EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Generalización del castigo
Capítulo 7. La tortura como práctica sistemática
No hay comida, nos dan un poco de pan con una especie de mantequilla o crema cruda
una vez al día. Nos golpeaban mucho, cada vez que te interrogaban te golpeaban. Indefensión
total
Siempre con las manos atadas. Yo no podía verlos, solo escuchaba su voz, sus
gritos, pero yo no hablaba con ellos. En una ocasión nos sorprendieron a mi
hermana y a mí hablando y nos pegaron hasta que decidieron aislarme en un
rincón bajo una escalera del edificio de la comisaría. Allí estuve durante un mes
durmiendo sobre un cartón.
Fuente: Mamia Salek, detenida en 1975 con 14 años, y liberada en 1991.
Técnicas de despersonalización
Muchas formas de tortura psicológica se basan en la creación de un ambiente hostil para
las personas detenidas, generando un diseño y control de lugares, ritmos, sueño, ruido o
cualquier otro elemento que pueda ser utilizado de forma intencional para aumentar el
sufrimiento de la persona.
En los centros clandestinos los detenidos eran obligados a mantenerse en silencio y estaba
prohibida cualquier forma de comunicación. El aislamiento social y emocional era parte
de las condiciones para encerrar a las víctimas en sí mismas y aumentar el miedo.
Siempre que venía una persona nueva, preguntaban sus datos y los motivos, les
advertían que el único derecho que tenía era la muerte lenta. La única cosa que
te podemos hacer es enterrarte como musulmán, nos enseñaban una manta blanca
que es con lo que nos sepultan. Nos decían que teníamos que estar callados,
sin hablar y con la cabeza baja. Yo el primer día pregunté por mi padre, y el jefe
me dijo: “Es la primera y la última vez que preguntas por tu padre, si vuelves a
preguntar puedes perder tu vida”, le pregunté también por mi abuelo de madre,
ambos los detuvieron en 1976 y estaban en Kalaat M’gouna. Naama Eluali.
Incluso los detenidos de diferentes épocas fueron mantenidos separados en centros como
Kalaat M’gouna para evitar la transmisión de información entre ellos.
De vez en cuando venía un responsable del ejército marroquí y yo le decía que tenía
que llevarme con las mujeres, que estaba desesperada sola, y me dijo “¿Cómo sabes
tú que aquí hay mujeres?”, le dije que yo he oído voces de mujeres y me ha explicado
que eran las voces de la ciudad que estaba cerca. Les pedí que me metiesen con
las mujeres, me dijeron que no era posible. Después cambió el responsables militar,
le dije que quería meterme con las mujeres que sola voy a perder el conocimiento.
Y me dijo que no puede ser porque ellas están ahí desde 1976 y no puedo estar con
ellas, porque las puedo informar y levantar la moral. Najat Khnaibila.
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