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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 6. Desapariciones forzadas en el Sáhara Occidental<br />

En el siguiente testimonio los familiares que habían sido detenidos en dos momentos<br />

diferentes, ni siquiera podían reconocerse debido al estado de deterioro físico como consecuencia<br />

del maltrato.<br />

Viene el del fusil. Cuando ella se cayó al suelo, entraron los hombres. Viene mi padre.<br />

Está sin afeitar, el bigote le llega a la barba y la barba casi al pecho, casi no<br />

se le reconocía, el pelo casi le llega a los hombros. Entramos y no lo reconocí, él<br />

no sabe que nosotros estamos allí. Allí ve que no solo es él, sino que nosotros estamos<br />

antes que él, al vernos allí dice: “ahora sí, estoy encarcelado”. Mamia Salek.<br />

En la mayor parte de las ocasiones, dado que las personas desaparecidas aún vivas, fueron<br />

concentradas en el centro clandestino de Kalaat M’gouna en sucesivas oleadas, los<br />

familiares fueron teniendo conocimiento de la llegada de otros miembros de la familia<br />

ya fuera por informaciones de sus captores o de otros presos. En el siguiente testimonio,<br />

el contacto de una madre con su hijo formó parte a la vez de una concesión, después de<br />

tanta demanda, y de una burla.<br />

A su llegada a Kalaat M’gouna, los guardias dijeron a las mujeres “ha venido un<br />

nuevo grupo de presos, entre ellos hay un joven saharaui que se llama tal y tal” y<br />

así supimos que se trata de mi hermano. Mi madre luchaba todo el tiempo pidiendo<br />

al jefe de la cárcel que quiere ver a su hijo “Tengo un hijo que está detenido,<br />

y si está en vuestras manos, quiero visitarle”, con el tiempo, vino un capitán que<br />

es el responsable del centro, que generalmente realiza una visita cada año, año y<br />

medio, y a veces cada seis meses, y dijo a mi madre “Bueno, te voy a hacer un regalo…<br />

Te voy a dejar ver a tu hijo loco”. Lo decía para crearle pánico. Me madre<br />

nos decía: “Sabía que era una forma de torturarme, y tengo que ser más fuerte y<br />

superarlo”. Cuando entró a ver a mi hermano, le abrazaba, le daba besos, pero él<br />

no reaccionó, se quedó mirando solamente, mi madre le decía: “Soy tu madre, me<br />

llamo tal y tal… Tu eres mi hijo y te llamas tal y tal, te acuerdas cuando eras pequeño<br />

hacías tal cosa y tal cosa…”. Y después de media hora, respondió: “Ahora<br />

sí que estoy seguro que eres mi madre” y empezó a abrazarla fue justo cuando el<br />

guardia dijo que ya está, se acabó la visita. Sí que estaba loco, y ha tardado media<br />

hora en reconocer a su madre. Antes cuando mi madre le decía que era su madre<br />

y todo eso, él respondía todo el rato “Puede ser, puede ser, puede ser” contestaba<br />

a todo con puede ser. Mohamed Fadel Leili.<br />

Relación entre desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias<br />

Incluso en los pocos casos en los que los detenidos desaparecidos fueron después liberados y<br />

sometidos a juicio ante un tribunal militar, las autoridades negaron su detención durante años.<br />

Cuando fueron a preguntar de la familia, les dijeron que era un sinvergüenza y<br />

que había muerto en el interrogatorio. Después cuando nos trajeron a la Cárcel<br />

Negra la familia se dio cuenta de nosotros porque teníamos contacto con unos<br />

delincuentes que me conocían y entonces cuando les visitaba un familiar les de-<br />

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