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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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El oasis de la memoria<br />

ñalaron que después de salir de esas prisiones clandestinas se encontraron con una cárcel<br />

más grande. Que su tierra se había convertido en un lugar en el que los saharauis estaban<br />

controlados, había fuerte presencia militar y policial, vigilancia en sus casas, prohibición<br />

de relacionarse con otros ex presos o personas señaladas por el régimen. Un clima de<br />

miedo y control en el que no podían vivir en libertad.<br />

256<br />

Después de cuatro días de mi liberación me enviaron una convocatoria de la policía<br />

y he ido, y me dijo El Arbi Hariz: “oye, Aminetu tú no quieres estar tranquila,<br />

déjanos tranquilos por favor porque tenemos informaciones de que estás haciendo<br />

reuniones en las noches con jóvenes diciéndoles que hay que continuar la lucha<br />

y, la otra cosa, es que si tú vas a salir de El Aaiún, hay que informarnos”. Yo contesté<br />

que no iba a informar a nadie. Él ha dicho que no iba a salir de El Aaiún, y<br />

cuando he salido, dos primos hermanos y mi hermano en el coche nos han dejado<br />

esperando dos horas en el control hacia el norte, de El Aaiún. Esperando instrucciones,<br />

ha venido el jefe Bensami con otro y me ha dicho: “Aminatou, nosotros<br />

te hemos informado que hay que informar a la policía”. Yo contesté que no iba a<br />

informar a nadie que me podían llevar a las mazmorras. Después recibió instrucción<br />

de dejarme, pero todos los dos meses que pasé en Agadir fue bajo control,<br />

hasta en Rabat, hasta el punto que el médico, una mujer, sabía que había estado<br />

encarcelada. Aminatou Haidar.<br />

Una muestra de hasta dónde puede llevar ese sentimiento de falta de libertad permanente<br />

se muestra en el caso siguiente de las hermanas Salek. Si bien ellas sobrevivieron al encarcelamiento<br />

incomunicado prolongado y a las torturas, su padre y su madre murieron<br />

en medio de enormes sufrimientos durante el periodo de detención en Agdez y Kalaat<br />

M’gouna. Ambas mujeres, sin ayuda ni comunicación con su familia, buscaron la manera<br />

de salir del Sáhara Occidental. Dada la imposibilidad de hacerlo por otra vía, el 25 de<br />

octubre de 1999 se embarcaron en una patera que tardó 36 horas en llegar a las costas de<br />

Canarias, donde fueron primero detenidas y luego hicieron una petición de asilo político<br />

que finalmente fue aceptada.<br />

Mamia y Fatma Salek obtuvieron el estatuto de refugiadas políticas el 21 de diciembre de<br />

2000, y actualmente cuentan con la nacionalidad española. Son una metáfora de la espiral<br />

de esta historia. Mujeres que fueron desaparecidas en 1976 cuando eran apenas unas<br />

niñas, volvían a ser refugiadas huidas de su propia tierra, como los miles de saharauis de<br />

los campamentos de Tinduf en Argelia lo son desde 1976.<br />

Nuestra historia no puede ser resumida en unas cuantas horas, se trata de casi<br />

dieciséis años de sometimiento a una situación infernal. He presenciado la muerte<br />

de mis padres y el final de una vida para comenzar otra llena de sufrimiento y<br />

dolor perpetuo. Después y durante esta terrible etapa que habíamos vivido, mi<br />

moral se encontraba totalmente deshecha. Nuestro secuestro y detención fueron<br />

efectuados arbitrariamente, sin ser culpables de nada, por el simple hecho de ser<br />

una familia saharaui que se oponía a la invasión. Mamia Salek.

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