EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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El oasis de la memoria 132 coger un poco de agua de unos bidones que teníamos cerca, estaba todo lleno de fuego aún, fui a mi jaima para buscar ropa para los niños y estaba en llamas, había caído una bomba y no quedaba nada, se quemaron mis papeles de España. Mneiniunat Sidi Abidid. 3) Numerosos problemas respiratorios fueron señalados por los sobrevivientes y el personal de salud, incluso por aquellos profesionales que acogieron a los refugiados ya en la zona de Rabuni y que desconocían el estado de los heridos cuando llegaron. Estos dos testimonios corresponden a dos enfermeras que se encontraban en el lugar de los hechos (Um Dreiga) y en el lugar de acogida (Rabuni). Bueno, el fósforo blanco intoxica: te picaba mucho los ojos, te hacía vomitar, te hacía daño a las mucosas, se quedaba todo muy seco. Sí, sí, con los ojos muy rojos, se te secaban todas las mucosas, había gente a la que le había traspasado la piel y la piel le picaba mucho. Fueron unos síntomas muy raros y muy desagradables. Fue tremendamente desagradable. Además del hecho de que perdiese sangre y se me fuera la cabeza por eso, supongo que debía ser también por la intoxicación del fósforo, o lo que fuese que tuviese aquello, que continuó hasta cinco días. Montse Escorbe (Hurria). Todos tenían heridas de metralla de las bombas. La que vi peor fue la niñita que tenía el brazo amputado. Los demás, todos tenían problemas de ojos, los ojos muy rojos por el Napalm y el fósforo. Todo el mundo con congestiones nasales y de ojos. Esto era lo más significativo. El resto de las heridas venían curadas y bien vendadas. Nosotros allí no teníamos material. No las destapamos porque no podíamos hacer otra cosa pero estaban en buenas condiciones dentro de lo que cabe, porque llevaban tres o cuatro días de viaje. Ana Gaspar. Luego, la gran incógnita de los que sobrevivimos era con qué nos habían bombardeado. A qué nos enfrentábamos, porque la sensación era rara, anómala. Era la primera vez que sentíamos algo así. Recuerdo un picor y escozor en los ojos, en la garganta, no podías tragar saliva. Hubo mareos, congestiones, lagrimeo en los ojos... Al cabo de una semana, todo lo que comías, bebías, tragabas seguía sabiendo a fósforo. Un hedor nauseabundo, fuerte, desagradable que te quitaba el apetito y te daba muchísima sed. Todo el rato tenías sed. Continuamente. Teníamos la impresión de que el agua estaba impregnada de ese olor, pero no podías evitar estar bebiendo y bebiendo por necesidad. Era un impulso más fuerte, nos mojábamos la cabeza, las manos y se nos quedó impregnado ese olor tan desagradable. Luego dijeron que los efectos eran esos: en todo el radio las tiendas de campaña incendiadas, arrasadas. Nos dijeron que era Napalm y fósforo blanco. Sid-Ahmed Baba Chej. 4) Por otra parte, los esfuerzos por apagar algunos de los incendios no solo resultaron infructuosos sino que reavivaron el fuego.

Capítulo 3. Bombardeos contra la población civil Desde luego creo que fue Napalm porque si te acercabas a tratar de apagar el fuego con cualquier cosa se reavivaba más, era imposible apagar eso, y estaba todo incendiado. El baúl aquel estaba calcinado. Los cuerpos totalmente quemados. Muchos heridos con quemaduras también. Brahim Barbero. Estas razones señaladas son evidencias que permiten señalar que las municiones lanzadas desde los aviones contra los civiles están prohibidas por los instrumentos internacionales que limitan los medios y métodos de combate 105 . La prohibición del uso de armas y ciertas municiones contra la población civil se fundamenta en que no sólo no es útil desde un punto de vista militar sino en que, como se ha venido insistiendo, la población civil no puede ser atacada sino por el contrario debe ser respetada y protegida. Algunas de las características de estas heridas profundas con aspecto de quemadura pueden verse en las escasas fotografías de la época que fueron difundidas por la Media Luna Saharaui. Fuente: RASD-TV. Según la información aportada por ella misma, Zuenana Bouh Ahmed fue operada de la mutilación de su brazo en varias ocasiones en Argelia primero y en España después. Los dolores residuales y las lesiones en el hueso que tuvo Zuenana muestran los impactos de ese tipo de heridas. Me operaron en el hospital aquí. Dicen que tenía el hueso con manchas negras. Hasta entonces tenía molestias en el brazo, y eso fue ya veinte años después. Cuando me operaron de nuevo me dijeron que tenía como una mancha y me hicieron una limpieza, de esa zona y desde entonces no me han vuelto a molestar. En Argelia me habían operado dos veces antes y me cortaron más, me quedó un muñón muy pequeño, como casi desde el hombro nada más. Zuenana Bouh Ahmed. 105 Véase anexo 3. 133

