EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Condiciones de detención y muerte
Capítulo 10. Prisioneros de guerra
En esta cárcel de Kenitra, bajo la custodia del ejército, los primeros detenidos fueron
aislados en celdas individuales durante nueve meses, sin la posibilidad de salir de la celda
tan siquiera para ver el sol. Dichas condiciones se mantuvieron hasta la muerte accidental
del comandante de la prisión en un accidente. Las condiciones descritas de la detención
en Kenitra fueron similares en los casos de los prisioneros de diferentes épocas: falta de
condiciones higiénicas y de cuidados médicos básicos, frío y ausencia de condiciones de
habitabilidad, aislamiento y falta de luz.
En Kenitra cada uno estaba en una celda, de un metro de ancho, unos tres metros
de altura y no había luz. La vida pésima, tienes un sitio donde hacías tus necesidades
en la misma celda. Una cama con un solo cubo. No había medicación, ni
atención médica. Mohamed Ali Mohamed Mohamed Lamin Hamma.
Había algunos compañeros que padecían de asma y otros, que se les infectaron sus
heridas, que han sufrido muchísimo. Hemos pasado por unas pésimas condiciones,
muy duras y muchísimo más los que han estado antes que nosotros… En estas circunstancias
pedimos a los guardias que mejoraran nuestras condiciones y que si no podían
que se lo transmitieran a alguien responsable. Nos respondían que eran órdenes que
había que cumplir, nadie podía cambiar nada. Respecto a la ropa nos daban una sola
muda para invierno que era un uniforme usado por las fuerzas auxiliares… a veces te
tocaba uno sin roturas y a veces otro destrozado. Mohamed Salem Babi.
También la tortura física siguió dándose en diferentes momentos contra los prisioneros
detenidos en 1980. Según los ex prisioneros entrevistados, los interrogatorios incluían
formas de tortura psicológica y coacciones para denegar su identidad.
Un comandante del Ejército Real y herido en los combates en la operación Farsia, les
ordenó que nos sacaran cada quince días de las celdas durante quince minutos para
ver el sol y luego nos dijo que si pedíamos perdón al rey y reconocíamos que éramos
marroquíes nos dejarían en libertad. Le expresamos que no teníamos que pedir a
nadie, que no éramos marroquíes y seríamos militantes del Frente POLISARIO hasta
la muerte. Empezaron a torturarnos e interrogarnos, uno por uno, nos preguntaban si
teníamos miedo a la muerte, si queríamos ver a nuestras familias, por qué nos comportábamos
de aquella manera etc. Mohamed Ali Mohamed Lamin Hamma.
La tortura psicológica a la que fueron sometidos tenía que ver con la arbitrariedad en el
trato haciendo ver a los prisioneros que estaban en manos de sus captores y que podían tener
cualquier destino; los insultos y la prohibición de reivindicarse o de expresar su identidad
como miembros del Frente POLISARIO; y el aislamiento entre sí y de otros presos.
Regresó el director de la prisión para decirnos mediante Aziz, un capitán que le
acompañaba como portavoz, que estamos en sus manos para ser salvaguardados
y que tal vez nos podía decapitar, quemar, darnos de beber o comer, y que cada
uno podía decir que era marroquí o argelino pero del Frente Polisario ni pen-
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