EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

El oasis de la memoria
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Conmigo estaban Mohamed Uld Laulad Uld Sidi Radi, Mohamed Salem, Embarek
Uld Ahmed Lebuehy, Uld Edaf Uld Yahya y Mohamed Salama Muftah. Primero,
nos llevaron a un lugar donde mataban a la gente, solamente metían en esa fosa
a los que eran militares. Nos llevaron a un pueblo en una celda donde estuvimos
más de un mes. Después de varios días trajeron el hijo de El Batal que se llama
Lahbib Uld El Batal Uld Hadda y las mujeres Fatma El Galya Ment Haddu, Enguia
Ment Embarek Lehmad, Maayifa Ment Ehseina. Estas tres mujeres las trajeron
cada una sola y las metieron con nosotros. Mustafa Ahmed Baba.
Según la descripción proporcionada por uno de los sobrevivientes que estuvo capturado y
torturado en la fosa de Lemsayed, en realidad eran dos fosas. De acuerdo a su testimonio dichas
fosas parecían haber sido realizadas con un tractor o maquinaria similar y una tenía a su
alrededor alambre de espino. La fosa contaba con iluminación nocturna mediante unos focos.
Llegué al anochecer. Estaba una al sur de la otra. La que estaba al norte no tenía
nada y la del sur tenía alambre de espino y lámparas, la otra no. El Batal Lahbib.
A estas fosas fueron conducidos algunos detenidos, entre ellos varios combatientes o
miembros del Frente POLISARIO. Sin embargo, otras personas detenidas no pertenecían
al mismo.
La primera pregunta que me hicieron fue: “¿Por qué te traen aquí?”, y les dije
lo que a mí me habían dicho, que me había invitado mi padre que estaba en Tan
Tan, pero me han puesto en ese Land Rover y me han traído aquí. Me dijeron que
les tenía que contar mi relación con el Frente POLISARIO. Yo les respondí que ni
siquiera conozco el POLISARIO, que mi padre era un capitán militar y que estuve
siempre con él en las compañías militares y nunca me he dedicado a la política.
Me insistían que tenía un Land Rover y me preguntaban qué estaba haciendo yo
con el POLISARIO. El Batal Lahbib.
Según la descripción del único sobreviviente de las fosas, la que él estuvo tenía alrededor
de tres metros de profundidad. Estaba hecha mediante excavadora, y después habían
echado piedras. Según la víctima, toda la gente que llevaban allí era para morir.
Las dos fosas tenían un uso distinto. En la primera se producían los interrogatorios y
las torturas.
Me estaban torturando todo el día. Cuando no contaba nada, el subteniente ordenaba
que me tirasen allí, a la fosa, me arrastraban. Sacó una pistola y me dijo
“Chahhad”, como en el Islam se dice de una forma religiosa a alguien que va a
morir, es como hacer un tipo de oración para morir. Me dispararon dos veces y me
pasó una bala por cada lado de la cabeza. Mi cabeza estaba en medio de los disparos.
Después vino un coronel, a quien conocía, que se llama El Amarti y decía:
“Si no ha contado nada llevadlo donde aquellos que vamos a matar”, y mataron
a uno delante de mis ojos. El Batal Lahbib.