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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 7. La tortura como práctica sistemática<br />

El hacinamiento también afectó a las mujeres, aunque en menor medida que a los hombres.<br />

En una habitación estábamos diecinueve mujeres y en la habitación de los hombres<br />

había más de sesenta, mi marido me cuenta que estaban uno sobre otro. El<br />

Ghalia Djimi.<br />

Además de los riesgos para la salud provocados por la infestación de parásitos, los piojos<br />

o sarna producen mucha desazón y malestar en el cuerpo, convirtiéndose en otra forma de<br />

tortura. Así lo describieron los presos detenidos en Agdez o Kalaat M’gouna.<br />

A esto había que añadir los problemas de higiene: no estábamos afeitados, y<br />

cuando estás desnutrido y no afeitado tu cuero cabelludo se convierte en una<br />

capa de piojos. Teníamos piojos en la cabeza, en el bigote en todas partes. Era<br />

tal invasión de piojos, que solamente ellos, te torturaban más que los guardianes.<br />

Daoud Elkadhir.<br />

Falta de atención en salud y denegación de asistencia médica<br />

Numerosos detenidos tuvieron problemas graves de salud, muchos de ellos enfermedades<br />

producidas por la falta de alimentación, desnutrición y problemas infecciosos como<br />

neumonía o tuberculosis.<br />

Después caí enfermo. Después de la enfermedad no sufrí tortura porque estaba<br />

con otros con tuberculosis y tenían miedo a acercarse y contagiarse. Estuvimos en<br />

una pequeña celdita. Salimos en 1991 y, en unos cuatro meses, no pude levantarme,<br />

me tienen que llevar mis amigos siempre al baño. Brahim Dahane.<br />

Y dejaron la habitación que ocupábamos para los hombres enfermos de tuberculosis.<br />

En el PCCMI La mayoría de los hombres estaban enfermos de esta enfermedad. Los<br />

nombres de los fallecidos son: Salama Hania que murió en la celda, Abdala Boumehdi<br />

tenía una enfermedad en la sangre, El Asri Mohamed que murió a los diez días de ser<br />

liberado en Agadir en el hospital y Mohamed Ali Karum. El Ghala Djimi.<br />

Las condiciones de hacinamiento y la ausencia de cuidados médicos, junto con la desnutrición,<br />

eran las condiciones más favorables para el contagio de enfermedades graves como la<br />

tuberculosis. Algunos de los detenidos murieron en los propios centros clandestinos, otros<br />

fueron llevados a hospitales para su tratamiento, según la época de detención. Incluso cuando<br />

se trataba de enfermos hospitalizados las condiciones de encubrimiento de su identidad<br />

y de control militar o policial siguieron manteniendo la situación de clandestinidad.<br />

Como ellos no querían llevarse a los enfermos, yo enfermé de tuberculosis y pedí<br />

que me llevaran al hospital pero se negaron. Fingí un desmayo para que me llevaran<br />

a otro lugar dentro del mismo cuartel donde estaba el médico. Éste dijo:<br />

“Este no ha comido nada”. De allí me llevaron al hospital donde estuve veintiún<br />

días. El médico con una jeringa me hizo un drenaje de pulmón, me sacó casi un<br />

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