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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 7. La tortura como práctica sistemática<br />

En algunos casos incluso, la confrontación entre familiares o las demandas de reconocimiento<br />

se hicieron entre muestras evidentes de tortura. El siguiente caso corresponde a<br />

una detención colectiva en Smara, donde varias mujeres fueron llevadas a reconocer a sus<br />

esposos que estaban golpeados y colgados, sometidos a tormentos.<br />

Me hicieron entrar a dicho habitáculo, donde se encontraba colgado mi esposo<br />

y un grupo de hombres. Yo ni siquiera llegué a conocer a mi esposo, pues se<br />

encontraban colgados con los pies arriba y la cabeza hacia abajo, su cara tenía<br />

heridas, estaba desfigurada e hinchada y sus ojos también, además yo era joven<br />

en dicha época y estaba muy nerviosa. Me preguntaron si conocía a algunas de las<br />

personas colgadas, yo les contesté que no porque no, pude reconocer a nadie. Al<br />

decir que no conocía a ninguno, uno de los guardias me pegó fuertemente con una<br />

porra. En ese momento habló mi marido y dijo: “éste es alguien a quien conoces,<br />

soy tu marido”. Safia Moubarak.<br />

En la mayor parte de los casos analizados las víctimas de tortura señalaron que escuchaban<br />

el llanto o los gritos de otros detenidos durante sus capturas, lo cual tenía un efecto<br />

aterrorizante. Esos testimonios muestran tanto el carácter colectivo de las detenciones<br />

como el uso colectivo del dolor y sufrimiento para atacar su identidad. En algunos casos,<br />

la tortura conllevó incluso la culpabilización de la víctima señalándola como responsable<br />

del dolor de sus familiares, y burlándose de ella en condiciones de total indefensión.<br />

En el PCCMI pasamos quince meses, fuimos sometidos a todo tipo de tortura física<br />

y psicológica. Me golpeaban y me dejaban en unas condiciones lamentables,<br />

a veces me decían: “¿Tú crees que existe una mujer que golpea a su hijo?” a lo<br />

que yo contestaba que eso no existía. Ellos me decían: “Ven vamos a enseñarte<br />

una mujer que lo hace”. Me hacían pasar sobre el cuerpo de mi hijo, pero yo no<br />

me daba cuenta porque estaba con los ojos vendados, mi hijo gritaba por el dolor,<br />

pues tenía el cuerpo inflamado por la tortura… Sukeina Yed Ahlu Sid.<br />

En varios de los casos analizados, los detenidos fueron incluso obligados a golpearse<br />

entre sí. Dicha acción estaba orientada a romper la cohesión de grupo y romper algunas<br />

de las fronteras de protección psicológica que definía que la agresión venía del otro lado:<br />

del régimen marroquí. La agresión de un saharaui detenido contra otro suponía un intento<br />

de cuestionar no solo la solidaridad entre detenidos sino su conciencia colectiva, a la vez<br />

que imponía simbólicamente el poder marroquí.<br />

Un día me ordenaron pegarle a uno, siempre que te ordenaban eso te quitaban la<br />

venda. Cuando vi que era un señor conocido solo puse mi mano sobre su mejilla. Me<br />

dijeron: “¿Por qué no le golpeas?”. Contesté: “No puedo”. Me golpeó la policía.<br />

Prefería que me golpeara la policía que golpear a un saharaui. Brahim Sabbar.<br />

Según la voz tenía unos diecisiete años. Le dijeron ¿Tú eres Aron? y dijo: Sí”. A<br />

mí me dijeron tú eres profesor y yo les dije que sí. Dijeron el profesor está para<br />

educar al alumno pero ahora vamos a hacer al revés y le preguntaron a él: ¿Tú<br />

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