
bruscamente su trompa enorme?…<br />
Bueno, hay que comenzar <strong>la</strong> visita. En mar-<br />
cha. Fuimos al Centro. Bel<strong>la</strong>s Artes; Correos; Casa<br />
de los Azulejos; Zócalo, p<strong>la</strong>za de <strong>la</strong> Constitución,<br />
grandiosa p<strong>la</strong>za; inmensos tesoros en <strong>la</strong>s esqui-<br />
nas, en los Pa<strong>la</strong>cios. Contrastes de <strong>la</strong> vida, joyerías<br />
de oro nuevo para el que compra, Monte de Piedad<br />
para el oro ya vivido, de aquél que no tiene más<br />
remedio que vender.<br />
¿Y si tomáramos un café señores?, allí en La<br />
B<strong>la</strong>nca, <strong>con</strong> sus bollitos, <strong>con</strong> zumo de mandarina.<br />
Y en nueva tertulia entramos, esta vez de México,<br />
de sus costumbres. ¡La dueña quiere saludar a<br />
Don Carlos, tan <strong>con</strong>ocido! unas fotografías, copias<br />
de otras antiguas, así era esta ciudad. ¡Pero qué<br />
rico está el zumo!,<br />
Y fue entonces, cuando todos miraban al per-<br />
sonaje famoso, se abrió <strong>la</strong> puerta de <strong>la</strong> cocina.<br />
arca de Noé 77