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sostuvo que la focalización <strong>en</strong> la nueva pobreza desviaba la<br />
at<strong>en</strong>ción de los pobres tradicionales, cuya situación relativa<br />
era peor. Se argum<strong>en</strong>tó además que el adjetivo “nueva”<br />
sugería erróneam<strong>en</strong>te que la pobreza era un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de<br />
reci<strong>en</strong>te data (Kelly, 1984). Algunos ci<strong>en</strong>tistas sociales<br />
preferían otras nociones emerg<strong>en</strong>tes, como “exclusión<br />
social” y “desafiliación” <strong>en</strong> el caso francés, mi<strong>en</strong>tras que<br />
<strong>en</strong> Gran Bretaña Gaffikin y Morrisey (1992) <strong>en</strong>contraban<br />
que “nueva desigualdad” era una expresión más adecuada<br />
para caracterizar el aum<strong>en</strong>to de las difer<strong>en</strong>cias de ingreso<br />
<strong>en</strong>tre distintos estratos de la sociedad.<br />
De hecho, <strong>en</strong> los últimos años declinó el interés<br />
europeo <strong>en</strong> la noción de nueva pobreza y el concepto<br />
que logró instalarse con mayor relevancia intelectual<br />
y sobre todo política fue el de exclusión social. En el<br />
nuevo mil<strong>en</strong>io la movilidad desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te dejó de ser una<br />
novedad; actualm<strong>en</strong>te muchas investigaciones dan por<br />
s<strong>en</strong>tado que las nuevas g<strong>en</strong>eraciones vivirán peor que<br />
las preced<strong>en</strong>tes. Así, por ejemplo, McDowell (2002)<br />
reflexiona <strong>en</strong> el Reino Unido sobre la definición de<br />
la masculinidad ante las improbabilidades de que los<br />
hombres puedan cumplir con el rol de proveedores para<br />
el que han sido socializados, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> los Países<br />
Bajos autores como De Regt y We<strong>en</strong>ik (2000) ahondan <strong>en</strong><br />
las estrategias educativas de los padres holandeses para<br />
evitar la movilidad desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te de sus hijos. También<br />
<strong>en</strong> Europa occid<strong>en</strong>tal una parte minoritaria de los estudios<br />
ha relacionado la noción de nueva pobreza con<br />
las corri<strong>en</strong>tes migratorias emerg<strong>en</strong>tes. Si se la vincula<br />
a las más reci<strong>en</strong>tes migraciones desde África, Asia y<br />
América Latina, esa noción adquiere nuevo significado a<br />
partir de conflictos territoriales, económicos, religiosos<br />
y étnicos asociados a las t<strong>en</strong>siones que g<strong>en</strong>era la incorporación<br />
de las “nuevas poblaciones” <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de las<br />
sociedades europeas (Molina, 2001; Søholt, 2001; Bolt<br />
y van Kemp<strong>en</strong>, 2003). Se destaca así la acumulación de<br />
desv<strong>en</strong>tajas que <strong>en</strong>caran estos nuevos migrantes, a cuyas<br />
precarias condiciones de vida y de trabajo se suman con<br />
frecu<strong>en</strong>cia la discriminación, la soledad, el aislami<strong>en</strong>to<br />
y el desarraigo.<br />
En Europa del este, la abrupta caída de los regím<strong>en</strong>es<br />
socialistas g<strong>en</strong>eró un fuerte interés por la<br />
nueva pobreza a comi<strong>en</strong>zos de los años 1990, tras la<br />
rep<strong>en</strong>tina pauperización producida por los cambios<br />
político-económicos. Una causa fundam<strong>en</strong>tal de ella fue<br />
el aum<strong>en</strong>to de la desocupación por el despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to<br />
de mano de obra exced<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todos los sectores de la<br />
economía. Asimismo, pronto los salarios se revelaron<br />
insufici<strong>en</strong>tes para afrontar los costos de una economía de<br />
mercado. La mercantilización de bi<strong>en</strong>es y servicios que<br />