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coger un poco de agua de unos bidones que teníamos cerca, estaba todo lleno<br />

de fuego aún, fui a mi jaima para buscar ropa para los niños y estaba en llamas,<br />

había caído una bomba y no quedaba nada, se quemaron mis papeles de España.<br />

Mneiniunat Sidi Abidid.<br />

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ya en la zona de Rabuni y que desconocían el estado de los heridos cuando<br />

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en el lugar de los hechos (Um Dreiga) y en el lugar de acogida (Rabuni).<br />

Bueno, el fósforo blanco intoxica: te picaba mucho los ojos, te hacía vomitar,<br />

te hacía daño a las mucosas, se quedaba todo muy seco. Sí, sí, con los ojos muy<br />

rojos, se te secaban todas las mucosas, había gente a la que le había traspasado<br />

la piel y la piel le picaba mucho. Fueron unos síntomas muy raros y muy desagradables.<br />

Fue tremendamente desagradable. Además del hecho de que perdiese<br />

sangre y se me fuera la cabeza por eso, supongo que debía ser también por la<br />

intoxicación del fósforo, o lo que fuese que tuviese aquello, que continuó hasta<br />

cinco días. Montse Escorbe (Hurria).<br />

Todos tenían heridas de metralla de las bombas. La que vi peor fue la niñita que<br />

tenía el brazo amputado. Los demás, todos tenían problemas de ojos, los ojos<br />

muy rojos por el Napalm y el fósforo. Todo el mundo con congestiones nasales<br />

y de ojos. Esto era lo más significativo. El resto de las heridas venían curadas y<br />

bien vendadas. Nosotros allí no teníamos material. No las destapamos porque no<br />

podíamos hacer otra cosa pero estaban en buenas condiciones dentro de lo que<br />

cabe, porque llevaban tres o cuatro días de viaje. Ana Gaspar.<br />

Luego, la gran incógnita de los que sobrevivimos era con qué nos habían bombardeado.<br />

A qué nos enfrentábamos, porque la sensación era rara, anómala. Era<br />

la primera vez que sentíamos algo así. Recuerdo un picor y escozor en los ojos,<br />

en la garganta, no podías tragar saliva. Hubo mareos, congestiones, lagrimeo en<br />

los ojos... Al cabo de una semana, todo lo que comías, bebías, tragabas seguía<br />

sabiendo a fósforo. Un hedor nauseabundo, fuerte, desagradable que te quitaba<br />

el apetito y te daba muchísima sed. Todo el rato tenías sed. Continuamente. Teníamos<br />

la impresión de que el agua estaba impregnada de ese olor, pero no podías<br />

evitar estar bebiendo y bebiendo por necesidad. Era un impulso más fuerte, nos<br />

mojábamos la cabeza, las manos y se nos quedó impregnado ese olor tan desagradable.<br />

Luego dijeron que los efectos eran esos: en todo el radio las tiendas de<br />

campaña incendiadas, arrasadas. Nos dijeron que era Napalm y fósforo blanco.<br />

Sid-Ahmed Baba Chej.<br />

4) Por otra parte, los esfuerzos por apagar algunos de los incendios no solo resultaron<br />

infructuosos sino que reavivaron el fuego.

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