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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 16. Gdeim Izik<br />

Nuestros hermanos eran los que administraban el campamento, yo estaba bajo<br />

sus órdenes y las respetaba. Cuando necesitaban un vendaje, una inyección, todo<br />

lo que yo podía hacer como enfermero, lo hacía. El dispensario era una pequeña<br />

jaima, y todo lo que yo podía llevar como vendas, esparadrapo… lo llevaba. Atendíamos<br />

a mucha gente. Si algunos eran graves los mandábamos a El Aaiún, dado<br />

que había médico. Yaddassi Mohameddou.<br />

La población estaba organizada, con un comité de coordinación, comités de limpieza, de<br />

mantenimiento, de enfermería, y había un comité de seguridad que controlaba la situación<br />

de seguridad interna y el manejo de conflictos.<br />

Creo que eran doscientas o trescientas personas las que se ocupaban de la seguridad,<br />

en grupos que trabajaban doce horas. Lo que hacíamos era guardar la seguridad en<br />

general y cuidar también el ambiente. Por ejemplo si alguien venía y había tomado<br />

alcohol, no lo dejábamos entrar para evitar peleas. Vigilábamos a la gente que sospechábamos<br />

que podía ocasionar peleas. Llegó a entrar un marroquí vendiendo droga,<br />

hachís. Lo seguimos de lejos, tomamos fotos y después lo llevamos a la gendarmería<br />

marroquí, con las fotos en las que estaba vendiendo droga. El rol nuestro fue el de intervenir<br />

en caso de peleas, diferencias entre personas... Pero en general no pasó nada<br />

grave, sólo a veces peleas entre los más jóvenes o cosas así. Omar N’Dour.<br />

Después del control de gendarmería, instalado en la entrada del campamento, había un<br />

control saharaui, para la identificación de personas extrañas y evitar la introducción de<br />

alcohol o drogas que pudieran desvirtuar el campamento.<br />

Uno de los que no se dejaron pasar era uno de estos infiltrados, al que interrogaron<br />

y luego lo echaron del campamento. Era un tipo muy conocido, y llegó de<br />

Rabat o Casablanca. Javier Sopeña.<br />

Por otra parte, las condiciones de salud del campamento eran muy precarias por la falta<br />

de agua y la cantidad de población acogida en el mismo. Una población de esas características<br />

en los contextos de emergencias humanitarias, según el estándar humanitario del<br />

proyecto Esfera, necesita veinte litros de agua por persona y día, una letrina para cada<br />

veinte personas, y la atención de dos médicos y dos enfermeras al menos. 312<br />

También trabajamos en la enfermería porque había muchos problemas de salud,<br />

diarrea... el agua no era buena, la comida se ponía mala porque no había cómo<br />

refrigerarla. Entonces decidimos colaborar ahí. Tenían dos enfermeros para<br />

20.000 personas y las medicinas no duraban nada. No había un lugar donde ir<br />

a hacer las necesidades más que un lugar que estaba cerca de los marroquíes,<br />

porque tampoco había tanta distancia. Silvia García.<br />

312 El Proyecto Esfera. Carta Humanitaria y normas mínimas para la respuesta humanitaria. Disponible en<br />

línea en: www.sphereproject.org/sphere/es/<br />

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