EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Capítulo 7. La tortura como práctica sistemática
Hasta que nadie quiere salir por la comida y le dicen que no necesitamos comida.
Los que dan las órdenes, les dan la comida que nos dan a nosotros a los perros y
dicen que tienen que comer primero los perros. Fatimetou Dahwar.
En algunos lugares y en ciertos periodos de detención un día a la semana se añadía un
pedazo pequeño de carne o vísceras. Toda esta falta de alimento fue produciendo desnutrición
crónica en las personas detenidas.
La comida misma no era una comida para vivir, nos daban un vaso de agua donde
hay gotas de aceite siempre dos o tres gotas de aceite, una cachito de pan casi
de la mitad de la mano, y zanahorias que a veces ni siquiera era eso, era algo
como hojas de zanahorias... nada de carne. Una vez a la semana, casi todos los
viernes nos daban un pequeño trozo de callos solamente eso. Todo esto nos causó
enfermedades sobre todo desnutrición, enfermedades de dientes y los músculos
empezaron a endurecerse y ya nos podíamos ni movernos. Mohamed Fadel Leili.
Además de enormemente escasa, la comida se encontraba la mayor parte de las veces en
malas condiciones. Las personas detenidas describen cómo junto con unas pocas legumbres
se encontraban también insectos como gorgojos, gusanos o cucarachas.
La vida en la celda es conocida. Es conocido para nosotros... Nos traían cosas
con insectos. Por motivos de hambre y el montón de insectos, cogíamos nuestras
melhfas y la utilizábamos de filtro. Colábamos las lentejas… después tomábamos
el agua donde se cocían. Salka Ayach.
Recuerdo que tenía un plato de metal donde comíamos, y mi compañero cagaba
en él, luego lo lavaba con tierra y agua y cuando traían comida comíamos en él.
En el mismo plato donde cagábamos, comíamos. No teníamos jabón ni nada. Estuve
seis meses sin sandalias, ni pantalón. Tenía un trozo de tela y lo usaba como
falda. Ahmed Salem Abdel Hay Allal.
Hay que tener en cuenta que la desnutrición genera una mayor vulnerabilidad a las enfermedades
transmisibles, disminuyendo la inmunidad y capacidad de resistencia. En esas condiciones
de desnutrición grave, las enfermedades comunes, como una diarrea o una infección
respiratoria, pueden fácilmente conllevar un deterioro en la salud o incluso la muerte.
Muchas personas que estuvieron detenidas en centros clandestinos como Agdez o Kalaat
M’gouna hicieron descripciones de la desnutrición que solo se conocen en hambrunas o
similares a los campos de concentración.
Kalaat M’gouna fue un infierno por la tortura y la malnutrición. Empezaron las
enfermedades: manchas negras en el cuerpo, y luego eran los miembros superiores
e inferiores que empezaban a endurecerse hasta que al final las personas
alcanzaban la parálisis total. Era la anemia total, era terrible, se me quedaron los
pies y las manos agarrotadas, no podíamos levantarnos ni movernos, y cuando
uno lo intentaba se mareaba y perdía el conocimiento. Brahim Ballagh.
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