Enero de 2012 - El Pitic

Hermosillo, Son., Enero de 2012
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al llegar a México y le suavizaron el nombre: Me Importa Poco).
En una Góndola, vals de Ángel Eliseo Urquijo, de Huásabas, Sonora; compositor
de origen ópata.
Sueña Alma Mía, vals de Federico Bustillos, de Cananea.
Baile del Diablo, fox trot de Gildardo Vázquez, de Suaqui de Batuc, Sonora.
Mexicanos al Norte, marcha de Jesús Hernández Chávez, compositor empalmense.
La Sirenita, rítmica de Nacho Jaime, de La Dura, Sonora.
Treinta por Treinta, polka de Refugio A. Bobadilla, de Guaymas.
Vengo a Despertarte, vals de Rómulo Molina, de Magdalena, Sonora; que
fue registrado indebidamente a nombre de uno de los integrantes del dueto
Los Dos Reales, quienes lo grabaron.
Paloma sin Nido, canción compuesta por Rogelio Urbina Williams, de
Sahuaripa, que fue registrada por Ignacio Peñúñuri Jaime, (Nacho Jaime) de
La Dura, Sonora, (autor de Al ver que te vas y El Trenecito, quien la recibió
en regalo del verdadero compositor junto con otras canciones.
Sonora Querida, el himno de los sonorenses, canción compuesta por Adolfo
de la Huerta, Ex Presidente de la República nacido en Guaymas, y Ernesto
González Jiménez, hermosillense.
En 1952 le fue adjudicada a Raúl Castelott, Castellanos o Castell, (los malosos
cambian de nombre), por la mentada Sociedad de Compositores de México,
quien ordenó a su delegado en Sonora, Sr. José Sosa Chávez, le fuera reconocida
al farsante su autoría sobre la citada canción, a fin de cobrar las regalías
para destinarlas a la Tesorería de la Asociación. Afirma el Prof. Sosa Chávez
que mucho batalló Castell para aprenderse la letra “tan extensa” de la preciosa
canción, misma que tenía que interpretar ante el Gobernador Ignacio
Soto, y otras personalidades ante quienes se le hizo el reconocimiento.
El Novillo Despuntado, La Paisanita, El Pájaro Prieto, Caballito Blanco, La
Pochita, La Cárcel de Cananea, El Cuervo , El Niño Perdido y el corrido de
Joaquín Murrieta, son algunas de las muchas piezas musicales de autores
sonorenses perdidos en el anonimato, que forman parte de nuestro patrimonio
cultural y que no obstante su sencillez alcanzaron gran popularidad,
incluso en el extranjero, en el momento en que se conocieron.
1992
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