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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 13. Tortura en las detenciones arbitrarias<br />

El siguiente caso es el de un niño que sufrió una fractura en su brazo como consecuencia<br />

de la tortura en comisaría. Trasladado al hospital, su familia tuvo que buscar recursos<br />

económicos para pagar la asistencia, que fue realizada gracias a la intervención de una<br />

enfermera saharaui. Posteriormente, estuvo cerca de cuarenta y cinco días en la cárcel sin<br />

asistencia para su brazo, que tuvo que ser operado en el hospital. No sólo no recibió una<br />

indemnización o reparación, sino que tuvo que asumir parte de los gastos de asistencia,<br />

todo ello a pesar de que se trataba de un caso de torturas y la directa responsabilidad de<br />

agentes del Estado en la misma.<br />

Cuando me metieron en la celda, vino uno y echó un vistazo a mi mano. Vio que estaba<br />

fracturada y a las dos de la madrugada nos llevaron a Ebachir Yaya y a mí al hospital.<br />

Me hicieron radiografía y se me acercó un médico y me preguntó si tenía dinero para pagar<br />

el yeso. Le dije que no tenía nada en ese momento, el dinero que tenía me lo habían<br />

quitado los policías en la comisaría. Entonces llamó a los policías que me acompañaban<br />

y le preguntó si van a pagar por mí, y le dijeron que no van a pagar nada porque soy<br />

desobediente del rey. Estuvimos un rato y apareció una enfermera saharaui, que Dios<br />

la bendiga, y pagó el yeso. Me enyesaron el brazo y la enfermera saharaui me dijo que<br />

debo operarme porque la factura era muy grave. N’Dour El Houssine.<br />

En los casos de personas heridas en manifestaciones o como consecuencia de torturas<br />

por parte de las fuerzas de seguridad, numerosas víctimas no pueden en la práctica<br />

presentarse en hospitales para ser atendidas. Por una parte, el miedo a ser identificados<br />

hace que se refugien en sus casas y sean atendidos por sus propias familias. En muchos<br />

casos las víctimas de golpes o torturas han sido hostigadas o controladas en el hospital,<br />

con lo que el miedo de las personas afectadas se basa en experiencias reales de amenazas<br />

u hostigamientos sufridas.<br />

Al salir de la comisaría, un policía me golpeó fuerte con su porra en la zona de<br />

mi hígado. Caí desmayada y me llevaron al hospital en una ambulancia. En el<br />

hospital los funcionarios estaban en huelga o no sé qué pasaba, porque llevaban<br />

un lazo negro en el brazo y se negaron a recibirnos. Estaba yo, otros tres chavales<br />

heridos y mi hermana Sultana con un golpe. Nos llevaron a casa y nuestras propias<br />

familias se encargaron de curarnos. Bota Jaya.<br />

Nos trasladamos a otra casa y tuvimos que llamar a un enfermero saharaui por<br />

que las heridas se infectaron. Vino a casa, limpió las heridas de la infección y<br />

las curó. No pudimos llevarle al hospital porque era muy arriesgado, a los que<br />

acudieron al hospital los maltrataron, les sometieron a interrogatorios e incluso<br />

algunos fueron detenidos. Mahmud Lewaidi.<br />

En muchos casos, personas detenidas, torturadas y después encarceladas no han tenido<br />

ninguna garantía de atención en ninguno de los distintos momentos de contacto con el<br />

sistema de justicia o penitenciario. Las secuelas de las torturas se viven frecuentemente<br />

en la soledad o el apoyo mutuo con otros detenidos, pero en condiciones que aumentan<br />

el impacto.<br />

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