EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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10.05.2013 Views

El oasis de la memoria En los últimos años también han empezado a hacerse frecuentes detenciones de corta duración, incluso de unas horas, de personas que muchas veces ni siquiera son llevadas a centros de detención. El siguiente testimonio es una continuación del anterior. El día 23 de agosto de 2006, N’Dour El Houssine fue detenido por la policía cuando se dirigía con su hermana a ver a Mahmud Lewaidi que había sido detenido de nuevo la noche anterior y dejado posteriormente en Wad Esaguia, un lugar a las afueras de la ciudad. 396 Me vendaron los ojos y me esposaron, empezaron a torturarme e interrogarme, sobre si yo estoy movilizando a un grupo de jóvenes. Tenía dos hombres a mi espalda pegándome por todas las partes con la porra, me preguntaron por la cámara y les dije que no tenía cámara ni nada y me amenazaron con llamar a Hassan y enterrarme vivo. Pararon el coche y les oí ordenar a Alhach excavar una tumba y siguieron torturándome. Al cabo de media hora me dijeron que ya no van a enterrarme, que han recibido una orden de tirarme al mar. Me llevaron en el coche un trayecto de media hora, me bajaron me torturaron y me subieron de nuevo al coche. Hicimos otro recorrido de veinte minutos me bajaron del coche y me mandaron arrodillar, me quitaron la venda de los ojos y me dijeron que no podía mirar atrás, que debía contar hasta cien, se marcharon y me di cuenta de que estaba fuera de la ciudad… Me habían dejado en el Wad Esaguia. N’Dour El Houssine. También numerosas agresiones contra mujeres se han dado en el marco de detenciones cortas, con amenazas y vejaciones, que terminaron con la víctima abandonada en el desierto. En muchas de estas denuncias las preocupaciones de las autoridades no están en la integridad o la salud de las víctimas, sino en tratar de negar y ocultar los hechos o, cuando estos tienen relevancia pública como en el siguiente testimonio, tratar de exculpar a las autoridades. Fui detenida en 2009, en el vehículo policial comencé a recibir golpes. Éste se dirigió a las afueras de la ciudad, allí mismo comenzó el interrogatorio, me hicieron preguntas sobre las actividades que yo hacía, me negué a contestar. Me presentaron Eluali y otro que ya falleció. Después de que se divulgase lo que me sucedió recibí una convocatoria por parte de Eluali. Fui convocada yo, mi padre y mi madre. La conversación fue sobre el caso, me sugirió entrevistarme con la televisión local de El Aaiún, y me pedía que dijera que todo lo que se decía sobre mi era mentira y que nunca fui detenida. Me amenazó con encarcelarme, yo le dije que la cárcel no me asustaba. Cuando llegó mi padre a la casa se encontró con la televisión local y le obligaron a decir ante los micrófonos que su hija nunca fue detenida por las autoridades marroquíes. En las imágenes se ve que mi padre esperaba decir lo que tenía que decir. Aparecieron mis hermanos y se plantaron frente a la comisaría y fui liberada tiempo después. Hayat Erguibi.

Capítulo 13. Tortura en las detenciones arbitrarias Agresiones contra un discapacitado La población con discapacidades psíquicas es especialmente vulnerable en las situaciones de violencia. Por una parte, tienen menos conciencia del peligro y la desestructuración de los sistemas de apoyo propia de dichas situaciones les deja en una posición más vulnerable. Por otra, tienen menos capacidad de protegerse en situaciones de agresión o de defender sus derechos frente a dichas situaciones. El siguiente reporte enviado al relator contra la tortura en septiembre de 2012 da cuenta de este caso. Said Hadad, de veintinueve años que presenta una discapacidad psico-motriz, con una marcha vacilante con predominio de afectación en el hemi-cuerpo derecho y dificultades de expresión oral. Acudió a un centro de educación especial, pero a los cuatro meses de estar en él, fue cerrado, no habiendo sido escolarizado desde entonces. Siempre que ha acudido al hospital le han atendido, aunque no siempre le han dado certificado de asistencia. Aporta también algunas fotografías de las palizas sufridas. Según su madre, por las calles de El Aaiún, es frecuentemente insultado y vejado por las fuerzas de orden público. En la época de Gdeim Izik, venía del campamento con otros chicos que fueron detenidos y golpeados por la policía, y se acercó al hospital para interesarse por ellos. Allí lo retuvieron, lo llevaron a las afueras de El Aaiún y le golpearon, dejándolo abandonado al lado del dique del río Sakia el Hamra. Es un personaje conocido por la policía que le ha agredido en múltiples ocasiones, en la calle, en lugares aislados, e inclusive en comisaría, aunque nunca ha sido detenido. Una vez, incluso le vendaron los ojos en la paliza, y hasta le dieron golpes en los pies (falanga). Es hermano de un conocido activista saharaui (Mahmud Hadad). Presenta hasta 12 denuncias de palizas llevadas a cabo por agentes de la policía, y hasta cuatro certificados de asistencia por las agresiones en las siguientes fechas: 2/11/2005; 8/04/2008; 2/04/2008; 6/05/2008; 24/08/2009; 12/04/2010; 8/07/2010; 25/10/2010; 5/04/2011; 26/12/2011; 19/01/2012 y 29/02/2012. Al examen físico presentaba múltiples cicatrices que están en relación con hechos traumáticos, en cuero cabelludo y en diversas partes del cuerpo. Presenta una discapacidad psicomotriz. Precisamente por sus limitaciones cognitivas, suele participar en las protestas del pueblo saharaui sin ningún tipo de precaución. Fuente: MARTÍNEZ, A., e HIDALGO, Mª A., op., cit. Condiciones de detención como tratos inhumanos o degradantes También las condiciones de detención durante los últimos años han sido una forma de tratos inhumanos o degradantes. Las detenciones masivas de saharauis después de periodos de movilización han estado seguidas de detenciones en la cárcel en espera de juicio o encarcelamientos como consecuencia de las condenas impuestas. Las condiciones de 397

