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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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El oasis de la memoria<br />

complicidad de un miembro de los cuerpos de custodia. Incluso en estos pocos casos los<br />

familiares no creyeron la información recibida debido al clima de terror y desconfianza<br />

extrema que se daba en esos momentos.<br />

232<br />

Había un policía que dijo a mi familia que yo estaba aún vivo, pero ellos creían que<br />

mentía porque era marroquí y era policía. Hasta que salí de la cárcel, mi madre tuvo<br />

la creencia que yo estaba muerto. Había unos que decían que me habían visto en el<br />

hospital, pero no estaban seguros de que era yo. Dah Mustafa Ali Bachir.<br />

Sin embargo, en la mayoría de los casos, tras largos años de ausencia de información y de<br />

negación de que las personas estuvieran en manos del Estado, los familiares vieron cómo,<br />

de repente, todos los procesos que habían hecho para tratar de enfrentar la pérdida y el<br />

propio duelo por la persona desaparecida, se confrontaban con su aparición con vida, en<br />

condiciones deplorables. No tuvieron ningún tipo de preparación previa, ni de información<br />

que les permitiese afrontar esa situación, lo que supuso en muchos casos un enorme<br />

shock psicológico.<br />

Mi familia no sabía nada, ellos tenían información de que yo había muerto en la<br />

prisión. Después de mi liberación vine a casa, mi madre me vio y tuvo un shock,<br />

ella creyó que nunca iba a ver a su hijo. Dahha Dahmouni.<br />

Las víctimas de desaparición forzada fueron sustraídas a la protección de la ley y puestas<br />

en un limbo legal; una ausencia de existencia real que podía ser negada sin ningún control<br />

mientras, al mismo tiempo, eran tratadas con absoluto desprecio. Se ocultaron no solo las<br />

detenciones sino las atrocidades y las torturas cometidas. Para las propias personas desaparecidas<br />

que permanecieran aún con vida, esta situación significaba la vivencia de una<br />

permanente amenaza de muerte lenta.<br />

Pasamos un largo periodo en el PCCMI de El Aaiún. Este centro de detención lo<br />

destruyeron luego para ocultar las atrocidades que allí cometían. Nunca fuimos<br />

llevados a juicio, ni hemos sido sentenciados o se nos ha dictaminado alguna<br />

acusación. Nunca recibíamos visitas… simplemente estábamos desaparecidos.<br />

Entonces comprendimos que estábamos ahí para morir lentamente por el mero<br />

hecho de pedir el derecho de nuestro pueblo a la autodeterminación. Fatma<br />

Ayach.<br />

En todas las entrevistas realizadas, los familiares desconocían la situación de los desaparecidos<br />

y, debido a la gravedad de la situación y a la negación oficial, los daban por muertos.<br />

Mi detención en el centro secreto del PCCMI duró ocho meses; todos con los ojos<br />

vendados. Luego nos liberaron a los menores, tras trasladarnos con los ojos vendados<br />

hacia la comisaría de policía, avisaron a nuestras familias y nos entregaron<br />

a ellos. Durante todas estas desapariciones, mi familia ignoraba totalmente mi<br />

paradero. Hasta mí vuelta de Dajla, cuando fueron a mi casa para pedir mantas<br />

y les informaron de que había vuelto. Cuando mi familia preguntó de qué hijo

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