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Richard Leakey - Nuestros Origenes - Fieras, alimañas y sabandijas

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se abren camino hasta el lago, flanqueados por bosquecillos de acacias y algunas<br />

higueras. Cerca del lago, estos estrechos refugios se convierten, aquí y allá, en juncias<br />

y pantanos. Entre estos torrentes ribeteados de verde se abren zonas de pradera<br />

semiárida, testigo y recuerdo de la naturaleza implacable de esta tierra, y recuerdo<br />

también de que sin los flujos de agua procedentes del majestuoso Orno, todo sería<br />

tórrido, árido y yermo, una cuenca de muerte y no de vida.<br />

En este extraordinario oasis abundan desde elegantes monos colobo, que se alimentan<br />

de higos, hasta tres especies diferentes de hipopótamo, que retozan en el lago; desde<br />

el jabalí gigante que hurga entre los matojos hasta una curiosa criatura parecida a la<br />

jirafa, de cuello corto y enormes cuernos. En la orilla, miles de pájaros se alimentan de<br />

las generosas aguas del lago: algunos pescan, otros se infiltran en las aguas ricas en<br />

elementos nutritivos, o se posan en el hocico, sumamente largo, de los cocodrilos,<br />

agarrando cuanto pueden. En las tierras aluviales, manadas de cebras y de gacelas<br />

pacen en las escasas zonas verdes, y caballos enanos triangulados agotan su<br />

existencia evolutiva.<br />

Y los depredadores están al acecho, a la espera de asestar el golpe: dos especies de<br />

leopardo, chacales, hienas y felinos dientes de sable, otra especie al borde de la<br />

extinción.<br />

Desde lejos, todo este paisaje se asemeja mucho a la comunidad actual: el lago y sus<br />

afluentes alimentan una vasta gama de vida vegetal; una gran variedad de animales<br />

merodean libremente en medio de un desierto reseco y árido; y los depredadores<br />

siempre al acecho. Es una interacción entre formas de vida del momento, algo que<br />

reconocemos como muy familiar. Aunque no del todo. El felino dientes de sable y la<br />

extraña jirafa ya no existen; se han extinguido, al igual que el caballo triangulado.<br />

Incluso las especies que nos parecen más características, como la gacela, el ñu, el<br />

cerdo, incluso la cebra, todos los animales del paisaje africano actual, son hoy<br />

diferentes en varios aspectos, a veces con diferencias muy sutiles. Diferencias en el<br />

tamaño corporal, en la forma de los cuernos, en la configuración de la cabeza —todas<br />

ellas variaciones evolutivas sobre aspectos que persisten.<br />

Pero también hay algo completamente nuevo, al menos desde la óptica del ojo<br />

humano que contempla un paisaje africano. Bandas de grandes primates merodean en<br />

busca de alimento en las zonas boscosas y en la pradera, con sus ruidos<br />

característicos, pero se desplazan sobre dos pies, lo que ya no es tan característico.<br />

Grandes primates bípedos, como nosotros. Un grupo frecuenta un bancal arenoso<br />

cerca del curso de un río, como si el lugar hiciera las veces de campamento base.<br />

Estos primates son altos, musculosos y fuertes, y pueden correr ligera y<br />

continuadamente. Algunos de ellos traen alimentos en forma de frutos y vegetales al<br />

campamento del río, otros cargan reses o aves muertas, los restos de un pequeño<br />

antílope; y unos terceros transportan piedras, recuperadas de un crestón lejano. Al<br />

sonido producido por su constante comunicación se suma ahora el ruido del golpeo de<br />

unas piedras con otras, para producir lascas. Un individuo utiliza las lascas para<br />

arrancar la corteza de una rama; otro como cuchilla para separar la carne del hueso.<br />

Tanta actividad, tan familiar, pero al mismo tiempo tan extrañamente diferente.<br />

A pocos kilómetros, entre la franja boscosa de otro río, otro grupo de primates bípedos<br />

hurga ruidosamente en busca de comida, unos en los árboles, otros cerca, cavando en<br />

busca de tubérculos y raíces. Pero aquí no existe un campamento base visible, no hay<br />

idas y venidas con presas capturadas o montones de piedras. Sí, hay mucha<br />

vocalización, la típica comunicación primate, pero de alguna forma es más limitada que<br />

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