Marx y la muerte # Entrevistas con Fabio ... - Revista EL BUHO
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del momento, John F. Kennedy y el líder ruso<br />
Nikita Jrushchev.<br />
Aparentemente el teléfono rojo, l<strong>la</strong>mado así<br />
por tratarse de una línea de emergencia y no<br />
porque fuera de ese color y que al insta<strong>la</strong>rse<br />
ni siquiera era un teléfono sino una línea de<br />
teletipo para establecer una comunicación por<br />
escrito menos sujeta a distorsiones o interpre-<br />
taciones, evitó algunos <strong>con</strong>flictos entre <strong>la</strong> Casa<br />
B<strong>la</strong>nca y el Kremlin, pero no los suficientes para<br />
apaciguar los barruntos de guerra que surgieron<br />
recurrentemente hasta <strong>la</strong> disolución de <strong>la</strong> Unión<br />
Soviética en 1991.<br />
El enfrentamiento ideológico entre Estados<br />
Unidos y <strong>la</strong> URSS surgió desde que tuvo lugar <strong>la</strong><br />
Revolución Bolchevique en 1917, lo que deter-<br />
minó <strong>la</strong> salida de Rusia de <strong>la</strong> Primera Guerra<br />
70 El Búho<br />
Fernando Silva<br />
Mundial. Sin embargo, se manifestó y domi-<br />
nó <strong>la</strong> política mundial a partir del final de <strong>la</strong><br />
Segunda Guerra Mundial. Si bien antes de <strong>la</strong><br />
SGM en Estados Unidos se iba extendiendo<br />
el anticomunismo, hubieron fenómenos que<br />
urgieron <strong>la</strong> atención de los políticos como <strong>la</strong><br />
Gran Depresión. Era preciso atender esta resaca<br />
de <strong>la</strong> fiesta capitalista en <strong>la</strong> que creyó vivir de<br />
manera <strong>con</strong>tinuada Estados Unidos, <strong>con</strong> efectos<br />
<strong>la</strong>mentables; el cuidado ideológico de sus ciuda-<br />
danos podía posponerse un poco.<br />
Molcajeteando<br />
El fin de semana tuve un penoso incidente. Acudí<br />
a <strong>la</strong> feria del libro de Minería como cada año;<br />
me sorprendió ver que <strong>la</strong> fi<strong>la</strong> de acceso iba de<br />
<strong>la</strong>s taquil<strong>la</strong>s hasta Eje Central, daba <strong>la</strong> vuelta<br />
y pasaba Madero. Para mis adentros me felicité<br />
por mis pequeñas aportaciones a <strong>la</strong> promoción<br />
de <strong>la</strong> lectura, y también me sentí víctima del éxito,<br />
pues evidentemente no iba a entrar. Entonces me<br />
percaté de que los habitantes de <strong>la</strong> “tercera edad”<br />
podían no formarse y muy orondo entregué a <strong>la</strong><br />
curvilínea edecán encargada del trámite el plásti-<br />
co que certifica mi pertenencia a <strong>la</strong> legión de los<br />
viejitos. La chica apenas me miró, tomó el dinero<br />
y me dio el pase, sin pedir que comprobara mi<br />
edad <strong>con</strong> <strong>la</strong> credencial del IFE que tenía dispues-<br />
ta. ¡A<strong>la</strong>s! ¡Dioses! ¡Qué golpe al ego y a <strong>la</strong> vanidad!<br />
Estuve en <strong>la</strong> feria quince minutos y me dirigí a <strong>la</strong><br />
cantina más cercana para ahogar mi pena en <strong>la</strong>s<br />
pálidas aguas de Baco.<br />
Profesor – investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de<br />
<strong>la</strong> UPAEP Pueb<strong>la</strong>.<br />
Blog: www.sanchezdearmas.mx<br />
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