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En los últimos años también han empezado a hacerse frecuentes detenciones de corta<br />

duración, incluso de unas horas, de personas que muchas veces ni siquiera son llevadas<br />

a centros de detención. El siguiente testimonio es una continuación del anterior.<br />

El día 23 de agosto de 2006, N’Dour El Houssine fue detenido por la policía cuando<br />

se dirigía con su hermana a ver a Mahmud Lewaidi que había sido detenido de nuevo<br />

la noche anterior y dejado posteriormente en Wad Esaguia, un lugar a las afueras de<br />

la ciudad.<br />

396<br />

Me vendaron los ojos y me esposaron, empezaron a torturarme e interrogarme,<br />

sobre si yo estoy movilizando a un grupo de jóvenes. Tenía dos hombres a mi<br />

espalda pegándome por todas las partes con la porra, me preguntaron por la<br />

cámara y les dije que no tenía cámara ni nada y me amenazaron con llamar a<br />

Hassan y enterrarme vivo. Pararon el coche y les oí ordenar a Alhach excavar<br />

una tumba y siguieron torturándome. Al cabo de media hora me dijeron que ya<br />

no van a enterrarme, que han recibido una orden de tirarme al mar. Me llevaron<br />

en el coche un trayecto de media hora, me bajaron me torturaron y me subieron<br />

de nuevo al coche. Hicimos otro recorrido de veinte minutos me bajaron del<br />

coche y me mandaron arrodillar, me quitaron la venda de los ojos y me dijeron<br />

que no podía mirar atrás, que debía contar hasta cien, se marcharon y me di<br />

cuenta de que estaba fuera de la ciudad… Me habían dejado en el Wad Esaguia.<br />

N’Dour El Houssine.<br />

También numerosas agresiones contra mujeres se han dado en el marco de detenciones<br />

cortas, con amenazas y vejaciones, que terminaron con la víctima abandonada en el desierto.<br />

En muchas de estas denuncias las preocupaciones de las autoridades no están en la<br />

integridad o la salud de las víctimas, sino en tratar de negar y ocultar los hechos o, cuando<br />

estos tienen relevancia pública como en el siguiente testimonio, tratar de exculpar a las<br />

autoridades.<br />

Fui detenida en 2009, en el vehículo policial comencé a recibir golpes. Éste<br />

se dirigió a las afueras de la ciudad, allí mismo comenzó el interrogatorio, me<br />

hicieron preguntas sobre las actividades que yo hacía, me negué a contestar.<br />

Me presentaron Eluali y otro que ya falleció. Después de que se divulgase lo<br />

que me sucedió recibí una convocatoria por parte de Eluali. Fui convocada<br />

yo, mi padre y mi madre. La conversación fue sobre el caso, me sugirió entrevistarme<br />

con la televisión local de El Aaiún, y me pedía que dijera que todo lo<br />

que se decía sobre mi era mentira y que nunca fui detenida. Me amenazó con<br />

encarcelarme, yo le dije que la cárcel no me asustaba. Cuando llegó mi padre<br />

a la casa se encontró con la televisión local y le obligaron a decir ante los<br />

micrófonos que su hija nunca fue detenida por las autoridades marroquíes. En<br />

las imágenes se ve que mi padre esperaba decir lo que tenía que decir. Aparecieron<br />

mis hermanos y se plantaron frente a la comisaría y fui liberada tiempo<br />

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