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EL OASIS DE LA MEMORIA - Publicaciones

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Capítulo 3. Bombardeos contra la población civil<br />

o enferma y brindarle los cuidados médicos que requieran. Además de ser asistidos, deben<br />

ser protegidos contra los efectos de las operaciones militares 102 .<br />

En medio del horror, el personal de salud se dedicó a la atención más directa como poner<br />

torniquetes, suturar heridas o simplemente poner compresas y vendajes en extremidades<br />

afectadas por heridas o mutilaciones.<br />

A pesar de todo, cuando ya esa situación estaba más o menos controlada, alguien<br />

dijo que había mucha gente herida entre la gente que había salido del campamento,<br />

que habían salido a refugiarse donde se pudo, árboles, piedras…donde<br />

se pudo. Y entonces Dah me dijo: “coge una mochila”, me puso unas vendas y<br />

unas cosas… y me dijo: “vete por allí buscando a ver si es verdad que hay gente<br />

herida, porque si es verdad, esos no van a venir aquí y la gente se nos va a morir<br />

por allí”. Yo cuando vi todo aquello allí… creo que me bloqueé. Un montón de<br />

gente sangrando, llorando… Ahí hicimos lo que buenamente pudimos con lo poco<br />

que tenía Dah, suturar heridas que sangraban y hacer un vendaje así duro, porque<br />

claro allí no podías empezar a mirar ni nada. Gurutze Irizar (Fatimetu).<br />

Mohamed Embarek (Dah), el encargado de la salud del campamento junto con el resto<br />

del personal de salud empezó a salir después del bombardeo a recoger los heridos, y a<br />

tratarlos en el hospital de base que estaba bien resguardado y que no fue afectado por el<br />

bombardeo porque se encontraba arriba en la montaña. La atención a otros heridos que<br />

habían podido huir a las montañas cercanas se hizo en medio de condiciones de precariedad<br />

extrema y peligro.<br />

Uno de los casos emblemáticos de ese bombardeo, y cuya imagen fue difundida por algunos<br />

medios de la prensa internacional en las semanas posteriores a los hechos, fue la de<br />

Zuenana, una niña que habría sido herida y su brazo seccionado por las bombas. Según<br />

describe el médico que la atendió, el tipo de heridas producido por la metralla también<br />

tenía signos de quemadura, con arterias sin sangrado, lo cual parece mostrar un taponamiento<br />

por hemostasia producido por las mismas bombas empleadas.<br />

Yo seguí andando a ver si encontraba heridos u otra gente. Allí estaba Gurutze.<br />

Le dije: “Coge a los niños y llévatelos”. El fuego estaba por todos lados, las tiendas<br />

quemadas. Allí me encontré a una niña con el cúbito y el radio seccionados<br />

al descubierto, y las arterias allí arrancadas, pero había hecho hemostasia y no<br />

sangraba, creo que eso se debió a la quemadura del Napalm. En otras circunstancias,<br />

con otro tipo de herida por metralla hubiera muerto desangrada. Le pusimos<br />

un torniquete. Ahora que lo miro hacia atrás, un torniquete no era suficiente. En<br />

102 El artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 señala que los heridos y los enfermos serán<br />

recogidos y asistidos y el artículo 10.1 del Protocolo I de 1977 agrega que estos serán respetados y protegidos.<br />

Los mismos principios se encuentran protegidos por los artículos 7 a 12 del Protocolo II de 1997.<br />

Las normas 109 a 111 del DIH consuetudinario hacen referencia a la protección y asistencia de los heridos,<br />

enfermos y náufragos. HENKAERTS, J.M. y DOSWALD-BECK, L. (2007), op. cit., pp. 451 a 460.<br />

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