EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

Consecuencias del bombardeo en la población:
acabar con el sueño del retorno
Capítulo 3. Bombardeos contra la población civil
El bombardeo de la población civil acabó con la posibilidad y con su sueño de volver a
sus lugares de origen. Las bombas dieron la dimensión del horror al que estaba dispuesto
el régimen de Hassan II contra la población saharaui y constituyerron un mensaje ejemplarizante
sobre las consecuencias de la ocupación. Ninguna de las víctimas y sobrevivientes
entrevistados había pensado en la posibilidad de un bombardeo a la población. No
entraba dentro de su lógica, ni incluso en la lógica de la guerra.
Cuando bombardearon murió mucha gente y creo que fue cuando la gente tomó
conciencia de lo que les podían hacer. Entonces fue cuando aceptaron desplazarse
a territorio argelino para estar a salvo. Veías a los viejitos que se lamentaban y
decían: “Pero yo qué he hecho para perderlo todo, mi casa...”, viendo cómo no
tenían nada. Ana Gaspar.
Para los sobrevivientes, lo que hasta entonces era un lugar de acogida y apoyo entre los
propios desplazados, –aún en medio de condiciones de precariedad extrema, cansancio
y miedo por su éxodo–, se convirtió en un lugar arrasado. Las condiciones de hambre,
heridas y enfermedades conllevaron la muerte de más personas que habían sobrevivido
al bombardeo.
Pasamos dos veces bajo los árboles, no había nada que comer llegamos a comer
serpientes. Había mucha hambre. De vez en cuando había bombardeos pero esta
vez ya no nos tocaron. En Um Dreiga no quedó nada todo fue quemado. No había
nadie que nos ayudara. Mucha gente de edad murió, los bebés de las mujeres que
dieron a luz en esa época no lograron sobrevivir. Faudi Mohamed.
El traslado de la población empezó tras los bombardeos. Los primeros traslados se dieron
al día siguiente, fueron los heridos graves quienes fueron trasladados en los pocos
camiones existentes, camino del éxodo saliendo de Um Dreiga a Amgala, posteriormente
a Mheriz, Tifariti y Birlehlu hasta llegar a Rabuni. Las dos o tres semanas posteriores en
que la población permaneció en las montañas cercanas al campamento sobrevivió a base
del poco alimento que fue distribuido y los mecanismos de apoyo mutuo en medio de
extremas conductas de autoprotección.
Yo hice un agujero en el suelo, metí a mis hijos y los tapé con mi melhfa. Después cubrí
la melhfa con arena y hierbas hasta que todo hubo terminado. Después nos quedamos
en las montañas, sólo volvíamos a los campamentos a la noche, a coger lo que había
quedado: mantas, víveres... Además, en el campamento estábamos sobre todo mujeres.
Nosotras estábamos solas. Los pocos hombres que había se centraron en ayudar
en lo que podían: trasladar heridos, cuidar de los ancianos… Así estuvimos un mes,
solo moviéndonos de noche, y sin encender fuego de día ni de noche. Hasta que pudimos
reunir las fuerzas y marchar hacia Tinduf. F. A. M. Mujer (Dajla).
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