EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

El oasis de la memoria
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cobro de ayuda social, a cambio de no meterme más en política y al ver que tampoco
aceptaba, les dijo: “Éste es un sinvergüenza, lo dejo en vuestras manos”… Nos decían
que teníamos que confesar y decirles nombres de los demás compatriotas que habían
participado en la sentada y quién estaba detrás de la organización de la misma como
Hmad Hammad, Minatu, El Arbi y Numeria Brahim… etc. Como estaban detenidos,
y en proceso de verificaciones querían que testificáramos que estaban detrás de las
manifestaciones para acusarlos injustamente. Mahmud Lewaidi.
Las mismas prácticas se realizaron en contra de algunos detenidos en el caso de las detenciones
tras el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik en noviembre de 2010,
tratando de obligar a algunos detenidos que habían sido torturados a declarar en contra de
los organizadores de dicho campamento.
Después me llevaron para decirme que tengo que testificar que Abdalahe y Abdeljalil
son los que cometieron los asesinatos cosa que rechacé rotundamente. Me
llevaron otra vez para empezar de nuevo a torturarme. Omar N’Dour.
Los intentos de forzar la colaboración no solo se centran en la persona torturada, en algunas
ocasiones también incluyen posibles represalias contra los familiares como la pérdida
de trabajo o beneficios sociales.
Amenazas como por ejemplo, la expulsión de algunos miembros de mi familia de
sus puestos de trabajo si continúo con mi lucha contra el régimen marroquí. Al
principio me calmaron y me tranquilizaron alegando que tengo un caso abierto
y que solo será una investigación y que nadie me molestaría, ni me faltaría el
respeto. Estuve toda la noche en investigación, llegó la policía marroquí estaba el
oficial Abdelhak Rabiae acompañado por miembros de la DST. La investigación
fue sobre mi familia, sus nombres, sus trabajos... y sobre el campamento Gdeim
Izik en el que estaba. Izana Ameidan.
El régimen marroquí ha utilizado a diferentes saharauis también como parte de su sistema
represivo. El siguiente caso corresponde al inicio del conflicto en 1976.
El capitán dio un golpe en la mesa y dijo de mal humor: “No has contado nada,
y tienes que contar la realidad”. Les dije: “Si me tenéis que matar, me matáis, me
devolvéis a la cárcel, porque lo que yo tengo que contar lo he contado, y ahora
puedes hacer lo que quieras”. Llamaron a alguien que se dice saharaui, al que
nosotros no conocemos, y le piden que me lleve a otra celda para hablar conmigo,
para ver si le contaba algo. El Batal Lahbib.
Otros saharauis han sido utilizados como informantes del régimen o simplemente colaboradores
de la represión, como en este caso en el que un vecino de la víctima es testigo de las
torturas de que está siendo objeto y lo inculpa de tener panfletos y banderas.
Cuando llega él, con diez o quince policías, dice: “Dale su ropa” y me quitan la
barra… Me levanté, me recargué en la pared, un policía está a mi lado y del otro
Hamid Bahri y en ese momento entra un saharaui, que vive en mi barrio, y le di-