antes se ofrecían a precios muy bajos o gratuitam<strong>en</strong>te<br />
REVISTA DE LA cEpAL 95 • AGOSTO 2008<br />
por el Estado, tuvo un demoledor impacto <strong>en</strong> los apretados<br />
presupuestos familiares. El empobrecimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong><br />
los primeros años pareció ser dramático, incluso <strong>en</strong> los<br />
países que establecieron con relativa rapidez el seguro<br />
de desempleo, como Hungría, la República Checa y<br />
Polonia (Tortosa, 1992). Más reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, una segunda<br />
g<strong>en</strong>eración de estudios se llevó a cabo <strong>en</strong> contextos ya<br />
estabilizados. Algunos comparan las distintas formas de<br />
transición hacia el mercado de los ex países socialistas<br />
y los impactos a mediano plazo de cada una de ellas <strong>en</strong><br />
la desigualdad y <strong>en</strong> la movilidad desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te (Titma<br />
y Murakas, 2004). otros muestran una preocupación<br />
creci<strong>en</strong>te por el empobrecimi<strong>en</strong>to de minorías étnicas,<br />
<strong>en</strong> particular la de gitanos o rom <strong>en</strong> Bulgaria, Hungría<br />
y Rumania (Ladanyi y Szel<strong>en</strong>yi, 2002); se habla de una<br />
“nueva infraclase étnica” (Mitev, 2001) que sufre discriminación<br />
y cuyo bajo capital humano y estilo de vida<br />
migrante dificultan la inserción. Son también de interés<br />
los estudios sobre el derrotero de las ex elites políticas,<br />
vinculado a la movilidad desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te, que no llega a la<br />
pobreza. Kryshtanovkaia (2005) rastrea los procesos de<br />
desincorporación de elites <strong>en</strong> Rusia, señalando la variedad<br />
de formas —algunas exitosas, otras no— de reconversión<br />
del antiguo capital político <strong>en</strong> capital económico. Asia no<br />
es aj<strong>en</strong>a al interés por las clases medias: proyectos sobre<br />
las clases medias de Asia ori<strong>en</strong>tal y sudori<strong>en</strong>tal (East<br />
Asia Middle Class Project y Southeast Asia Middle Class<br />
Project) analizan su dev<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> distintos países, aunque<br />
el signo de la movilidad es asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te más que desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te<br />
(So, 2004). Un caso interesante es la emerg<strong>en</strong>cia<br />
de una categoría de “nuevo pobre” <strong>en</strong> Uzbekistán, cuya<br />
expresión política es una nueva izquierda populista que<br />
articula elem<strong>en</strong>tos del pasado soviético con principios<br />
islamistas (Ilkhamov, 2001).<br />
En los Estados Unidos dicha categoría se ha utilizado<br />
para examinar tres problemáticas que preocupan<br />
a la sociología de ese país. Un primer grupo de trabajos<br />
que estudia la “clase media declinante” se inscribe <strong>en</strong><br />
el interés clásico por la movilidad social, aunque <strong>en</strong><br />
dirección opuesta, ya que la mayoría de los estudios<br />
sobre este tema se c<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la movilidad asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te. En<br />
efecto, desde mediados de los años 1980 la reestructuración<br />
organizacional vinculada a la “nueva economía”<br />
redujo puestos intermedios, causando el desplazami<strong>en</strong>to<br />
de cuadros intermedios y un empobrecimi<strong>en</strong>to no visto<br />
desde la crisis de los años 1920. 5 En ese marco se asistió<br />
5 Véase, por ejemplo, Blackburn y Bloom (1985), McMahon y<br />
Tschetter (1986), Newman (1989 y 1993), Ros<strong>en</strong>thal (1985) y<br />
Strobel (1993).<br />
LA nuEVA POBREzA uRBAnA: DInáMICA GLOBAL, REGIOnAL y ARGEnTInA<br />
En LAS úLTImAS DOS DécADAS • GAbRIEL KESSLER, mARíA mERcEDES DI VIRGILIO