EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Capítulo 17. Modus operandi
para asegurarse le rompían la columna vertebral o el cuello. Esto lo supimos diez
años después, cuando nos íbamos a marchar, pues ya teníamos una especie de
relación con algunos elementos, que parecían ser gente buena, y nos explicaron
todo lo que se había hecho. Abdallahi Chwaij.
Estas personas que murieron fueron enterradas en lugares en los que no se han realizado
exhumaciones para identificar los restos, o conocer la causa y circunstancias de la muerte.
En consecuencia, tampoco se han devuelto los restos a sus seres queridos, por lo que
el patrón de ocultamiento del que fueron objeto los detenidos desaparecidos ha seguido
perpetuándose después de su fallecimiento.
A alguna gente que murió en la cárcel la metieron en el cementerio cerca. Pero no
sabemos. Nos dijo un carcelero que para asegurarse de que estaban muertos les
rompían la columna. Mamia Salek.
Traslados y coordinación entre centros clandestinos de detención
Numerosas instalaciones militares o policiales operaron como centros clandestinos de detención.
Las acciones llevadas a cabo contra la población civil saharaui muestran un nivel
de coordinación y centralización de la información, evaluación de la situación de los detenidos
y concentración progresiva de los mismos en diferentes instalaciones. Todo lo señalado
apunta a la existencia de una cadena de mando centralizada y una coordinación entre
diferentes cuerpos de seguridad del Estado. Las detenciones iniciales fueron llevadas a
cabo tanto por el ejército o fuerzas auxiliares en el desierto, como por la gendarmería, la
policía judicial o las fuerzas de intervención inmediata policiales. Por ejemplo en 1979,
numerosos detenidos que habían sido privados de su libertad en distintas circunstancias
fueron concentrados en el cuartel de la gendarmería de El Aaiún.
Nos llevaron a Kenitra en la prisión civil donde estuvimos 48 horas, casi dos
días, sobre el suelo, no nos dieron nada de comer. Nos llevaron de noche al aeropuerto
y nos metieron en un avión militar y nos volvieron a traer a la Cárcel
Negra de El Aaiún donde estuvimos unos meses. A finales de 1980 los soltaron,
un año y tanto estuvieron. A nosotros nos dejaron porque decían que éramos los
cabecillas, los promotores. También intentaron sobornarnos para trabajar con
la seguridad marroquí pero nos negamos los dos, Sidahamed Chrif Bahamu y
yo. Baschir Azman Hussein.
Muchos de estos traslados se dieron por vía aérea, especialmente desde centros clandestinos
que se encontraban en Marrakech o Casablanca, lo que muestra también la participación
de la fuerza aérea en dichos operativos.
Estábamos muy hartos de seguir viviendo. No puedes imaginar el daño y sufrimiento.
Después de los veinte días nos llevaron en camión cubierto a Marrakech,
cada tres hombres iban encadenados entre ellos, las mujeres llevaban capuchas.
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