EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

El oasis de la memoria
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cían que estábamos en la Cárcel Negra, pero cuando nuestras familias venían a
preguntar lo negaban. Baschir Azman Hussein.
Si bien antes de 1991 las desapariciones temporales que se convirtieron después en detenciones
arbitrarias al comparecer la víctima ante el juez militar o dar a conocer su situación,
fueron muy pocas, 191 el mismo modus operandi del ocultamiento de las detenciones
y la negación de información siguió siendo práctica frecuente de los servicios seguridad
marroquíes.
Hemos pasado dieciséis días sin ningún tipo de contacto con nuestras familias. No
sabían dónde estábamos hasta que hicimos una huelga de hambre, es cuando llamaron
a nuestras familias y empezaron a visitarnos. Después de cumplir dos meses
en la cárcel, empezó el juicio el día 29 de julio de 1993. Nos enseñaron los informes
donde ponía que fuimos detenidos el 4 de junio, mientras nosotros fuimos detenidos
el 14 de mayo, nos acusaron de amenazar la seguridad del Estado, además de todo
lo que teníamos de banderas y material, lo que sí era verdad. Bazeid Salek.
En estos casos, que se dieron a partir de 1993, la implicación de diferentes cuerpos de seguridad
seguía siendo parte del modus operandi de las detenciones y se mantenía, incluso
al interior de las fuerzas de seguridad o custodia, un funcionamiento clandestino.
Todos los ex desaparecidos que fueron entrevistados señalaron que el trato recibido por
parte de sus captores apenas fue distinto durante los primeros años de detención clandestina.
Sin embargo, los detenidos desaparecidos describen en el último tiempo antes de su
liberación una cierta mejora de sus condiciones, o al menos un cambio de las condiciones
extremas. Pasaron de la muerte como único horizonte a contar con una mejora en las condiciones
de privación en la que se encontraban. A pesar de ello, las amenazas y el maltrato
continuaron siendo prácticas frecuentes hasta la liberación en 1991.
Cambiaron un poco las cosas: podíamos tener agua caliente, dos huevos a la
semana y una ración que nos garantizaba no morir de hambre; todo esto desde
1989 hasta 1991. Pero eso no conllevaba que la tortura hubiera cesado, ni mucho
menos. En el mismo año 1991, pocos días antes de nuestra liberación, vi a Mujaznis,
que así llaman a los militares miembros de las fuerzas auxiliares, torturando
y pegando palizas a ancianos de cerca de noventa años: ¡Era como pegar a un
muerto! Por no hablar de lo que hacían a los jóvenes: por una sola palabra de
uno, castigaban con duras torturas a toda la celda. La tortura fue sistemática y
omnipresente hasta el último día. Daoud Elkadhir.
Todavía algunas desapariciones temporales se dieron entre finales de 1992 y mediados
de 1993, tras las primeras manifestaciones por las elecciones marroquíes y en el primer
aniversario de la MINURSO en territorio saharaui, cuando cerca de cien personas fueron
191 Véase capítulos 8 y 9.