EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Capítulo 3. Bombardeos contra la población civil
tener nada que comer. Que nos devuelvan a nuestra tierra. Lo que nos ha pasado
no se hace ni siquiera al enemigo. Estábamos tan organizadas que pensamos que
podríamos lograr nuestra independencia. Estábamos dispuestas a dar nuestra
vida. Hacíamos guardias, cuidábamos a los ancianos a los niños, a nuestros hijos,
de los enfermos y heridos. Esto nos ayudó a resistir. Faudi Mohamed.
El nivel de terror se mostraba en la inhibición, aislamiento extremo, la percepción de
inseguridad permanente, la re-experimentación del temor frente al sobrevuelo de aviones
incluso cuando se trataba de aviones comerciales a gran altura, y una alteración total de la
vida cotidiana, que ya de por sí estaba en condiciones extremas en el campamento.
Por la mañana temprano, a primera hora, todo el mundo cogía su escondite y
no comían nada. Las mujeres para callar a sus niños que lloraban por hambre y
sed, les daban un poco de azúcar. Pero no estaban dispuestas bajo ningún pretexto
a salir de su escondite por temor al bombardeo aéreo. El terror, el miedo y el
pánico eran generalizados. Así estuvieron semanas en las que sólo salían con la
oscuridad, al ponerse el sol. Intentaban arreglar lo más rápido que podían alguna
cosa para comer y beber. Dormían, y a primera hora de la mañana otra vez al escondite.
Aquello parecía un cementerio porque durante el día no veías ni un alma
humana. Sid-Ahmed Baba Chej.
La gente tenía mucho miedo, nadie se atrevía a entrar ni salir, algunos muy valientes
salían del campamento para traer alimentación. No se podía encender fuego
durante la noche para no ser vistos. Los heridos eran muchos. Estuvimos en unas
chabolas durante mucho tiempo hasta que nos llevaron en camiones de noche
hacía los campamentos. Mola Mohamed Banjha.
Durante esas semanas, la dinámica de la población consistió en no salir de sus refugios
durante el día, y recoger provisiones si llegaba algún tipo de alimento o agua. Limitar el
intercambio y la comunicación con otros. Esperar las indicaciones para la evacuación en
camiones que tenía que hacerse por grupos, y tratar de sobrellevar la situación. El campamento
quedó totalmente destruido y desierto.
A mí me ha afectado mucho, murió mi querida hermana y su hija, yo caí herida
y mi hija y mi sobrina también. Murió toda la gente que me rodeaba, yo perdí la
esperanza de poder vivir después de aquel suceso. Hemos llorado y sufrido mucho
y lo que importaba era contar los días que íbamos a vivir. Mi madre estaba
a punto de volverse loca, de perder la conciencia a causa de lo vivido. Monina
Mohamed Abdalahe.
Realmente hasta la muerte de mi hija no reparé. Realmente lo que más me dolió
es lo que se ha hecho común a todos los saharauis y es que realmente es una injusticia,
es una imagen colectiva de todos, me ha dolido toda la vida y me duele.
Lambarka Mahmud.
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