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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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El oasis de la memoria<br />

Las consecuencias psicológicas, en el clima emocional y en el comportamiento colectivo,<br />

fueron muy duras para la población en las siguientes semanas. Al miedo generalizado por<br />

la posibilidad de ser nuevamente bombardeados, o al peligro de la huida en el traslado<br />

progresivo hacia Argelia, los desplazados se enfrentaban sentimientos de rabia e impotencia.<br />

Especialmente, en el caso de los pocos hombres que estaban allí, pero también en<br />

el caso de numerosas mujeres jóvenes, la respuesta defensiva y la forma de canalización<br />

del dolor y la impotencia era pensar en las posibilidades de organizarse en la respuesta<br />

militar del Frente POLISARIO.<br />

140<br />

El ver tantos cadáveres mutilados, carbonizados, deja secuelas. Como sentimiento,<br />

una sensación extraña; una mezcla de rabia e impotencia. Rabia por lo que<br />

ves: cómo te están masacrando irremisiblemente; e impotencia porque no sabes<br />

qué hacer para parar eso. La rabia y la impotencia supongo que me marcaron por<br />

mucho tiempo. En ese momento, llegó mi amigo y decidimos dejar la sanidad e<br />

irnos al ejército, a las unidades de Ejército Popular de Liberación Saharaui. Los<br />

responsables de la Región Militar de ese momento y de la organización política no<br />

quisieron. Más bien nos engañaron. Nos dijeron: “No podéis dejar a la población<br />

así, desprotegida”. Me obsesionaba mucho el poder llegar al frente de batalla<br />

para sacar mi rabia. Esa rabia acumulada durante el bombardeo con Napalm<br />

y fósforo blanco. Al final lo conseguí y me enviaron a las unidades del ejército y<br />

estuve unos seis años en esas unidades. Esto para mi supuso como una válvula de<br />

escape y me alivió en cierta manera. Aquello me marcó tanto, que muchos años<br />

después aquellas imágenes todavía están en mente y acuden de nuevo cada vez<br />

que veo una noticia de guerra o una acción bélica. Sid-Ahmed Baba Chej.<br />

Durante esas semanas y meses, el trauma del bombardeo afectó a los supervivientes, que<br />

semanas después se acurrucaban, se escondían debajo de un árbol o se subían a lugares<br />

poco accesibles hasta que llegaba la noche.<br />

Teníamos algo como una tumba, era como un agujero grande bajo los árboles que<br />

habían hecho, ponían mantas y encima tierra y durante el día encendían el fuego<br />

y salía solo una persona para cocinar, hacía todas las comidas porque por la<br />

noche no podíamos encender fuego para no atraer la atención. Podíamos dormir<br />

durante el día, nos poníamos mantas encima y encima de ellas tierra, durante esos<br />

días no había muchos medicamentos y mi herida no estaba bien, bebíamos muy<br />

poco. Pasamos en el cobijo trece días después del bombardeo. Monina Mohamed<br />

Abdalahe.<br />

Para una parte importante de la población civil, esa fue la primera experiencia de la<br />

guerra, y comenzaba con una destrucción masiva y un ataque al propio pueblo como tal,<br />

dadas las dimensiones de la población acogida en el campamento y el significado del<br />

bombardeo a población indefensa.<br />

Es un milagro que sigamos vivos en realidad, fueron unas condiciones terribles.<br />

Mujeres que han dado a luz en esas condiciones, mujeres que abortaron por no

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