EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Capítulo 16. Gdeim Izik
caminábamos escuchábamos eso, símbolos con las porras como que nos las
iban a meter… Hicimos 15 km con los niños, las mujeres, la mujer anciana, el
chico de la silla de ruedas, un señor mayor también herido, y fuimos pegados a
la carretera. Silvia García.
El relato de los enfrentamientos muestra también la respuesta defensiva y violenta que
en algún momento tomaron ciertos grupos saharauis frente a la agresión de que estaban
siendo objeto.
En uno de los momentos me encontré entre los saharauis y los militares. Por
detrás de mí un coche de militares haciendo rally, corría como loco en medio del
campamento, iba solo y no sé por qué… el caso es que se dio contra un montículo
y el carro se quedó empotrado. Algunos saharauis cogieron al soldado y se lo llevaron.
Al rato vi el coche volcado tirado y le prendieron fuego, y eso estalló. Del
militar no supe más. Una turba lo cogió y se lo llevó. Javier Sopeña.
Según testigos presenciales los enfrentamientos alcanzaron un momento álgido, después
de los cuales la violencia contra la población, y la necesidad de proteger a las personas
en condiciones más vulnerables, llevó al repliegue y a la huida de los acampados y de los
grupos que ofrecían resistencia.
Entonces los militares les estaban dando con las piedras a los niños que estaban
tratando de huir. Las mujeres y niños subiéndose a los coches y cayendo piedras
sobre los coches. Así… los saharauis dejaron de pelear. Fueron los propios saharauis
los que les dijeron a los otros saharauis que se pararan quietos por el riesgo
para la gente. Fui con el grupo con el que estaba caminando hacia El Aaiún. De
mi grupo no detuvieron a nadie. En la salida, hubo gente que de vez en cuando
tiraba alguna piedra, pero los mismos saharauis les dijeron que lo dejaran ya que
había terminado. Empezaron a correr detrás nuestro más en plan de echarnos, no
era para agarrarnos. Si hubieran querido nos hubieran agarrado. Tiraron gases
lacrimógenos, había gente vomitando. Silvia García.
La propia estructura construida por la policía y el ejército marroquí se convirtió en un cerco
que impedía la salida de la gente, especialmente para el traslado de heridos o personas
con escasa movilidad.
De camino hacia la ciudad de El Aaiún, pudimos ver cómo las familias iban caminando
por el desierto y los dos helicópteros sobrevolaban con mucha velocidad
y pasaban muy bajo, amagaban llegar hasta las familias aterrorizando a la gente
que iba andando. Era un caos y lo que había era terror. Isabel Terraza.
Los datos posteriores sobre las víctimas mortales durante el desmantelamiento del campamento
estuvieron desde los primeros momentos sujetos a numerosos rumores y ausencia
de información clara. Días después se supo que dos civiles saharauis resultaron
muertos y, según el ministerio del Interior de Marruecos, las víctimas mortales entre las
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