EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Capítulo 16. Gdeim Izik
su coche? Y está golpeando a no sé quien”. Y le dijo Mariano: “¿y ahora qué tenemos
que hacer? llevamos aquí todo el día hemos perdido el avión… tenemos que sacarle
en otro avión…” Y dijo: “Vale ¿quiere salir? Tiene que hacer una declaración
contra los organizadores del campamento”. Tienes que decir que los organizadores
del campamento te robaron, te pegaron… y dije: “Yo no puedo hacer eso”. Firmé
cuatro hojas en blanco, digamos en blanco, te dan un montón de papeles y te dicen,
aquí donde se puede ver la firma y la huella dactilar. El último día yo firmé cuatro,
pero antes firmé otros. No sé lo que pueden escribir allí. Ahmed Yeddou.
Sin embargo, las pertenencias de Ahmed Yeddou, incluyendo su vehículo, fueron confiscadas
y, según señaló no se le devolvieron cuando fue liberado. La falta de garantías, las
amenazas contra su persona así como las consecuencias de la tortura hicieron inviable
cualquier demanda posterior.
Antes de salir del cuartel general me dieron el pasaporte. Yo había dejado el pasaporte
en mi coche, junto con toda la documentación, y la llave puesta por si podía
meter a la familia y marcharme, y antes de salir del cuartel me llama el jefe: su
pasaporte. Y dije: ¿y el resto de cosas? me dijo: “mira mejor coge el pasaporte y
vete, esto lo hemos encontrado tirado”. “¿Mi dinero? ¿mi reloj? ¿y mi GPS?”. “Tu
estás loco, ¿qué piensas que somos ladrones?”. Y nada me fui a casa. ¿Por qué me
soltaron? No sé. Yo creo que porque tengo nacionalidad española. Ahmed Yeddou.
Presiones de otro tipo se dieron frente a observadores españoles que habían estado en el
campamento y que habían facilitado las primeras imágenes de lo que pasó en el desmantelamiento
del mismo cuando trataron de salir El Aaiún.
A pesar de que el Ministerio del Interior había dicho que daba garantías que no
nos iba a hacer nada. Había seguridad marroquí alrededor del Casa de España,
intimidando. Mariano nos dio un salvoconducto porque no teníamos pasaporte,
todo se había quedado en la destrucción del campamento y nos dio un vuelo comercial
para salir a Canarias. Mientras tanto había un policía de paisano haciéndonos
fotos. Otro de ellos lo conocíamos que nos había seguido en muchas ocasiones
cuando estábamos con saharauis en El Aaiún antes del campamento. Otro
estaba rebufando, como enfadado pero no hizo nada. Todo ello en el aeropuerto.
Mariano quiso acompañarnos hasta la puerta de embarque e incluso tuvo varias
discusiones con la policía para poder acompañarnos. Javier Sopeña.
A las 19h me dijeron que había toque de queda y que no se podía salir. Allí me di
cuenta de que estaba en manos de los saharauis, y me quedo quieta ahí. Después
me cambié a otro lugar, y de ahí a otra casa más. Eso fue a lo largo de una semana,
desde el lunes noche hasta el domingo siguiente en la mañana que salimos
para el aeropuerto. Silvia García.
No solo las personas participantes en el campamento de Gdeim Izik fueron objeto de
abusos policiales. También conocidos defensores de derechos humanos fueron agredidos
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